El salón del restaurante.

El salón del restaurante.

Actualidad gastronómica

El restaurante declarado 'Interés Turístico' donde ha comido Adrien Brody: a una hora de Madrid y famoso por su lechazo

Personalidades como Orson Welles, Tom Holland o Manolo Escobar también han pasado por las mesas de este establecimiento. 

Más información: Ni Valladolid ni Burgos: el mejor lechazo de España está en este pueblo medieval a sólo una hora de Madrid.

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Cuando las cosas se hacen con dedicación, el interés y la expectación surgen de forma natural. El boca a boca sigue siendo una fuerza imparable en la actualidad. Y cuando un restaurante alcanza la excelencia y su nombre resuena en todos los rincones, es inevitable que figuras destacadas de la literatura, el cine, la música o la política sientan la necesidad de comprobarlo por sí mismos.

Un claro ejemplo de ello es el Restaurante-Museo Mesón Cuevas del Vino de Chinchón (a una hora en coche de Madrid), que guarda en su bodega cientos de firmas y fotografías que inmortalizan las visitas de personalidades tan variadas como Manolo Escobar, Arturo Fernández, Adrien Brody, Matt Dillon, Rupert Friend o Tom Holland.

Con más de seis décadas de servicio ininterrumpido, el Mesón Cuevas del Vino (declarado edificio de 'Interés Turístico') ha consolidado su prestigio ofreciendo lo mejor de la gastronomía tradicional española. En este lugar se respira la esencia de la cocina de siempre, con recetas que evocan el sabor de lo casero, elaboradas con los mejores ingredientes y el mismo cariño con el que se cocina para los seres queridos. Un ejemplo es su lechazo y su cocido madrileño, considerado por algunos el mejor de España. 

Adrien Brody ha dejado su autógrafo en Mesón Cuevas del Vino.

Adrien Brody ha dejado su autógrafo en Mesón Cuevas del Vino. Mesón Cuevas del Vino

Este compromiso ha atraído a cientos de personalidades ilustres a lo largo de sus 60 años de historia. Cada una de ellas ha dejado no sólo su firma, sino también entrañables anécdotas que coinciden en destacar la extraordinaria experiencia de visitar este lugar, recorrer sus rincones y sentarse a la mesa para disfrutar de sus exquisitos platos.

El actor ganador del Oscar, Adrien Brody, tuvo el placer de probar el menú de degustación, que incluía su famoso cochinillo y sus croquetas de ibérico. Al firmar en una tinaja, Brody se dio cuenta de que su dedicatoria ocupaba demasiado espacio y, con un gesto cortés, se disculpó y sugirió borrarla para hacerla más pequeña. Yajaira García, propietaria del Mesón, le respondió con firmeza: "Si un actor ganador de un Oscar no merece este espacio, ¿quién lo merece?".

Por su parte, un joven y asombrado Tom Holland, conocido por su papel de Spiderman en el Universo Marvel, no dejaba de maravillarse mientras exploraba cada rincón del Mesón durante su visita junto al elenco de la película Uncharted, que en ese momento se encontraba en pleno rodaje. El británico vivió una experiencia que sin duda quedó grabada en su memoria. Su rostro reflejaba sorpresa todo el tiempo, y en las Cuevas, se llevaba las manos a la cabeza como diciendo: "¡qué maravilla!".

Los famosos, como cualquier otra persona, también tienen sus costumbres. Un claro ejemplo de ello fue el gran Orson Welles, quien durante el rodaje de su película Una historia inmortal en 1966, acudía religiosamente al Mesón a almorzar. Cada día pedía el mismo menú: judías chinchoneras para comenzar, seguido de un lomo alto a la parrilla, de doble peso y poco hecho.

Tras el banquete, el cineasta disfrutaba de la sobremesa con un gran puro. Welles, recordado por su grandeza en todos los sentidos, necesitaba un sillón de medidas especiales que Don Narciso García, propietario del Mesón en ese entonces, traía personalmente desde su casa.

Otra figura con una costumbre peculiar fue el icónico Yul Brynner. Durante el rodaje de Los 7 magníficos en Chinchón, al actor neoyorquino le gustaba preparar él mismo su lomo alto a la parrilla, para luego compartirlo en una comida distendida con sus compañeros de rodaje.

Al igual que ellos, muchas otras personalidades han dejado su huella en la historia del Restaurante-Museo Mesón Cuevas del Vino. Además de deleitarse con su delicioso menú, vale la pena dedicar tiempo a recorrer las firmas que adornan sus tinajas y la colección de fotografías antiguas