Sergio Vicente es investigador del Instituto Pirenaico de Ecología.

Sergio Vicente es investigador del Instituto Pirenaico de Ecología. Marcos Cebrián CSIC

Meteorología

Sergio Vicente, el sabio de las sequías: "Los registros de precipitaciones no muestran que en España llueva menos"

"No sé lo que está pasando para que la gente se deje lavar el cerebro" / "En España contamos con los planes de sequía más desarrollados del mundo" / "Estamos en un momento de involución democrática por una cuestión de ignorancia histórica" .

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Hace un año, varios puntos de Andalucía y Cataluña se enfrentaron al periodo más seco de su historia. Las precipitaciones que se dieron en Semana Santa y mayo, respectivamente, dejaron un gran alivio ante el temor que se vaticinaba. Pero este 'suspiro' en forma de agua no debería llevar a equívoco: "Las sequías son un hecho consustancial al clima mediterráneo y se observa un incremento de su severidad", advierte Sergio Vicente (Zaragoza, 1973), investigador del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) y coordinador del Laboratorio de Clima y Servicios Climáticos del CSIC.

Aunque está considerado como uno de los científicos más influyentes del mundo en cambio climático, cree que hay "mucha simplificación" al respecto y "se mete todo en un mismo paquete" cuando hay fenómenos en los que —al menos, todavía— no se han observado los efectos del forzamiento antropogénico. Con estas palabras habrá quien piense que se pone de perfil con el negacionismo climático. Pero basta con comprobar cómo los califica para disipar cualquier tipo de duda: "Son gente muy peligrosa".

Vicente atiende a EL ESPAÑOL tras haber sido reconocido con el Premio Rei Jaume I 2024 en la categoría de Protección del Medio Ambiente. Pese a ser "uno de los más prestigiosos que existen en la ciencia española", puede que no sea el mayor premio que haya recibido. Y es que tal vez sea de los pocos investigadores españoles que consideran que han tenido "mucha suerte" al tener "el mejor trabajo del mundo" y mantener a sus amistades de toda la vida en su ciudad natal.

Sergio Vicente junto al rey Felipe VI en la entrega de los Premios Rei Jaume I.

Sergio Vicente junto al rey Felipe VI en la entrega de los Premios Rei Jaume I. CSIC

Además de ser uno de los mayores expertos en sequía, un fenómenos meteorológico que define como "el más difícil de estudiar", Vicente también mantiene —pese a lo extraño que pueda resultar en un principio— que "en España no llueve menos", ya que "los registros de precipitaciones no lo muestran". Lo que sí demuestra este investigador es que, aunque está "del lado de la ciencia", no hay afirmación que se pueda hacer sin evidencia.

¿Qué es lo que más le llamó la atención cuando se inició en el estudio de la sequía?

Estamos hablando del fenómeno hidrometeorológico más complejo que existe. Los procesos que intervienen son complejísimos y puede que sea el fenómeno meteorológico extremo más difícil de estudiar. Ya solamente por eso es bastante atractivo, pero es que además tiene una gran importancia en nuestra región.

¿Debemos acostumbrarnos a que cada vez más suframos periodos de sequías prolongados, como el que se vivió recientemente en algunos puntos de España?

Las sequías son un hecho consustancial al clima mediterráneo. No podemos decir que no han sucedido nunca, como demuestran la información histórica que se obtiene a partir de los anillos de los árboles y otro tipo de fuentes que estudian el clima a más largo plazo. Pero que sean un hecho consustancial no implica que el cambio climático también esté afectando a este fenómeno. En el caso de las precipitaciones, aún no se aprecian cambios relevantes que sugieran déficits de precipitación más prolongados.

Lo que sí se aprecia claramente es un incremento de las temperaturas. Esto hace que, en verano, la demanda de agua por parte de la atmósfera se haya incrementado de manera muy notable. Y eso da lugar a que si se produce un déficit de precipitación, la disponibilidad de agua sea menor. Bajo condiciones de cambio climático, por supuesto que se observa un incremento de la severidad de las sequías.

