Hay derrotas que dejan cicatrices en el alma, aunque sean invisibles. En la madrugada del miércoles al jueves, cuando el reloj pasaba un par de minutos de las dos de la mañana, Garbiñe Muguruza se despidió en su estreno del torneo de Roma tras dilapidar una ventaja de 4-0 en la tercera manga y dejando escapar luego dos puntos de partido, uno sacando con 6-5 y otro en el tie-break decisivo (también con 6-5). La remontada de Daria Gavrilova (5-7, 6-2 y 7-6 en 3h11m) eliminó a la española, que defendía las semifinales del curso pasado, y acentuó algo que es evidente: a día de hoy, y pese a que la regularidad nunca ha sido su mayor virtud, Garbiñe no es nada fiable.
Muguruza y Gavrilova aparecieron en la pista a las 22.44 horas del miércoles, pagando el retraso de una jornada muy larga en la central (con tres de los cinco encuentros previos al último decididos en el tercer set) que estiró muchísimo el día. En una noche húmeda (por encima del 60%) con poco público en las gradas, las dos rivales ofrecieron desde el inicio una intensa pelea, tan emocionante (¡cuántas alternativas en el marcador!) como fea, y la prueba está en los 106 errores no forzados (¡106!) que sumaron entre ambas cuando terminó el duelo.
Antes, un partido de bandazos. A la primera manga conquistada por Muguruza con muchísimo esfuerzo, todo el rato a tirones, de break en break, le siguió la segunda abrochada por Gavrilova sin los sudores de su contraria. La australiana, que agallas tiene para ponerse delante de un tren a hacer malabares con una venda en los ojos, llegó al tercer parcial lista para asaltar la victoria y se encontró con un 0-4 de entrada que acercó a Muguruza a los octavos.
Entonces, el colapso de la número tres llegó sin esperarlo. Con todo de cara, la española dejó que su contraria cerrase la enorme brecha que ella había abierto (de 4-0 a 4-4), perdió dos oportunidades de ganar el encuentro (punto de partido sacando con 6-5 y después otro en el tie-break) y remarcó la crisis que atraviesa en 2018 (15 victorias por nueve derrotas), pese a haber levantado hace unas semanas el título de campeona en Monterrey.
A pocos días del inicio de Roland Garros, que comenzará el próximo 27 de mayo en París, Garbiñe no parece estar lista para pensar en grandes cosas.
Noticias relacionadas
- Nadal empieza a reconquistar la confianza
- Entre Madrid y Roma, Nadal y la obligación de levantarse
- La nueva generación da un golpe en Madrid
- Zverev sigue amenazando con el relevo: ahora, campeón en Madrid
- Thiem desluce a Nadal en Madrid
- Nadal encadena 50 sets consecutivos camino de los cuartos de Madrid
- Nadal irrumpe en Madrid a lo grande
- ¿Cómo se adapta Nadal a la altitud de Madrid?
- Nadal, la costumbre de ganar y hacer habitual lo extraordinario
- Nadal, de 11 en 11: tras Montecarlo, campeón en el Conde de Godó