Cada año se registran en España unos 1.500 casos de cáncer infantojuvenil.

Cada año se registran en España unos 1.500 casos de cáncer infantojuvenil. EFE

Salud

España doblega al cáncer infantil: la supervivencia roza el 84% tras crecer 30 puntos en 40 años

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En España, se diagnostican de media unos 1.500 casos de cáncer infantojuvenil. La mayoría de ellos se dan entre los menores de 0 a 14 años, con 1.100 diagnósticos. Pese a estas trágicas cifras, la nota positiva es que los avances médicos cada vez surten más efecto. Según el último informe del Registro Español de Tumores Infantiles (RETI-SEHOP), la tasa de supervivencia a 5 años tras el diagnóstico ha alcanzado el 83,9% en menores de 0 a 14 años.

Alcanzar este número era impensable hace 'sólo' unas décadas. Como muestra el citado documento, en los años 80 el porcentaje se situaba entre el 54,8% y el 61,3%; es decir, ha aumentado más de un 50% desde que se tiene registro. En este tiempo, la tasa de supervivencia ha experimentado un ascenso progresivo, con un aumento cercano al 5% por cada lustro.

Esta mejora también se produce si se observa únicamente los tumores malignos de todas las localizaciones. En este caso, la tasa de supervivencia a 5 años pasa de un 55,1% en el periodo 1980-1984 a un 82,5% en 2015-2017. "Es un triunfo pero nos queda mucho por mejorar", asegura a EL ESPAÑOL Luis Madero, jefe de Oncología del Hospital Niño Jesús de Madrid.

Desde la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas (SEHOP) también entienden que, a pesar de lo esperanzador que pueden ser estos datos tanto para pacientes como para familias, "no debemos adoptar una actitud triunfalista". Y es que si se comparan las cifras españolas con las de algunos países europeos, como Austria o Alemania, nuestro país "tiene todavía bastante que mejorar".

Cuáles son las causas

Los cuatro cánceres pediátricos más frecuentes en España son la leucemia, el cáncer en el sistema nervioso central, el linfoma de Hodgkin y el linfoma no Hodgkin. La tasa de supervivencia ha crecido en todos desde los años 80; aunque, como era de esperar, el incremento varía entre ellos.

En el caso de las leucemias, por ejemplo, la tasa de supervivencia a 5 años tras el diagnóstico se ha incrementado un 69,2% en las últimas cuatro décadas. Para el mismo periodo, en el cáncer en el sistema nervioso central el crecimiento ha sido del 45,8%.

La supervivencia tanto en los linfomas de Hodgkin como en el linfoma no Hodgkin ya ha superado el 90%. En este último, eso sí, el incremento ha sido mucho mayor. Y es que en la década de los 80 se situaba en el 51,5%, frente al 83,8% de los linfomas de Hodgkin.

La mejoría de la supervivencia en los cánceres infantiles más frecuentes se explica por varias razones, según Madero. La primera de ellas, sin duda, es porque el diagnóstico ha evolucionado favorablemente. Si al paciente se le diagnostica con mayor antelación, es más probable que se le puede administrar "un tratamiento más específico a su grupo de riesgo".

La adscripción a protocolos comunes también ha sido de gran ayuda. En los años 80, "no estaba tan extendido que a los pacientes lo tratara un equipo multidisciplinar", como sucede ahora. A ellos hay que sumarle que han aparecido nuevos fármacos, que la cirugía es mejor.

Esta mejoría de la supervivencia en el cáncer infantil ha llevado a los oncólogos pediátricos a reflexionar más allá de la cura. Como comenta Madero, no sólo se trata de contar con un buen tratamiento, sino que también hay que tener en cuenta "los efectos secundarios que puedan ocurrir", así como "la empatía y la calidad de vida de los niños", que es "imprescindible".

Qué se puede mejorar

En comparación con los países de Europa que presentan mejores cifras de supervivencia, es evidente que hay algunos elementos que no se pueden replicar. Pero sí que se puede aprender de ellos que cuanto más agrupados están los pacientes, mejores son los resultados.

Para el jefe de Oncología del Hospital Niño Jesús de Madrid, en España hay un número de unidades de oncología pediátrica muy superior a la que corresponde: "Cuando hay muchas, las curvas de aprendizaje no son las mismas". De esta forma, "no es lo mismo un niño que tiene un tumor cerebral en un hospital que trata cinco cánceres infantiles que aquel que trata 20".

Madero entiende que con estos casos es "muy importante" que el paciente esté cercano a su hogar. Pero cree que también deben primar otras cuestiones, como la propia supervivencia o las posibles secuelas. Y es que sigue habiendo cánceres infantiles en los que la tasa de supervivencia apenas supera el 60%, como aquellos que pertenecen al campo de los sarcomas.

En todo ellos, el principal obstáculo ahora es saber clasificar a los pacientes. Aunque para ello es necesario un mejor diagnóstico genético. Con el diagnóstico genético molecular que se utiliza en la actualidad es complicado conocer si es de alto riesgo. También se curarán más cánceres infantiles, anhela Madero, con la medicina personalizada. "Vamos mejorando a pasos agigantados pero hay tumores en los que la supervivencia todavía no es tan buena como debería ser", concluye.