Del mismo modo que es gracias a la literatura como conocemos la vida interior de los seres humanos, es gracias a la fotografía -a un cierto tipo de fotografía- como conocemos la realidad palpable de una sociedad que ha desaparecido. En el caso de España, llegados a este punto, me acuerdo de lo que dijo un político al poco de ganar las elecciones en 1982: "Dentro de diez años, a España no la va a conocer ni su madre". También se me viene a la mente el que fuera, según sus propias palabras, el motivo que llevó al fotohistoriador Publio López Mondéjar a emprender su impagable serie de exposiciones titulada "Las fuentes de la memoria": "Recrear una imagen de la España que ya no es". Aunque no hace falta que nadie nos advierta de ello, estas dos citas vienen a subrayar el hecho verificable de que los cambios acaecidos en España desde finales de los sesenta hasta ahora han transformado irreversiblemente el rostro de este país.
Ramón Masats (Caldes de Montbui, 1931) pertenece al grupo de reporteros que a comienzos de los sesenta transforman en España el panorama de la fotografía documental. Pomés, Miserachs, Maspons, son otros tantos nombres empeñados, precisamente, en testimoniar la imagen de un país que, porque intuyeran iban a desaparecer para siempre o porque pensaran que nunca iba a cambiar, merecía quedar fijado en sus negativos. La extraordinaria exposición de Masats que ahora podemos contemplar en el Círculo de Bellas Artes tiene, pues, varios motivos para resultar interesante. Por un lado, es la primera antológica dedicada al fotógrafo. Por otro, muestra la visión en blanco y negro de una España alarmantemente distinta de la actual, y no exenta de una belleza austera y conmovedora. Pero además, Masats no es el documentalista típico, serio, tremendista y carente de imaginación. Dado que entre 1965 y 1982 se dedicó exclusivamente al cine y la televisión (colaboró con Saura en varias películas), se muestra también su vídeo "Insular", un hermoso experimento visual sobre Lanzarote con música de Luis de Pablo.
Su trabajo puramente fotográfico arranca de fines de los cincuenta, y como ejemplo más granado de la época se expone un libro que en su día supuso un acontecimiento editorial: "Los sanfermines" (1963), con textos de Rafael García Serrano. Pero junto a todo ello, y como prueba de la capacidad de Masats de ajustar su mirada y su objetivo según pasan los años, se exponen también fotografías en color de años recientes -incluyendo algunas tomadas desde el aire- que dan idea de cómo el autor ha sabido actualizar su trabajo testimonial.