El 84%, de los ictus se deben a factores de riesgo evitables.

El 84%, de los ictus se deben a factores de riesgo evitables. iStock

Salud

Los ictus se disparan en todo el mundo: matan ya a 7 millones de personas, un 70% más que en 1990

Elementos como la contaminación, las altas temperaturas y los factores de riesgo metabólicos impulsan este aumento global de accidentes cerebrovasculares.

19 septiembre, 2024 02:42

El ictus es la tercera causa de muerte y la cuarta en pérdida de salud en todo el mundo. Esos datos pueden resultar llamativos si se tiene en cuenta que la mayoría de los casos, el 84%, se deben a factores de riesgo evitables. Entre estos agentes que lo potencian se pueden encontrar algunos como la contaminación del aire, las altas temperaturas, la presión arterial alta o el tabaquismo. A pesar de ello, los casos no paran de crecer. Un análisis publicado este miércoles en The Lancet afirma que en 2021 (último daño del que hay datos) se registraron 11,9 millones de nuevos casos, un 70% más que en 2019. 

No solo han aumentado los diagnósticos, también lo han hecho las muertes en un 44% (7,3 millones) y las pérdidas de salud a consecuencia de este problema hasta un 32%. Por otro lado, la buena noticia que dan los autores es que los supervivientes han crecido un 86% y han alcanzado los casi 94 millones de personas en todo el mundo. El trabajo forma parte del Estudio de la Carga Global de Enfermedades, Lesiones y Factores de Riesgo (GBD) y los resultados se han publicado en la revista The Lancet Neurology.

Otra medida que tienen en cuenta en la investigación es la de años de vida ajustados por discapacidad (AVAD). A nivel mundial, la cantidad total de discapacidad, enfermedad y muerte prematura por sufrir un ictus aumentó los años perdidos un 32%. Si en 2019 se consideraba que esto provocaba una pérdida de 121,4 millones de años de vida saludable en 1990, tres décadas después ya son más de 160 millones.

Los investigadores achacan esta subida en las cifras al crecimiento de la población y al incremento del envejecimiento de la misma. También creen que se ha producido un "aumento sustancial en la exposición de las personas a factores de riesgo ambientales y conductuales". Si se miran de forma individual algunos de los factores de riesgo, se puede ver que los agentes que más crecieron como culpables del ictus fueron un índice de masa corporal (IMC) alto (hasta un 88%) y las altas temperaturas (72%). 

Carlos Tejero, miembro del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN), explica que no hay un solo elemento que cause este problema. Se trata, más bien, de algo multifactorial. Las altas temperaturas y la contaminación atmosférica, ejemplifica, se relacionan con otras patologías que, a su vez, pueden elevar el riesgo de sufrirlo. "Un ictus sería como una plaza a la que se puede llegar por distintas calles", ilustra.

El neurólogo cuenta que, aunque hay varios elementos que predisponen a sufrirlo, "el destino es el mismo". Advierte, además, de las múltiples caras que tiene la afección: "Cada quien puede sufrirlo y ver que el tipo de vida que lleva y las cosas que le han pasado son muy diferentes de la persona que tiene al lado. 

Otros factores que se han visto más presentes en los diagnósticos, según el análisis, han sido: niveles altos de azúcar en sangre (un aumento del 32%) y una dieta rica en bebidas azucaradas (crece un 23%). El factor que menos ha crecido como culpable del ictus es el consumo pobre de ácidos grasos poliinsaturados omega-6, que solo se han incrementado un 5% como causante

En 2021, concretamente, los cinco principales factores de riesgo a nivel mundial para los ictus fueron: presión arterial sistólica alta, la contaminación del aire, el tabaquismo, el colesterol LDL alto y la contaminación del aire en el hogar. Dentro de este grupo, se observó una variación considerable según algunas circunstancias como la edad, el sexo y la ubicación (zona de residencia del paciente).

Tejero expone que esto muestra que cada individuo cuenta con una serie de factores que no puede cambiar, como esos tres. Hay una carga genética determinada por el sitio del que se procede, ejemplifica. Si uno cambia de ubicación, puede verse influido por los factores del entorno, pero esos condicionantes del genoma siempre le van a acompañar.

Más de tres cuartas partes del total de casos en el mundo se han registrado en países de bajos y medios ingresos, informan los investigadores. Estos entornos son los más perjudicados porque suelen entrar en juego varios factores que aumentan en riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, comenta el neurólogo. Entre otros, suelen contar con una nutrición de peor calidad, pueden estar expuestos a factores ambientales dañinos y tienen un peor acceso a los servicios sanitarios, detalla.

Trabajos como este ayudan a generar una imagen para valorar la situación del ictus a nivel global. Tejero resalta que este tipo de datos pueden ayudar a comparar la incidencia entre territorios y mejorar las recomendaciones a los pacientes. Además, estas cifras también sirven como muestra para las autoridades sanitarias de cada nación a la hora de pedirles que aborden el problema, añade. 

España, uno de los líderes

España es uno de los países con mejores índices e, incluso, ha reducido la prevalencia de ictus en los últimos 31 años. Ha conseguido pasar de 54 casos cada 100.000 habitantes a 45,3. Tejero reconoce que es una buena situación, "pero aún puede estar mejor". El experto de la SEN dice que aspectos como la nutrición, el acceso universal a la sanidad y ciertas medidas preventivas son la clave de este éxito. 

Tejero cuenta que esto es también una muestra de que las limitaciones de las últimas décadas, como las restricciones al tabaco, son realmente útiles para reducir la carga del accidente cerebrovascular. Se están haciendo las cosas bien, pero queda mucho trabajo todavía, agrega. "Mientras siga habiendo años de vida perdidos por ictus, tenemos que seguir peleando por ello".

Precisamente, los autores destacan que las estrategias para reducir la exposición a algunos factores de riesgo en las últimas tres décadas, como las zonas de aire limpio y las prohibiciones de fumar en público, han tenido éxito. Se han reducido un 13% estos eventos relacionados con el tabaquismo y un 20% los provocados por la contaminación. Respecto a la alimentación, han disminuido un 30 y un 40% los accidentes cerebrovasculares vinculados a dietas ricas en carne procesada y pobres en verduras.

El experto de la SEN afirma que en España la sociedad está concienciada con el problema que suponen los ictus, cómo reconocerlos y cómo actuar cuando se reconoce que alguien lo sufre. Sin embargo, sobre todo en los jóvenes, falta reflexión sobre la prevención y los factores de riesgo que se pueden evitar individualmente. "Cada persona tiene su riesgo y sabe cuáles son los hábitos que puede modificar para intentar reducir la posibilidad de sufrirlo". 

El trabajo habla de la urgencia de que todos los países implementen medidas "efectivas, accesibles y asequibles" para mejorar la vigilancia, prevención, atención aguda y rehabilitación de los accidentes cerebrovasculares. Esta es, señalan los autores, la única forma de reducir su incidencia.