El exjugador de fútbol Juan Carlos Unzué, paciente de ELA, durante un acto en el Camp Nou.

El exjugador de fútbol Juan Carlos Unzué, paciente de ELA, durante un acto en el Camp Nou. Europa Press

Salud

Golpe a la gran esperanza contra la ELA: por qué Europa rechaza el primer medicamento en décadas

La EMA ha decidido no aprobar Albrioza, fármaco que ya ha recibido el visto bueno de la agencia estadounidense del medicamento.

30 junio, 2023 04:18

A mediados de los 90 apareció riluzol, el primer fármaco dirigido expresamente hacia la esclerosis lateral amiotrófica o ELA. El primero y el único hasta ahora en nuestro continente, porque la Agencia Europea del Medicamento ha rechazado aprobar el que podría ser su sucesor. Y lo ha hecho nueve meses después de que EEUU le abriera las puertas.

Se trata de la combinación de dos principios activos, fenilbutirato de sodio y taurursodiol, que se conoce al otro lado del charco como Relyvrio y aquí recibía la denominación comercial de Albrioza. "A la Agencia le preocupaba que el estudio principal no mostrara de forma convincente que Albrioza era efectivo ralentizando el empeoramiento de la enfermedad", explica el regulador europeo, conocido por las siglas de EMA, en un documento.

Además, "los datos de supervivencia tampoco eran fiables, dada la forma en que fueron recogidos y analizados". Por tanto, "no se podía establecer un balance positivo de los beneficios y riesgos de Albrioza" y la EMA "recomendó rechazar la autorización de comercialización".

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El estudio principal, llamado Centaur, consistía en administrar el fármaco o placebo a 137 pacientes durante medio año. En una enfermedad neurodegenerativa quizá puede parecer poco tiempo, pero es el suficiente para comprobar si la velocidad a la que empeoran acciones tan básicas como respirar, comer o hablar.

O al menos eso pensaban en Amylyx, la compañía que pretende comercializar el medicamento. El estudio Centaur daba un deterioro un 25% menor en pacientes que tomaron el fármaco. De hecho, estaban tan convencidos de su apoyo que ofrecieron también datos de supervivencia global. "Estos datos fueron la base de la aprobación completa recibida de la FDA [la agencia estadounidense del medicamento] y la aprobación con condiciones de Health Canadá", explicaba en un comunicado la directora global de Asuntos Regulatorios de la compañía, Tammy Sarnelli.

"Estamos en desacuerdo con la opinión del CHMP [el Comité de Medicamentos de Uso Humano de la EMA] y solicitaremos formalmente un procedimiento de reexaminación de la actual solicitud de autorización de comercialización". Este procedimiento suele durar unos cuatro meses.

Faltan más pacientes

A pesar de los dictámenes opuestos de las dos grandes agencias reguladoras, Juan Francisco Vázquez Costa, neurólogo del Hospital La Fe de Valencia, no ve tantas diferencias en su fondo. "La respuesta de la FDA y la EMA no es tan dispar como parece", apunta.

Y es que el comité asesor del regulador norteamericano había rechazado la aprobación del fármaco en un primer momento. "Imagino que en el seno de la EMA también habrá voces discordantes, aunque creo que no han hecho pública la votación".

Vázquez señala que ambas agencias no están juzgando si Albrioza es eficaz sino "si la evidencia científica de la eficacia es suficiente para justificar su aprobación condicional". Después de todo, Centaur es lo que se conoce como un ensayo de fase 2, donde se mide seguridad y eficacia pero es más difícil establecer si los resultados de un fármaco son realmente significativos.

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Para ello hace falta un ensayo de fase 3, con un número más amplio de participantes. El problema en enfermedades como la ELA, que afectan a menos de 5 personas de cada 100.000 en España, es encontrarlos. Su baja prevalencia y la escasez de tratamientos ha inclinado la balanza a su favor en el caso norteamericano, esperando obtener los resultados de la fase 3, que ya está en marcha, para otorgar la autorización completa.

De hecho, este razonamiento es el que ha justificado la autorización (de nuevo, condicional) de otro fármaco más contra la ELA: tofersen, que la FDA aprobó en abril. En este caso, se dirige únicamente a pacientes que contienen una mutación específica en el gen SOD1, que son solo un 2% del total.

La aprobación de este último fármaco es más peliaguda si cabe: sus datos no se basan en mejoría de la enfermedad sino en menor presencia en sangre de neurofilamentos, un signo de la presencia de la ELA. Para justificar esta aprobación, la agencia explica que "los hallazgos tienen una probabilidad razonable de predecir el beneficio clínico en los pacientes". Algo parecido sucedió con otro fármaco para una enfermedad neurodegenerativa y acabó siendo un escándalo: aducanumab se presentaba como la gran esperanza contra el alzhéimer pero, tras unos meses aprobado, no demostró ninguna mejoría en los pacientes.

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Europa, mucho más cauta, no aprobó aducanumab y ha rechazado –momentáneamente– Albrioza. Recibió la solicitud de autorización de tofersen el pasado marzo y por ahora no ha emitido ninguna conclusión.

"Entiendo que los pacientes estén desilusionados y vean con recelo las diferencias en cuanto a posibilidades terapéuticas respecto a otros territorios", señala Miguel Ángel Rubio, neurólogo del Hospital del Mar. "Ya viven una situación suficientemente dura como para añadir más confusión, incertidumbre y desconfianza".

Tanto Vázquez como Rubio colaboran en el ensayo clínico de fase 3 que está realizando Amylyx. Conocido como Phoenix, a nivel mundial espera reclutar unos 600 pacientes y tener resultados listos para mediados de 2024.

Los enfermos de ELA no esperan

"En ningún momento se ha planteado que el fármaco no sea útil", aclara Rubio. "Tan solo que, actualmente, la evidencia que existe es insuficiente para asegurar que el fármaco es eficaz para la ELA, que no exactamente lo mismo. Precisamente por esto es crucial que el ensayo siga adelante".

Por eso ve "congruente" la decisión de la EMA, aunque esto suponga retrasar la llegada del fármaco entre varios meses y dos años (en caso de que finalmente se apruebe). "Entendemos la urgencia de las personas afectadas pero, precisamente por la sensibilidad del tema, debe tratarse con la mayor responsabilidad posible".

¿Qué piensan los mayores interesados, los propios pacientes? "El enfermo de ELA no puede esperar", lamenta Adriana Guevara, presidenta de la Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófica (Adela). La mayoría de diagnosticados con la enfermedad mueren en un plazo de entre dos y cinco años tras un intenso deterioro físico que les va impidiendo, progresivamente, realizar cada vez más actividades cotidianas.

Pese ello, Guevara entiende la precaución de la EMA. "Ha pasado más veces, que nos ilusionamos con un avance y luego este no llega a buen término, por eso hay que estar de acuerdo con la agencia, a ver cómo se soluciona".

Por eso, la decisión europea la entiende "más que como un revés, como una seguridad". Aunque el tiempo sea crucial para los pacientes de ELA, han sido tantas las desilusiones que, "por muy triste que parezca, hay que tener paciencia".