El salmón es fuente de vitamina B12.

El salmón es fuente de vitamina B12. Congerdesign Pixabay.

Nutrición

La vitamina que protege tu cerebro, evita la demencia y apenas tomamos en España: el aviso de los médicos

Se trata de un nutriente esencial que actúa como el "ingeniero" detrás del correcto funcionamiento del sistema nervioso y la formación de glóbulos rojos.

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Imagina que tu cerebro es una compleja red de autopistas neuronales donde la información viaja a gran velocidad. Para que estas vías funcionen sin atascos ni desperfectos, tu cuerpo necesita un mantenimiento adecuado, y ahí es donde entra en juego la vitamina B12, un nutriente esencial que actúa como el "ingeniero" detrás del correcto funcionamiento del sistema nervioso y la formación de glóbulos rojos. Sin ella, la maquinaria se ralentiza, aparecen fallos en la comunicación neuronal y, con el tiempo, el deterioro puede ser irreversible.

Esta molécula indispensable no solo es crucial para la síntesis del ADN, sino que también es la responsable de mantener intacta la mielina, una capa protectora que recubre los nervios y permite la transmisión eficiente de los impulsos eléctricos en el cerebro y el resto del cuerpo. Su papel en la salud neurológica y hematológica es tan fundamental que su deficiencia puede desencadenar problemas serios, desde una sensación persistente de cansancio hasta dificultades cognitivas y motrices.

Los síntomas iniciales de una carencia de vitamina B12 pueden ser sutiles, casi imperceptibles: un leve agotamiento, cierta debilidad muscular o incluso una palidez que podría confundirse con el estrés diario. Sin embargo, cuando la deficiencia avanza, las señales se hacen más evidentes y preocupantes. Hormigueo en manos y pies, problemas de equilibrio, alteraciones en la memoria y episodios de confusión son indicativos de un déficit más severo. Incluso en casos extremos, la falta prolongada de B12 puede llevar a demencia y daños neurológicos irreparables.

Las razones detrás de esta deficiencia son diversas. En algunos casos, el problema radica en la anemia perniciosa, una enfermedad autoinmune que impide la absorción de la B12 al atacar las células que producen el factor intrínseco, clave para que esta vitamina llegue a la sangre. También existen otros factores de riesgo como la gastritis atrófica, las cirugías gástricas, enfermedades intestinales como la de Crohn e incluso el uso prolongado de ciertos medicamentos, como los inhibidores de la bomba de protones o la metformina. Por otro lado, las personas que siguen una dieta estrictamente vegana o vegetariana deben prestar especial atención a su ingesta de B12, ya que este nutriente se encuentra mayoritariamente en productos de origen animal.

Alimentos que contienen B12

Hablando de alimentación, la vitamina B12 se encuentra en abundancia en alimentos como el hígado de res, los mariscos (almejas y mejillones), los pescados grasos como el salmón y el atún, la carne de res y de ave, los huevos y los productos lácteos como el queso y el yogur. Para quienes no consumen estos alimentos, las opciones incluyen cereales fortificados y suplementos de B12, esenciales para evitar déficits.

El vínculo entre la deficiencia de vitamina B12 y el deterioro cognitivo ha sido estudiado en múltiples investigaciones. Un trabajo reciente publicado en ‘Annals of Neurology’ encontró que adultos mayores con niveles bajos de esta vitamina mostraban una disminución en la velocidad de procesamiento cerebral y mayor cantidad de lesiones en la materia blanca, lo que podría estar directamente relacionado con el riesgo de desarrollar demencia. Otro estudio realizado en el Centro Médico Naval de Lima reveló que el 41,2% de los adultos con bajos niveles de B12 presentaban deterioro cognitivo, una cifra que subraya la importancia de mantener niveles adecuados de este nutriente en la tercera edad.

Dado que sus síntomas pueden confundirse con otros problemas de salud, es recomendable realizarse análisis de sangre periódicos para medir los niveles de B12, sobre todo en personas con factores de riesgo. Además, hay biomarcadores clave que pueden proporcionar una evaluación más precisa, como el ácido metilmalónico y la homocisteína, cuya elevación suele indicar un déficit funcional de B12.

Lo cierto es que el tratamiento para esta deficiencia varía según la causa y la gravedad. En algunos casos, basta con aumentar el consumo de alimentos ricos en B12, pero cuando la absorción está comprometida, pueden ser necesarias inyecciones intramusculares o suplementos orales de alta dosis. Lo más importante es abordar la raíz del problema para evitar que la carencia se prolongue y cause daños irreversibles.