Visto y no visto. Rafael Nadal necesitó 54 minutos para debutar con victoria en el Masters 1000 de Shanghái, el torneo que cierra su gira asiática. El número uno del mundo, que el pasado domingo celebró el título de campeón en Pekín, se llevó por delante a Jared Donaldson (6-2 y 6-1) y se citó con Fabio Fognini (7-6 y 6-3 a Lucas Pouille) por una plaza en los cuartos de final mandando un mensaje a todos sus rivales: el nivel sigue intacto, las ganas de seguir ganando también y con esas dos cosas es muy difícil que Nadal se incline si enfrente no se encuentra a un oponente inmaculado. [Narración y estadísticas]
“Hay poco que pueda decir de la victoria de hoy porque ha sido un partido muy completo”, reconoció el campeón de 16 grandes tras vapulear a Donaldson. “Todo ha ocurrido de manera muy rápida. He jugado muy agresivo con mi derecha y también con mi revés”, continuó el balear, brillante desde las dos alas de su juego. “Si a esto le sumamos que he tenido un gran porcentaje de puntos ganados con mi saque… hace que sea un partido bastante completo en general”, cerró el español, que disparó un 72% de primeros servicios y que ganó 22 de los 26 puntos que jugó con su primer saque y los 10 que disputó con segundo.
Como en el torneo de Pekín, el saque ayudó a que Nadal encontrase su mejor versión sobre cemento. Con la central cubierta, lloviendo a cántaros fuera, la velocidad de la pista aumentó, y eso que ya es de las más rápidas de todo el circuito. Al balear no le costó ni un poquito adaptarse, porque el servicio le dio la opción de dominar desde el primer golpe (solo cedió cuatro puntos al resto en todo el partido) y porque su decisión le permitió jugar con agresividad, anticipándose a la llegada de la pelota con pasos hacia delante. Para hacer eso, claro, hay que nadar en confianza.
Donaldson se encontró con el partido perdido desde el arranque. El estadounidense, que a los 21 años va haciendo poco a poco su camino (56 del mundo), vio la salida fulminante de Nadal, se encogió como un jersey de lana tras pasar por la lavandería y nunca más pudo enderezarse. En consecuencia, sucedió lo inevitable: estreno con victoria de Nadal, que ya suma 13 seguidas y que cada vez da más miedo.
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