Lo que nació como un encarnizado tira y afloja murió siendo un monólogo. Para llegar a las semifinales de Roland Garros por segundo año consecutivo, Dominic Thiem venció 7-6, 6-3 y 6-0 a Novak Djokovic por primera vez en su carrera (0-5 hasta hoy) y apartó así al serbio de la defensa del título, que le convirtió en 2016 en el octavo jugador capaz de completar el Grand Slam. El austríaco, citado el viernes con Rafael Nadal (6-2, 2-0 y abandono de Pablo Carreño), sobrevivió al número dos y cerró el triunfo de una forma arrolladora, que le invita a pensar en cosas muy grandes: ¿ha llegado el momento de dar el salto y pelear por un título de los que dejan huella en la historia?
“El año pasado no estaba satisfecho con las semifinales, pero fue increíble para mí”, reconoció Thiem, que el curso anterior cayó con Nole en esa ronda. “Este año quería ir más allá, he salido con una mentalidad muy diferente”, reconoció el austríaco, al que le importó bien poco no haber ganado nunca a su rival. “Ha habido algunos puntos clave en el partido que han caído de mi lado. Es comprensible que se le haya hecho difícil. Quizás, por eso al final ha sido un poco más fácil”, se despidió Thiem, que acabó propinándole un 6-0 al serbio en 20 minutos para llegar a las semifinales.
“Merecía ganar porque fue el mejor sobre la pista”, reconoció Djokovic tras la derrota. “Es un rival muy complicado en tierra batida, pero es una realidad que no estoy jugando cerca de mi mejor nivel”, continuó el serbio. “Es una situación totalmente nueva para mí, aunque no es algo que no le haya ocurrido antes a ningún jugador. Los mejores han pasado por esto, así que supongo que encontraré el camino y saldré adelante más fuerte”, añadió. “Es un gran desafío y estoy dispuesto a superarlo”.
Sin hacer locuras, Djokovic llegó a mandar 4-2 en el comienzo del partido. Con Thiem buscando la mejor manera de adatarse al viento, fortísimo y racheado, el serbio aprovechó para imponer sus armas sobre las del número siete, que endureció la primera manga hasta convertirla en una guerra que se estiró más de una hora. Una vez el austríaco hizo suyo el primer parcial, una vez tomó la iniciativa en el marcador y se soltó hasta terminar desatado (38 ganadores), su contrario desapareció: el público de la pista Suzanne Lenglen vio cómo ambos rivales disputaban otros dos sets, pero fue para nada porque la victoria ya llevaba tiempo perteneciéndole al número siete.
“Hasta ahora, siempre he jugado mal tras ganar a uno de los mejores del mundo”, recordó Thiem. “Espero poder mejorar eso. Hoy he ganado a Djokovic, el viernes tengo a Nadal y si consigo pasar a la final me esperará otro jugador de primer nivel”, siguió. “Por eso es tan difícil ganar un Grand Slam”.
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