Para Darío Brizuela (San Sebastián, 1994), no hay cosa más motivadora que un buen reto. Haciendo honor a su admiración por Kobe Bryant, el escolta vasco nunca rechaza un duelo. Con 15 años, hizo un mate en la cara de todo un jugador de la NBA, Sonny Weems (entonces en los Toronto Raptors y ahora en el Maccabi), en el campus de José Manuel Calderón. Con 20, logró ser el MVP de la cuarta jornada de la pasada ACB gracias a una actuación para el recuerdo: 25 puntos (6/6 en triples), tres rebotes, una asistencia y cuatro robos para 33 de valoración.
Casi un año después de aquello, podría parecer que la estrella de Brizuela brilla menos. Juega sólo 8.5 minutos por partido (el que menos de todo el Estudiantes), anota 2.2 puntos y promedia idéntico número de rebotes que de asistencias: 0.8. Sin embargo, su calendario siempre presenta marcados en rojo duelos tan importantes como el derbi ante el Real Madrid de este domingo (18:30, #0). Porque entre camisetas del Arsenal, apuntes de Psicología, bambas de escándalo, una buena pila de películas y golosinas a granel se esconde, siempre dispuesta a atacar, la mamba del baloncesto español.
Muchas miradas están puestas en usted esta temporada. ¿La 'Mamba Vasca' está preparada para picar más que nunca?
Esos titulares yo no los pongo, pero estoy encantado de seguir en el Estudiantes. Una vez acabado el verano, mi prioridad era seguir aquí. Ya lo sabe todo el mundo. Me encantan el club y Madrid, estoy muy a gusto. Estoy feliz y con ganas de seguir aprendiendo y ayudando al Estu a competir de la mejor manera posible.
¿Qué tal lleva lo de ser el benjamín del equipo? ¿Le vacilan mucho?
No, porque ya no vengo con la categoría de 'rookie'. El año pasado tuve mis minutos. Es raro, porque la anterior temporada no era el más joven y éste, un año mayor, sí. Con todos tengo muy buena relación y me siento uno más, no el novato que tiene que llevar las bolsas ni nada parecido.
Es un poco curioso que los tres jugadores que más tiempo llevan en el club (Jaime Fernández, Edgar Vicedo y el propio Brizuela) sean los más jóvenes.
Será por el cambio de proyecto que ha habido: nuevo entrenador, nueva forma de hacer las cosas… Está muy bien que hayan apostado por los tres y sé de buena mano que la apuesta es de cara al futuro. Se quiere que sigamos progresando y que seamos jugadores importantes para el Estudiantes.
Como vuelva a ser MVP de alguna jornada liguera, ya sabe que le va a tocar pagarse algo…
Es muy complicado. Sólo me ha pasado una vez, y creo que si vuelve a suceder será dentro de mucho tiempo. Por ser MVP, si hay que pagar, pago lo que sea.
¿Tiene en mente ganar el premio a mejor jugador joven de la liga este año?
No, a mí los premios individuales no me interesan en absoluto. Lo único que quiero es tener un año tranquilo y divertido, además de seguir progresando. El equipo que hay este año es muy bueno y va a ser complicado jugar tantos minutos como el año pasado. Mi idea es competir, aprender de mis nuevos compañeros y ser mejor jugador.
¿Qué tal con Salva Maldonado? No se le dan mal los jóvenes, pero igualar el 'feeling' que tuvo usted con Diego Ocampo va a ser complicado.
Es diferente. Hay muy pocos entrenadores con los que tengas esa conexión, pero estoy supercontento con Salva. Me gusta mucho la manera en la que entiende el juego, cómo trabaja y cómo vamos a jugar. A Diego le deseo toda la suerte del mundo en el Joventut.
¿Usted también es optimista con el equipo o prefiere tener a mano el chip de “ojalá no jugara nada, me echaran y ganásemos partidos” por si acaso?
Soy optimista todos los días de mi vida. Creo que vamos a tener una temporada buena, tranquila sobre todo. Prefiero ser optimista equivocándome que no ir con las orejas bajas desde el primer día.
¿Cuántas pesadillas ha tenido con el partido en el que descendieron la pasada temporada?
Sinceramente, fue un día muy extraño para mí. Era la primera vez que jugaba en mi casa (San Sebastián) y tenía un montón de ilusión por mantenernos. Fue un mal día, pero tuve la suerte, entre comillas, de poder estar con mi familia y amigos nada más acabar el partido. Eso quizás rebajó un poco la tristeza que tenía. Sí que pienso en ese día y en otros malos durante el año, pero creo que los afronto con la perspectiva de aprender de lo que hicimos mal entonces y de intentar corregirlo esta temporada.
¿Lloró entonces?
No, no soy de llorar, pero estaba triste porque pensaba que nos merecíamos algo diferente. La competición te pone en tu lugar al final, y quizás ése era el que nos merecíamos nosotros.
Encima tuvo la mala suerte de que aquello sucediese en su ciudad, San Sebastián. No fue un 11 de noviembre, pero casi (Darío ha sufrido varios infortunios en forma de lesiones siempre en esa fecha).
Fue triste porque llevaba toda la vida deseando jugar en Illumbe, ya fuera de local o de visitante. El día se empañó con ese resultado, pero me quedo con que toda mi familia y amigos estuvieron ahí apoyándome todo el día.
¿Recuerda cómo se enteró de que finalmente seguían en la ACB?
En el momento en el que me enteré, lo primero que pensé es que había que renovar ya y demostrar mi compromiso con el Estudiantes. Además, sabía que el hecho de que Edgar (Vicedo) y yo renovásemos iba a hacer ilusión.
