Antes del quinto set de la final del Abierto de Australia, Roger Federer se marcha al baño con una toalla cubriéndole la cabeza. El suizo está en serios problemas porque hasta hace pocos minutos ganaba por 3-1 el cuarto set y casi podía acariciar el título de campeón, su Grand Slam número 20. Una inesperada reacción de Marin Cilic, que le rompe dos veces consecutivas el saque para empatar el partido y enviar el desenlace de la batalla a la quinta manga, ha llevado a Federer al límite, haciéndole perder los nervios (¡cómo se grita en alemán!) y obligándole a jugar en el filo del alambre el arranque de ese parcial decisivo. Se disputa el primer juego del quinto set y Cilic tiene dos bolas de break para hundir un poco más al suizo. Grita la grada, que quiere a Federer sobreviviendo, que quiere a Federer ganando, que quiere a Federer haciendo historia con una copa de récord. Y eso es exactamente lo que ocurre: el suizo salva esas dos opciones de rotura de su rival y se desata, propinándole un 6-1 y haciéndose con el título.
“Solo estaba tratando de frenar su impulso”, explicó el suizo, bien entrada la madrugada en Melbourne. “Creo que la experiencia me ayudó y también tuve algo de suerte. Sentí que necesitaba un poco de esa suerte esta noche”, añadió Federer, que con su triunfo en el torneo se ganó el privilegio de ser el único jugador que ha celebrado tres grandes con más de 35 años. “He defendido mi título del año pasado, el cuento de hadas continúa. Llegar a 20 es muy, muy especial”.
El cuento de hadas al que se refiere Federer comenzó el 29 de enero de 2017, cuando ganó su Grand Slam número 18 al imponerse a Rafael Nadal en la final del Abierto de Australia, siguió el domingo 16 de julio del mismo año, con su triunfo ante Cilic en Wimbledon (19 grandes) y volvió a continuar escribiéndose el 28 de enero de 2017, al vencer de nuevo al croata en Melbourne. Los números no mienten y son sorprendentes: Federer ha ganado más grandes en un año (2017) que en los últimos siete anteriores a la temporada de su brillante regreso (2010-2016), donde solo consiguió dos (Abierto de Australia de 2010 y Wimbledon 2012).
“He ganado tres torneos del Grand Slam en 12 meses y es algo que ni yo puedo creer”, reconoció el suizo. “Ahora se trata de mantener un buen calendario, de permanecer con hambre. Entonces, quizás ocurran cosas buenas, pero tengo que ser muy cuidadoso con mi planificación y fijar bien mis objetivos, establecer unas prioridades”, subrayó Federer. “Vienen tiempos emocionantes por delante y estoy feliz de estar en esta posición en este momento”.
La posición es endiable. Federer sale de Melbourne a 155 puntos del número uno de Nadal, que lo perderá si no llega al menos a las semifinales del torneo de Acapulco (defiende 300 de su final de 2017). El suizo, que a diferencia del curso pasado no tiene planificado jugar en Dubái, está muy cerca de recuperar la cima de la clasificación casi seis años después de ocuparla por última vez (4 de noviembre de 2012) y convertirse en el jugador más veterano en la primera posición del ranking (el récord lo tiene Andre Agassi, con 33 años y cuatro meses).
Volver a sentarse en el trono del circuito, aunque sea por poco tiempo, sería otro guiño a una longevidad que ya no sorprende a nadie.
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