
Cuando se van a cumplir cinco años de la muerte de Aless Lequio, Ana Obregón no ha desmontado aún la habitación de su hijo. Mediaset
Ana Obregón, rota en lágrimas: "Si no hubiera tenido dinero para pagar el tratamiento de mi hijo, me hubiera prostituido"
En su entrevista con Cruz Sánchez de Lara en 'Madres: Desde el corazón', la actriz se abre como nunca sobre la muerte de Álex.
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Ser madre y abuela a la vez fue para Ana García Obregón (70 años) una de las decisiones más importantes de su vida. Tras la muerte de su hijo, Álex Lequio, con tan solo 27 años, supo que debía hacer realidad una de las últimas voluntades del joven. Según ella, él soñaba con ser padre. El 20 de marzo de 2023 aquel sueño se hizo realidad, con el nacimiento de su hija y nieta, Ana Sandra, quien cumple dos años este jueves, 20 de marzo.
En la nueva entrega de Madres: desde el corazón, disponible este jueves 20 de marzo a partir de las 09.00 horas para los suscriptores de Mitele PLUS, la actriz y presentadora conversa sobre la maternidad o la dolorosa pérdida de su hijo con Cruz Sánchez de Lara (52), vicepresidenta ejecutiva de EL ESPAÑOL.
Rota en lágrimas, habla por primera vez de un objeto que preserva intacto en su vivienda: "Si tú vas a mi casa, tú entras y está en el salón. Y antes de irnos a Barcelona, que fue la última etapa de hospitales, él dejó una chaqueta en el sofá. Ahí está, no la he tocado. Anita lo sabe: esto no se toca. Es la chaqueta de papá. Ahí está, donde la dejó".

Ana Obregón conversa con Cruz Sánchez de Lara
Al hablar de los recuerdos de su hijo, Ana no puede contener las lágrimas. Lo cierto es que Álex está muy presente cada día de su vida. Prueba de ello es que "la primera palabra que ha dicho Anita es papá". Curiosamente, ambas duermen juntas en el dormitorio del joven, fruto de su relación con Alessandro Lequio (64).
"Su cuarto está igual"
Y es que aún no ha sido capaz de desmontar la habitación de su vástago, al que cariñosamente llama Aless. El próximo 13 de mayo se cumplirán cinco años de su fallecimiento, pero aún no ha tenido las fuerzas suficientes para quitar sus pertenencias y enseres de casa. En realidad, no piensa hacerlo. No está preparada.
"Yo no he sido capaz todavía. No lo voy a hacer, porque Aless está presente. Aless tiene su habitación. Su cuarto está igual, el armario, todo", dice. Así, las cosas de la pequeña Ana conviven con las de Álex en la habitación: "Su ropita está colgada en el cuarto de su padre".

Alessandro Lequio con su mascota, en una imagen de 2015. Twitter
No es el único recuerdo que atesora en su residencia con especial apego. También tiene una almohada con su imagen impresa. Fue uno de los muchos obsequios que recibió tras su muerte. "Me dieron una almohada con la foto de Aless y me dijeron: 'Para que abraces a tu hijo'. Yo dormía abrazada a mi hijo. Un día, Ana coge la almohada y le digo: "Mira, es papá". Anita no se ha separado de la almohada. La he tenido que lavar porque la lleva arrastrando hasta por el jardín. No se separa de ella".
En el día a día de Ana Obregón convive el dolor por un duelo que no cesa con la alegría inmensa que le brinda la pequeña Ana. "Anita es clavada a su padre en todo. Ya no solo físicamente: No solo el pelo, la mirada... También la forma de ser. Es alegre. Es divertida. Me dice cada cosa que no te puedes imaginar porque tiene la lengua de trapo ahora. Con ella me han pasado cosas increíbles. Desde meses, todas las fotos que hay en casa de Aless, "es papá", destaca.
"Lloro cuando Anita no me ve"
Cuando alguna vez le sobreviene la tristeza, se permite el lujo de llorar. Pero sola. "Sigo llorando, pero no cuando Anita me ve". Cuando Álex aún luchaba por superar el Sarcoma de Ewing que padecía hacía exactamente lo mismo: "Mi hijo no me ha visto ni una lágrima".
Dentro de tan solo dos meses se cumplirán cinco años sin Álex. Si pudiera volver atrás, desearía "que me hubiera pasado a mí lo que le pasó a él. Un millón de veces". La muerte de un hijo, desliza, es algo "no se supera. Se acepta que no lo vas a superar. No lo superas nunca". En este punto, Ana confiesa: "Si no hubiese tenido dinero para pagar el tratamiento de mi hijo, me hubiese hasta prostituido".
Ante todo, lanza un mensaje de aliento: "Siempre se puede encontrar algo. Ese algo me ha salvado la vida. Y ese algo es Anita... Cuando has vivido tempestades, ves llover y ¿sabes lo que haces? Sonríes".