¿Podemos asociar, a día de hoy, estas sequías al cambio climático?

Sí, por supuesto que sí. Pero no asociado tanto a déficit de precipitación como al incremento de la demanda atmosférica, lo que nos demanda el agua de acuerdo a su estado, su temperatura y sus condiciones de humedad relativa y de radiación. De acuerdo a estas condiciones, sí que observamos que esas sequías cada vez son más severas.

¿Y eventos como la DANA de Valencia o la tormenta Filomena también se pueden relacionar con el cambio climático?

Parcialmente. Podríamos discutir sobre eso. Este tipo de fenómenos se dan a una elevada frecuencia temporal; es decir, una DANA como la que afectó a Valencia en octubre se produce por un desbordamiento de una masa de aire frío que llega a nuestras latitudes y que provoca una situación de mayor inestabilidad que da lugar a precipitaciones muy extremas. La ocurrencia de DANAs en nuestra región no es algo infrecuente. Existen numerosos precedentes a partir de registros instrumentales a lo largo de los últimos 150 años. 

El tema está en que, además de la atmósfera, tenemos un mar Mediterráneo más cálido, que aporta una mayor cantidad de evaporación. De tal manera que se pueden producir precipitaciones más intensas, simplemente por una cuestión termodinámica. Y es difícil separar los efectos dinámicos a los termodinámicos. Con el actual escenario de cambio climático, es muy coherente que esos efectos termodinámicos se vean reforzados, como así se está apreciando en múltiples elementos del clima.

¿Por qué asegura que en España no llueve menos?

Los registros de precipitaciones no lo muestran. Si nos vamos a precipitaciones en un periodo de tiempo largo, tenemos registros, por ejemplo, desde mediados del siglo XIX. Y no observamos un descenso de las precipitaciones. Así lo dicen los datos.

Otra cosa es que si nos vamos a periodos de tiempo determinados, sí que podemos encontrarnos con un descenso. Por ejemplo, los años 60 fueron húmedos, mientras que los 90 fueron más secos. Pero esto es artificial debido a la variabilidad natural de las precipitaciones de nuestra región.

Es decir, que no se puede asegurar que ahora esté lloviendo menos porque haya un periodo de déficit de precipitaciones.

Claro, para hacer una valoración de forma adecuada, tenemos que irnos a unos registros lo más largos posibles que limiten y amortigüen ese efecto de la variabilidad natural que es característica del clima mediterráneo. Por ejemplo, en Cataluña se produjo en los últimos tres años un periodo de sequía.

Pero eso no significa que no estemos inmersos en un escenario de cambio climático. Me veo a los negacionistas diciendo "el último Premio Rei Jaume I dice que no existe una tendencia en las precipitaciones". Hay que diferenciar lo que es la variabilidad natural con los efectos antropogénicos. En algunos casos, los efectos de este forzamiento antropogénico son muy evidentes; por ejemplo, en el incremento de las temperaturas.

Pero hay otros, como las precipitaciones, que está determinado por la variabilidad de la circulación atmosférica, y todavía no se observan los efectos del forzamiento antropogénico. Es cierto que los modelos indican que si vamos hacia un mayor forzamiento en un futuro, es probable que se produzcan cambios en la dinámica atmosférica y nos encontremos con un escenario casi catastrófico en la región mediterránea.

Sergio Vicente es el autor principal del capítulo del informe del IPCC dedicado a los eventos climáticos extremos.

Sergio Vicente es el autor principal del capítulo del informe del IPCC dedicado a los eventos climáticos extremos. CSIC

Habrá negacionistas que puedan pensar "este científico también niega el cambio climático".

En absoluto, en absoluto. Lo que pasa es que hay mucha simplificación sobre el cambio climático. 

¿En qué sentido se simplifica el cambio climático?

Se mete todo en un mismo paquete cuando hay aspectos que están relacionados con la variabilidad natural y otros, con el forzamiento antropogénico. Cuando hablamos de cambio climático, la gente considera que todo es una misma cosa, que todos los elementos del clima están condicionados de igual manera. Y no es así, existen diferencias en cuanto al efecto del forzamiento antropogénico.

