
El científico y oncólogo Silvio Garattini.
Silvio Garattini, el oncólogo de 96 años que no toma medicinas: "Yo nunca almuerzo, pero no le digo que no a un postre"
Entre los hábitos para llegar hasta su edad, destaca mantener una buena alimentación, realizar ejercicio y mantener una activa vida social.
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La humanidad siempre ha soñado con desafiar el tiempo, alargando su existencia hasta rozar la inmortalidad. Para muchos, la certeza de la muerte, el saber que todo tiene un final, resulta aterradora. Sin embargo, más allá del deseo utópico de vivir para siempre, surgen preguntas fundamentales: ¿cómo llegar a una edad avanzada en buenas condiciones? ¿Para qué alargar la vida si no se puede disfrutar plenamente?
Hoy, más que nunca, no solo aspiramos a vivir más, sino a vivir mejor. La longevidad, por sí sola, no basta; lo esencial es alcanzar la vejez con salud, vitalidad y calidad de vida, para evitar que cada año añadido no sea más que una carga. Un tema de gran interés, no solo científico, sino también ético y filosófico, sobre el que ha hablado Silvio Garattini, prestigioso científico y oncólogo de 96 años, en algunas entrevistas al diario italiano Corriere della Sera.
En su larga trayectoria científica, destaca la fundación del Instituto de Investigaciones Farmacológicas "Mario Negri", en Milán. Desde esta institución, ha desarrollado importantes investigaciones sobre los medicamentos que tomamos habitualmente, lo que le ha permitido conocer a fondo cuáles son algunas de las principales claves para vivir más y, sobre todo, mejor: prevención, ejercicio y mantener la mente activa.
La prevención es la base
Para Garattini, la base de una buena salud no reside únicamente en la capacidad de tratar enfermedades, sino en prevenirlas antes de que aparezcan. Sin embargo, lamenta que el sistema sanitario actual se haya orientado principalmente hacia la prescripción de fármacos, convirtiéndose en un negocio más que en una herramienta de bienestar. "La medicina se ha convertido en un mercado: demasiados medicamentos y, a menudo, recetados innecesariamente", afirma.
Uno de los ejemplos más claros es la diabetes, que afecta a 3,7 millones de personas en Italia, su país natal. "Es una enfermedad preferible, pero seguimos sin priorizar la prevención", explica. "Italia es el país de la Unión Europea con el mayor número de personas mayores. Pero si nos fijamos en la esperanza de vida saludable, bajamos mucho en el ránking”, advierte.
Su propuesta es clara: la educación en salud debe comenzar desde la infancia, con clases semanales en las escuelas, y extenderse a la formación de médicos y directivos del sistema sanitario. "No tenemos una Escuela Superior de Salud, los directivos muchas veces son solo amigos de los políticos. Y también necesitamos hablar de salud en el aula, una hora a la semana sería suficiente", sostiene.
Su enfoque minimalista respecto a los medicamentos también es evidente en su vida personal: no ha tomado antibióticos en 40 años y el único fármaco que ha necesitado recientemente ha sido un anticoagulante debido a una leve fibrilación auricular. "Si los necesitara, los tomaría. Pero no tiene sentido contratarlos con fines propagandísticos", afirma.
Actividad física, alimentación y vida social
Entre los hábitos que le han permitido alcanzar la cuarta edad en un estado óptimo, destaca la actividad física diaria. A pesar de su avanzada edad, sigue caminando cinco kilómetros a paso rápido cada día, un ejercicio que considera fundamental tanto para el cuerpo como para la mente."No ayuda solo al físico, sino también a la mente. Para mí, es una especie de meditación", comenta.
Su alimentación sigue las bases de la dieta mediterránea, con un consumo equilibrado de frutas, verduras, pescado e hidratos de carbono complejos, reduciendo la carne y las grasas. No suele almorzar y asegura que las calorías deben ser proporcionales a la actividad que se realiza. "La alimentación debe ser variada y moderada. Yo, por ejemplo, no almuerzo. Las calorías deben estar en proporción con la actividad que realizamos", explica. Eso sí, no comparte la acérrima oposición al azúcar, siempre que se tome con moderación. "El cerebro necesita 90 gramos de azúcar al día, incluidos azúcares simples y complejos. Por ejemplo, nunca digo que no a un pequeño postre por la noche".
Pero, además de la alimentación y el ejercicio, hay otro factor clave: las relaciones sociales. "En el Instituto realizamos un estudio sobre 2.000 personas de 80 años seguidas durante 15 años. Aquellos que mantenían pocas relaciones sociales tenían mayor riesgo de sufrir problemas cognitivos", explica. En su caso, sigue trabajando todos los días, impartiendo conferencias y participando en comités científicos, pero también disfrutando del cine y del teatro.
Los grandes enemigos de la salud
Garattini ha sido un firme opositor del tabaco y el alcohol, dos factores de riesgo que, según él, no reciben la suficiente atención. "En Italia todavía hay 12 millones de fumadores. Los cigarrillos no solo son una causa de cáncer de pulmón, sino también un factor de riesgo para 27 enfermedades, incluidas las cataratas y la artritis reumatoide", advierte.
Con respecto al alcohol, sostiene que aún no somos plenamente conscientes de su impacto negativo en la salud. Por ello, afirma que nunca regala botellas de vino, pues lo compara con "regalar una cajetilla de cigarrillos". En su vida personal, opta por cerveza sin alcohol y, ocasionalmente, ha probado vinos sin alcohol. "En mi opinión, ese es el camino del futuro” aventura.

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A pesar de su longevidad, Garattini no se aferra al tiempo ni teme el futuro."Cada jornada es un equilibrio entre la conciencia de que mañana podría no despertarme y la necesaria y beneficiosa planificación de las cosas a medio y largo plazo", afirma. Para él, la longevidad no es cuestión de suerte, sino de elecciones diarias. Y su vida es la mejor prueba de que no basta con vivir más, sino que hay que vivir mejor.