Objetivos, NBA y el Brizuela más desconocido
Para usted, ¿cuál va a ser la liga del Estudiantes esta temporada?
Espero que no sea la del descenso, que estemos en mitad de tabla y que podamos rascar partidos a equipos grandes. Si todo va bien, y creo que iremos mejorando progresivamente de aquí a final de año, igual acabamos novenos, décimos o en el playoff. Quién sabe. De momento, la ilusión es ésa.
Ya que es buen aficionado del Arsenal, dígame qué es más fácil: ¿que ellos ganen la Premier o que ustedes se metan en Copa o playoffs?
Hoy en día, es más fácil que el Arsenal gane la Premier. Hemos fichado muy bien este verano, por fin Wenger se ha gastado el dinero y estamos jugando genial. Si me dieran a elegir, no sé qué preferiría (risas).
Es devoto del FIFA y del NBA2K. Confiese: ¿alguna vez ha escogido al Real Madrid en alguno de los dos juegos?
Nunca, nunca, nunca. Le puede preguntar a Edgar (Vicedo). Él se coge todos los equipos posibles para intentar ganarme, pero no puede. En el FIFA siempre me cojo al Arsenal.
Fernando Martín, Alberto Herreros, Sergio Rodríguez, Felipe Reyes… ¿Usted también les diría que sí a los blancos en un futuro?
No lo sé. Aún tengo 21 años y es mi segundo año en la ACB. Me parece una tontería hablar de equipos grandes, porque he firmado tres años con el Estudiantes y quiero cumplirlos. Quién sabe, en un futuro igual no sigo ni jugando al baloncesto.
Desde luego, su equipo favorito en el 2K de este año va a ser Denver. Hay que apoyar la causa de Juancho Hernangómez.
Ya le he estado probando. Estoy un poco enfadado con la gente del 2K porque le han hecho mal, creo que le tenían que haber subido los triples mucho (risas). Voy a intentar jugar con él a ver si mejora.
Algunos compañeros le han dicho que usted también podría llegar a la NBA. ¿Todavía es pronto para creérselo?
Sí, no es un objetivo real para mí. Siempre he querido ser jugador de la ACB, ése era mi sueño cuando era pequeño. Jamás había pensado que lo iba a conseguir, estoy encantado con la vida que tengo ahora. La NBA es otro mundo diferente, que no está a mi alcance. Sí que es verdad que este verano estuve en el campus de Treviso y me fue bien, pero nunca me he visto con ese nivel. Tampoco tengo la ambición desenfrenada de llegar a la NBA. Estoy muy feliz en la ACB y en el Estudiantes. Para mí, es un privilegio poder jugar en la primera liga de España.
Incluso se podría decir que usted ya ha disputado esa liga. Con lo que se parecía la camiseta del Huesca a la de los Seattle Supersonics…
Sí, ¿verdad? Esa camiseta está muy bien y la guardo con un montón de cariño. Tengo muy buen recuerdo de Huesca.
Al que no se quita de encima ni queriendo es a Edgar Vicedo. ¡Van juntos a todos lados!
¡Que siga encima toda la vida, por favor! Es un jugador con el que me encanta estar y, al margen de la amistad que tenemos, es muy buen compañero. Nos ayudamos mucho y estoy encantado de que le vayan las cosas tan bien. Se lo merece, porque el año pasado no tuvo suerte y trabajó muy duro, el que más.
Por lo que he visto, usted es mejor estudiantil que estudiante. ¿Qué le pasa con las notas?
¡Pues que soy un crack! (risas) Empecé a estudiar Psicología el año pasado gracias a una persona que conocí en el Peñas de Huesca y estoy encantado con la carrera. Voy a un curso cada dos años, pero me sirve para despejarme del deporte en esos días en los que igual no has entrenado bien o lo que sea.
Ya que intenta graduarse en Psicología, ¿cómo definiría usted las distintas personalidades que hay en el vestuario de este Estudiantes?
Hombre, cada uno tiene sus cosillas, pero tenemos a gente que sabe juntarnos. Por ejemplo, 'Taph' (Savané), que es una persona increíble y quien más está pendiente de que todos estemos unidos. El verdadero psicólogo del equipo es él y no yo, si es que algún día llego a serlo.
¿Entonces se atreverá a charlar de política con Savané?
Siempre estoy abierto a hablar de política. Por ejemplo, hablamos de las elecciones vascas en un viaje en el AVE. Tampoco soy un entendido, pero cada día intento aprender un poco porque, a medida que me hago mayor, me interesa más.
Como es bastante cinéfilo, ¿qué película le gustaría protagonizar junto a sus compañeros de equipo?
“A todo gas 8” (risas). Me encantan los coches y me encantaría hacer esa película, sobre todo, con Edgar (Vicedo). Ya conducimos un coche deportivo una vez y lo disfrutamos como niños.
También le gustan bastante las zapatillas, y cuanto más chillonas mejor. ¿Cuál es el último modelo que se ha comprado?
Este año voy a jugar con unas discretas, unas Jordan negras por completo. Estoy encantado con ellas. Cuando se me rompan, igual cambio a un modelo más chillón, pero empiezo sencillo este año.
¿Va a seguir comiendo chucherías antes de los partidos o ya ha dejado el vicio?
He estado a dieta este verano, porque quería ganar peso y ahora casi tengo cinco kilos más. Vicios como el de las chuches son fundamentales para desconectar. Antes de los partidos, me las quitaré, pero en las pelis jamás. Una película sin chuches no es una película como debería ser (risas).
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