El incremento de las olas de calor, por ejemplo, es quizás el signo más evidente de ese forzamiento antropogénico. En cambio, hay otros aspectos, como podrían ser determinados temas relacionados con la ocurrencia de tormentas extratropicales, que es muy difícil apreciar el efecto del cambio climático.

Obviamente, esto no implica que no estemos inmersos en un escenario de cambio climático, como aseguran los negacionistas que dicen que no hay cambio climático por ningún sitio (se ríe). Pero es que, por otro lado, te vienen los que te dicen que todo está relacionado con el cambio climático.

En este caso, habrá quien pueda tacharle de "equidistante".

No, no, para nada. Yo estoy en la ciencia, en lo que vemos por las observaciones y en lo que dice buena parte de nuestro sentido común. No es una cuestión de equidistancia. Yo no lo soy. No estoy en medio de los negacionistas porque son gente muy peligrosa; y en el contexto político global actual, todavía más, con todos los movimientos populistas de extrema derecha en España, en otros países de Europa o en Estados Unidos, que están ahora en el poder. 

Las políticas que están llevando a cabo van en contra de las medidas de mitigación que tenemos que tomar para que los procesos de cambio climático no se descontrolen. Equidistante, cero. En contra del negacionismo, completamente. Pero hay que valorar lo que son las evidencias científicas y no se puede poner cada evento extremo que ocurre que se pueda asociar todo exclusivamente con ese forzamiento antropogénico.

¿Qué opinión le merece, como científico, que recientemente se haya colado en televisión el discurso terraplanista?

Creo que, en primer lugar, en este país hace falta un poco más de educación. Y en segundo, hace falta que la gente piense un poco y que no se deje manipular. Porque todo esto tiene un sentido: si tú tienes gente más ignorante, la vas a poder manipular más y le vas a poder inculcar mensajes de todo tipo.

En la ciencia, hay mucha gente trabajando de forma honrada y muy coherente. Esta sociedad ha avanzado gracias a la ciencia. La gente que puede pensar de esta manera tan estúpida debería plantearse cómo vivimos actualmente en nuestra sociedad y compararlo con cómo viviríamos varios siglos antes si no hubiéramos tenido un desarrollo de la ciencia y de la tecnología como el que se ha producido.

¿Cree que nos estamos olvidando de estos avances que se han conseguido gracias a la ciencia?

Sí, y también de los avances democráticos. Parece que estamos en un momento de involución democrática, fundamentalmente por una cuestión de ignorancia histórica por parte de la sociedad. La gente no conoce lo que fue la historia del siglo XIX y del siglo XX para volver a abrazar determinadas opciones políticas que no nos han conducido más que al desastre en los dos últimos siglos. Todo nacionalismo, todo populismo, todo rechazo al de fuera, todo buscar las responsabilidades en los otros, pues ya sabemos a lo que ha conducido.

Y desde un punto de vista científico, lo mismo: involución e incluso expulsión de las mentes más brillantes, como sucedió con la Guerra Civil, donde un 50% de los científicos tuvieron que dejar este país con las consecuencias tan dramáticas que tuvo para el desarrollo de España en los años posteriores. Yo no sé lo que está pasando realmente para que la gente se deje lavar el cerebro de estas maneras. Probablemente sea una cuestión de ignorancia, educación o que hay algunos que están haciendo muy bien su trabajo.

¿La gestión de una sequía podría variar en función del partido político que gobierne?

Es un aspecto bastante interesante. En España, por lo general, no se han hecho las cosas mal. Se han desarrollado medidas de adaptación y mitigación bastante importantes, como puedan ser los seguros agrarios o los planes de sequía de cuenca que van asociados a sistemas de monitorización. Estas medidas han hecho que en nuestro país cuando se produce una sequía se gestione mejor la disponibilidad de recursos hídricos.

