Image: Una mina para la lírica

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El Cultural

Una mina para la lírica

El público, protagonista de la vida musical

23 octubre, 2009 02:00

Un momento de la Ariadne auf Naxos que abrió la temporada de Oviedo

La oferta musical asturiana no tiene descanso. Las programaciones del Teatro Campoamor, el Jovellanos, el Auditorio Príncipe Felipe, la Laboral o el Teatro Armando Palacio Valdés complementan la actividad de conjuntos como la Orquesta Sinfónica del Principado y la Oviedo Filarmonía.

Son ya 62 las temporadas ininterrumpidas de ópera que lleva a sus espaldas la ópera de Oviedo y casi 32 los años de la Asociación Asturiana de Amigos de la ópera que las auspicia. No son cifras redondas, por falta de ceros, aunque no por ello menos concluyentes: en Asturias la afición por la mal llamada música culta no es un fenómeno reciente, ni siquiera de las últimas décadas. El Teatro Campoamor, el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, el avilesino Teatro Palacio Valdés o los teatros Jovellanos y de la Laboral en Gijón dan fe de una larga tradición instalada en el culto a las grandes voces y el gusto por el repertorio italiano y francés. Pero no sólo. En la Laboral imprimieron su sello la pasada temporada nada menos que dos gigantes del minimalismo como Michael Nyman y Philip Glass.

Por su parte, el Festival de Teatro Lírico Español de Asturias -que va ya por su 16ª temporada- confirma un apetito ávido de títulos de zarzuela, siendo la temporada en torno el género chico del Campoamor la más estable de nuestro país junto con la del madrileño Teatro de la Zarzuela. Tras los cinco títulos de ópera de esta temporada (Ariadne auf Naxos, Tosca, Don Giovanni, Ariodante y Simon Boccanegra), la ópera de Oviedo levanta otros tantos de zarzuela, lo que supone un total de 11 representaciones de lírica a repartir durante el curso entre los 220.000 ovetenses censados.

Fidelidad casi ciega.
Pero 1.468 localidades y 3.428 abonados dan mucho juego. "A día de hoy, es una imprudencia hablar de una única afición asturiana", nos cuenta Javier Menéndez, quien desde 2003 ocupa la dirección artística de la ópera de Oviedo. "Si hay algo que caracteriza a nuestro público es la fidelidad". Lo dice quien ha oficia- do cinco de los títulos más ovacionados en los 117 años del teatro: la Elektra (2004) de Santiago Palés, Jenufa (2005), La vuelta de tuerca (2006), Tristán e Isolda (2007) y el ya mítico Diálogo de carmelitas (2008) de Robert Carsen. "En seis años, hemos pasado de 15 a 22 funciones de ópera. Y seguimos en la línea de potenciar las coproducciones con grandes teatros". El Châtelet de París, la londinense English National Opera o el Staatstheater de Berlín lo suscriben. También el 85% de asistencia media a las representaciones, que en el caso de la última Tosca alcanzó un lleno técnico del 95%. "Vendimos hasta las localidades ciegas".

Datos que hablan por sí solos de la calidad y el buen hacer de los dos conjuntos que se alternan en el foso: la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, a la que emplea por último año Maximiano Valdés en la temporada sinfónica del Auditorio Príncipe Felipe y en la programación musical del Teatro de la Laboral, y la Oviedo Filarmonía, que sigue celebrando sus diez años de existencia con su habitual presencia, siempre a las órdenes de Friedrich Haider , en el ciclo de conciertos y en las Jornadas Internacionales de Piano Luis G. Iberni que organiza el Ayuntamiento de la ciudad. "El criterio para una gestión musical en el siglo XXI -conviene Menéndez- debe regirse por el riesgo, la innovación, la creatividad". ¿Berg, Schünberg, Monteverdi? Todo se andará.