Marta Guasch-Ferré.  Novo Nordisk Foundation Center for Basic Metabolic Research - University of Copenhagen

Marta Guasch-Ferré. Novo Nordisk Foundation Center for Basic Metabolic Research - University of Copenhagen

Nutrición

Marta Guasch-Ferré, experta de Harvard en longevidad y dieta: "La prioridad es cambiar pan blanco por integral en España"

"¿Es preferible vivir hasta los 125 pasando 20 años en la cama, o vivir menos pero mejor?"/ "El principal problema con el alcohol se da cuando lo consumen jóvenes y adolescentes"/ "Tienes mayor riesgo cardiovascular si tomas refrescos, incluso si son 'cero'".

Más información: Doctor Longo, el sabio de la longevidad: "No conozco a ningún centenario que no haya bebido alcohol"

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Si el estudio PREDIMED ha impulsado el prestigio académico de la dieta mediterránea por todo el mundo, Marta Guasch-Ferré es una de sus principales abanderadas. Tras doctorarse en Nutrición y Metabolismo por las Universidades Rovira i Virgili y la de Barcelona, realizó una estancia posdoctoral en el Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, donde ahora es Investigadora Sénior. En paralelo, es profesora asociada en el Departamento de Salud Pública de la Universidad de Copenhague en Dinamarca.

Guasch-Ferré es una de las firmantes del estudio publicado en Nature Medicine sobre la relación entre la dieta y el envejecimiento saludable. Es uno de los más importantes hasta la fecha, ya que ha contado con datos de 30 años de participantes en los estudios de cohorte con profesionales sanitarios en EEUU. Los resultados indican que ocho patrones alimentarios -entre los que se incluyen la dieta MIND, la dieta DASH, pero también la mediterránea- se correlaciona con un aumento de hasta un 86% en las probabilidades de llegar a los 70 años con buena salud.

¿Podemos decir que el estudio da una 'buena' noticia -que no todos deben comer lo mismo para estar sanos- y otra 'mala': que es indispensable reducir alimentos populares como la carne?

Sí, así es. Es importante subrayar que no hay una única dieta que prevenga el envejecimiento. En la población de EEUU vimos que la dieta AHEI (Índice Alternativo de Alimentación Saludable) era la que se asociaba con mayores oportunidades de vivir muchos años, pero en la población española, hemos visto igualmente que es la dieta mediterránea la que se asocia con una mayor longevidad.

Sean tradicionales o de diseño, todas las dietas de la longevidad coinciden en atacar los mismos marcadores: tensión arterial, colesterol y azúcar en sangre.

Totalmente. Y la parte que quizás sea más novedosa de nuestro estudio es la que incluye a los procesados. Los nutricionistas siempre discrepamos en algo, pero hay unas pocas cosas en las que todos deberíamos estar de acuerdo. Por ejemplo, en que hay que aumentar el consumo de frutas, verduras y legumbres, y no consumir bebidas azucaradas.

Una de esas polémicas es la relativa al vino. ¿Es contraproducente que una persona que siempre ha bebido alcohol con moderación lo deje?

Yo estoy totalmente de acuerdo con lo que el epidemiólogo Miguel Ángel Martínez, con quien trabajé en el estudio PREDIMED, ha explicado en otra entrevista. El principal problema con el alcohol se da cuando lo consumen jóvenes y adolescentes. Es donde vemos el aumento de las tasas de suicidio, de cáncer de mama en mujeres menores de 50... Y la realidad es que, dado que no estamos yendo a un consumo cero en las nuevas generaciones, por lo menos deberíamos disminuirlo mucho.

¿El aceite de oliva es el verdadero diferencial de una dieta saludable? ¿No apreciamos lo suficiente tener la mejor grasa alimentaria a mano en España?

Estoy completamente de acuerdo, y esto ha sido parte de mi investigación durante estos años. Hice la tesis en el estudio PREDIMED bajo la supervisión de Jorge Salas Salvadó, centrándome en los efectos del aceite de oliva en la salud cardiovascular y la mortalidad. Después he seguido desarrollándolo en Harvard para ver si esta asociación se trasladaba a poblaciones americanas, donde no es tan común. Y el aceite de oliva ha demostrado ser superior a cualquier otro aceite vegetal debido a su contenido muy alto de grasas insaturadas, componentes bioactivos, polifenoles, minerales, etc. Debe seguir siendo la principal fuente de grasas en la dieta mediterránea, y otros países ir introduciéndolo, o por lo menos cambiar grasas animales por vegetales.

Un ejemplo de esta falta de familiaridad es un artículo de The New York Times que, haciéndose eco del estudio, hablaba de echarle aceite de oliva al café.

Por eso me resultan interesantes las diferencias culturales en la dieta de los distintos países y pensar en cómo podemos adaptarnos. Vine a estudiar la dieta mediterránea a Dinamarca, y no es aquello a lo que están acostumbrados. Ellos comen su pan negro, su aceite vegetal no es el de oliva... Pero también nos permite pensar en los aspectos de la sostenibilidad en la dieta, que sea saludable para los humanos y el planeta. Igual el aceite de oliva no puede crecer en Dinamarca, e igual nosotros no hace falta que comamos aguacate en España.

¿Y cuando necesitamos alternativas por motivos de precio, qué iría después del aceite de oliva? ¿Quizás el de girasol alto oleico?