Pero creo que es necesario mejorar la capacidad de los gestores políticos para enfrentarse a este tipo de eventos. Hace falta formación, que los que estén gestionando la protección civil sean profesionales, conozcan lo que implican los riesgos meteorológicos y no que estén ahí porque son amigos del que toca en ese momento. Habría que mejorar la educación de la población en este sentido. En Japón, por ejemplo, las personas que viven en zonas con riesgo de terremotos reciben formación desde la escuela.  

¿La población española estaría formada para hacer frente a un periodo prolongado de sequía extrema?

En España, la sequía no es un fenómeno que actualmente genera crisis de subsistencia. Ya nadie muere en nuestro país por una condición de sequía, aunque históricamente ha sido la principal causante de las hambrunas. Se estima que la última muerte asociada a la sequía se produjo en 1946.

Al tratar en EL ESPAÑOL la sequía que sufrió Cataluña y parte de Andalucía hace ya un año, los expertos recordaban la sequía vivida en Sevilla en 1995, que casi provoca la evacuación de la ciudad. ¿Sería exagerado decir que en un futuro se podría vivir una situación parecida a esta, con cortes de agua?

Aquella sequía de Sevilla es el ejemplo perfecto de lo eficientes que han sido los planes de sequía. Ahora mismo sería muy raro que se repitiera porque antes de cortar abastecimientos urbanos, se corta el agua para regadío. Sería muy complicado que pasara porque las confederaciones hidrográficas tienen herramientas que son muy útiles y contamos con los planes de sequía más desarrollados a nivel mundial.

Imagen del pantano de Sau, con un 30 % de su capacidad, durante la sequía que sufrió Cataluña.

Imagen del pantano de Sau, con un 30 % de su capacidad, durante la sequía que sufrió Cataluña. Europa Press

¿Cuál es el factor más estresante en la disponibilidad de recursos hídricos?

La agricultura de regadío, que consume alrededor del 85% de toda el agua. Hemos pasado de tener un millón y medio de hectáreas de regadío en los años 50 a los cuatro millones de la actualidad. Y a pesar de que podemos almacenar 55.000 hectómetros cúbicos en nuestro país, cuando hay una situación de sequía no es suficiente porque la agricultura de regadío está muy sobredimensionada.

¿Cómo se explica que se pueda suplir esta demanda hídrica siendo uno de los países de Europa con más embalses?

Pues porque hay mucha demanda por parte de esa agricultura regadío.

¿Es tarde para evitar este problema con la agricultura de regadío?

Es muy tarde, por supuesto. ¿Qué partido político plantearía en estos momentos una reducción de la superficies regadas? Eso tendría un coste político terrible. La situación vivida en Doñana con regadíos ilegales es un claro ejemplo de lo complicado que sería desmantelar  el sistema de regadíos de España en algunas regiones.

En las zonas de cabecera de montaña, el agua se ha reducido porque ha habido un incremento de la vegetación natural propiciada por la despoblación de estas zonas. ¿Habría que reducir estos bosques o es imposible porque causaría otro coste político terrible?

El efecto es muy inferior al de la agricultura de regadío pero habría que gestionarlo mejor, que los bosques no se dejaran a la regeneración natural sin ningún tipo de control. Pero claro, es muy caro porque mantener una ganadería extensiva requiere mucha mano de obra. Además, es un trabajo muy sacrificado. No habría ningún español que se dedicara a esto, por mucho que puedan decir. Y probablemente si trajéramos pastores de fuera, como hacen otros países, habría quienes se nos echarían al cuello por "estar trayendo inmigrantes".

Usted participa en la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación. Esta convención no establece ningún fondo financiero especial. ¿Es posible luchar contra la desertificación sin tener un fondo financiero especial?

En la última COP hubo resistencias de algunos países para poner dinero en este tipo de iniciativas. Cualquier decisión que se tome en el marco de Naciones Unidas no es vinculante, por lo que queda a la buena voluntad de los países para poner a cabo este tipo de políticas con las que reducir el riesgo de desertificación. En los últimos 100 años, las sequías han matado a más de 10 millones de personas en todo el mundo. Es un reto que tenemos hoy en día pero con el actual contexto político no pinta nada bien.