Este 10 de Abril se celebra el Día Internacional de la Homeopatía, una conmemoración no reconocida oficialmente por la OMS, y por tanto equiparable al Día del Golfista, el Día Internacional del Imperdible, y, en algunos países, el Día Nacional de los Hermanos y el Día de los Animales de Granja.
Esta semana, la Asamblea Nacional de la Homeopatía programó una rueda de prensa a propósito de este día, que coincide con el nacimiento de Samuel Hahnemann, el médico sajón que fundó la homeopatía a finales del siglo XVIII. El evento fue conducido por el doctor Gonzalo Fernández Quiroga, director del recientemente defenestrado Máster en Medicina Homeopatía de la Universidad de Barcelona.
Fernández Quiroga comenzó recitando a los periodistas presentes una manida cita del polaco Kapuściński: "Las malas personas no pueden ser buenos periodistas, si se es bueno, hay que intentar comprender en los demás sus intenciones, su fe, sus intereses..." Una sutil manera de manifestar el estado de desconfianza mutua entre los partidarios de la homeopatía y la prensa.
Semanas atrás, otra conferencia de la prensa impartida por la multinacional de productos homeopáticos Boiron acabó siendo un terrible ejemplo de gestión de crisis y una fuente de chanzas para las redes sociales. Fernández Quiroga y sus compañeros estaban advertidos, y centraron sus intervenciones en destacar las "evidencias científicas" que, siempre según su versión, respaldan el uso de homeopatía.
Proselitismo
Sin embargo, el rigor que decían aplicar como profesionales de la medicina chirriaba con algunas efusivas apreciaciones, tan subjetivas como: "Gracias a esta preciosa herramienta que es la homeopatía, hemos visto que al incorporarla a nuestras consultas podemos ayudar mejor a nuestros pacientes, eso nos hace ser mejores profesionales
y mejores personas". Lo dijo Fernández Quiroga, un médico que trata personas, "porque desgraciadamente, otros médicos, no por ellos sino por el sistema, siguen tratando hígados, pulmones o corazón, y no a las personas que hay detrás".
O también, que "encontrarán médicos homeópatas más altos, más bajos, más gordos, más delgados, más simpáticos, más antipáticos, que también los hay, pero nunca encontrarán un médico homeópata quemado ¿Por qué? Porque los médicos homeópatas aman su profesión", añadió, sin especificar si se refería a la profesión de médico o a la de homeópata.
A continuación habló Alberto Sacristán, médico de atención primaria que ahora trabaja en un centro de actividad física tras comprobar, como dice en la página web del centro, que en la Sanidad convencional no podía desarrollar su labor como médico tal y como pensaba. "No podía dedicar el tiempo que quería a los pacientes y no podía aplicar las terapias homeopáticas o de acupuntura", añade.
Sacristán dijo estar realizando un estudio piloto con la planta Solanum malacoxylon para tratar la tendinitis calcificante de hombro, que había presentado en algunos congresos. El estudio era sospechosamente parecido a 'Estudio del tratamiento homeopático en tendinitis calcificante del hombro', realizado por otros autores en la Revista Médica de Homeopatía en 2008. Además, Sacristán mostró otras evidencias científicas algo inconsistentes, como una carta al director escrita por él mismo y publicada en la Revista de Atención Primaria.
A continuación, otro médico, Mario Sánchez, especialista en Medicina Familia del Hospital Ramón y Cajal, se unió a su compañero para mencionar otros estudios, cuidadosamente seleccionados mediante ese proceso que los ingleses llaman cherrypicking, esto es, escoger aquellos que les interesan. Una práctica, por cierto, poco científica, aunque Sánchez dejó una frase gloriosa para la posteridad: "Ahora que se habla mucho de las nanopartículas, ¿por qué van a valer en un campo científico y no en el otro?".
Un debate estancado
En realidad, por mucho que se escriba o se debata, el debate sobre la homeopatía sigue en el mismo punto desde hace décadas. La lucha entre homeópatas y el resto de los científicos se juega en un campo donde hay una canasta en un extremo y una portería en el otro. No juegan al mismo juego y por eso nunca podrán ganar, pero tampoco perder del todo. En el fondo, no hay diálogo posible.
Pero volviendo al Día Internacional de la Homeopatía. ¿Por qué? El doctor Renzo Galassi, presidente mundial de la Liga Medicorum Homoeopathica Internationalis, la Organización Mundial de la Salud de los homeópatas, cuenta a EL ESPAÑOL que "la propuesta de que se dedicara el 10 de abril al fundador de la homeopatía, Samuel Hahnemann, fue hecha durante el Congreso Mundial de Moscú de 2002".
Parte de la idea era también organizar un evento principal en un país del mundo donde la homeopatía no hubiera sido reglamentada, o hubiese algún problema con la producción o registro de productos homeopáticos. "Este año, como no hemos tenidos candidaturas de países con dificultades, el Día de Hahnemann se ha organizado en La India, el país del mundo con la mejor situación y aceptación de la homeopatía", añade Galassi.
Incluso siguiendo los consejos de Kapuściński, siendo empático y aceptando por un momento que Hahnemann -en una época en que la medicina era una disciplina muy precaria- hubiera sido un revolucionario con una visión holística de la curación... no puede obviarse que la idea fue promulgada en 1790. ¿Qué disciplina resiste más de 200 años sin ser modificada? ¿Son los homeópatas para la medicina lo que los amish o los menonitas para el protestantismo?