Cuando publicamos este estudio en el Journal of American College of Cardiology con cohortes americanas de Harvard, el aceite de oliva daba los mejores resultados frente a todos los aceites vegetales, y el aceite de girasol era por supuesto superior a las mayonesas, mantequillas... Pero es muy fácil dar mensajes, otra cosa es que la gente los pueda seguir. Por eso realizamos estudios de epidemiología nutricional centrados en qué dietas se pueden mantener a largo plazo sin hacerse pesadas. Lo bueno de la dieta mediterránea es que es sana y palatable. Y si pensamos en el ahorro, se ha visto que el aceite de oliva aguanta temperaturas mucho más altas y no pierde tanto sus cualidades como otros cuando lo reutilizamos para freír.

La dieta mediterránea, sin embargo, está retrocediendo frente a la 'dieta occidental', rica en grasas, azúcares y sal.

Sí, y yo creo que las poblaciones estamos intentando seguir dietas más saludables con algunos productos importados en lugar de ir a la dieta tradicional. Un poké bowl, una superfood... cuando bastaría con recuperar el concepto de dieta mediterránea. Lo que está claro es que la dieta produce beneficios, pero no es el único factor involucrado en un envejecimiento saludable. Es algo complejo y multifacético. Abarca desde factores genéticos a sociales, como la diferencia de acceso al médico en la sociedad española y la estadounidense. Por esto me parece que esta investigación es interesante. La gente no quiere solo vivir hasta los 100 años, quiere vivir bien.

Es un cambio de paradigma: ahora sabemos que hay un reloj epigenético en nuestro organismo que puede ralentizar el envejecimiento.

Efectivamente, lo que abordamos en este estudio es la probabilidad de llegar a los 75 años libres de enfermedades crónicas, cardiovasculares, neurodegenerativas, cáncer, y manteniendo una buena salud mental, sino intacta. Preguntábamos a los participantes: ¿Puedes andar solo una manzana? ¿Puedes subir escaleras? ¿Puedes vestirte solo? Son cosas importantes a edades avanzadas. No podemos obviar la importancia del ejercicio físico, de mantener una vida social. Es importante a nivel personal, pero también como política de salud pública.

¿Cómo valora la revolución de los fármacos antiobesidad como Ozempic dentro de estos factores favorables a la longevidad?

Bueno, yo estoy en la Universidad de Copenhague. ¡Trabajo con los creadores de Ozempic al lado! La obesidad es una enfermedad muy compleja, y se ha estigmatizado mucho. No todo el mundo pierde peso sólo con dieta y ejercicio. Ya no hablamos solo de peso: igual que tomamos medicamentos para el colesterol o para la presión arterial, si una medicación nos puede ayudar a prevenir las comorbilidades asociadas a la obesidad, me parece una buena solución. Después está el tema económico, quién puede acceder y quién no. Pero no creo que se deban demonizar los medicamentos. Y ahora se está estudiando si combinar los fármacos GLP-1 con dieta y ejercicio podría permitir reducir la dosis. Es prácticamente medicina de precisión.

Un estudio de la Universidad de Chicago advertía de que la longevidad está tocando techo. ¿Vamos a ver realmente a personas que cumplan los 125?

Para mí, la pregunta sigue siendo: ¿Es realmente necesario vivir hasta los 125? ¿Queremos vivir más o queremos vivir mejor? Claro, si ponemos ejemplos de personas que viven estupendamente hasta los 120 años, pues igual sí. Pero también conocemos mucha gente que ha estado 20 años en una cama, o sin poder hacer sus actividades cotidianas. No sé si hemos tocado techo: hemos logrado muchas mejoras en la medicación, pero el mundo puede volver perfectamente hacia atrás, si se deja de invertir y poner énfasis en las vacunas por ejemplo. Y, desde luego, aquí entran múltiples factores. La esperanza de vida sigue cambiando mucho en función del país en el que uno nazca.

Un ejemplo de longevidad con salud fue el de María Branyas. Recientemente hemos sabido que tomaba un yogur diario y tenía una microbiota excelente.

Bueno, no hay una receta mágica, ninguna anti-aging diet como dicen algunos medios. También pienso en el abuelo de mi marido, que bebía un poco de aceite de oliva cada día y vivió hasta los 90 y pico, haciendo ejercicio cada día y yendo al campo hasta los últimos años. No creo que sea una sola cosa, probablemente sea una acumulación de factores: biografía, genética, aspectos sociales.

¿En qué aspectos prioritarios podríamos centrarnos ahora mismo en España para mejorar de una forma sencilla nuestra dieta?

Algo que no sería muy difícil de implementar y que vuelve a la dieta mediterránea sería incrementar la proteína vegetal, como las legumbres, en lugar de las carnes procesadas. Otra cosa importante es reducir carbohidratos refinados. Pan blanco, para entendernos. Basta cambiarlo un poco por pan integral. Para otras poblaciones, pondría el énfasis en los refrescos, pero no creo que sea el principal problema ahora en España.

Es cierto que han ido ganando terreno los refrescos 'cero calorías', pero esos edulcorantes también tienen efectos perniciosos a largo plazo.

Totalmente. En un estudio muy reciente hemos visto que las sodas 'cero calorías' se asocian igualmente a un incremento de la diabetes. Hicimos algo muy interesante, que fue ver si la actividad física podía modular estas asociaciones. Y lo que vimos es que el efecto era muy pequeño: aunque hagas deporte, tienes un mayor riesgo de diabetes y de enfermedad cardiovascular sobre todo si tomas refrescos azucarados, pero si tomas bebidas 'cero', también.