¿A qué teme Erwin Wurm?
Erwin Wurm, de la serie Para todos los públicos, 1999
Erwin Wurm (1954) presenta una selección de siete vídeos realizados desde 1992 hasta ahora. Pero, independientemente de que sean vídeos, dibujos, fotografías, esculturas o cualquier otro el lenguaje que utilice, su obra siempre responde a unas mismas inquietudes. En una entrevista, el artista nos comenta que su punto de partida fue la reflexión en torno a la escultura. "En las definiciones de la escultura -dice Wurm- siempre hay algo que ni las ideas ni las realizaciones pueden explicar". En la más pura tradición neoconceptual, su ámbito de investigación han sido las fronteras y las zonas ambiguas de la escultura; en definitiva, forzar al límite los principios de la obra tridimensional. En este sentido, la obra de Wurm es una búsqueda ontológica o un preguntarse qué es la escultura. Así, en uno de sus vídeos más significativos, One Minute Sculptures (1997), el espectador debía subir en una tarima y realizar una acción prescrita por el artista, por ejemplo: "Hacer el perro a cuatro patas". ¿Acaso es una boutade? Detrás de estas acciones pueden formularse muchas preguntas o, al menos, Wurm espera que se formulen: ¿A partir de qué momento una escultura se transforma en una performance? ¿Cuándo deviene una escultura? ¿Esas poses son una escultura?Pero, como nos explica el propio Wurm, con el paso del tiempo esta preocupación por la escultura adquiere un sentido mucho más general y se proyecta en la vida cotidiana. La utilización de medios muy simples y del cuerpo humano como materia puede ya connotar escultura. Pero definir a Wurm exclusiva y simplemente en relación a la escultura es reducirlo y esquematizarlo. él mismo apunta: "Quiero mostrar la realidad desde otro punto de vista". ésta es la verdadera aportación y el sentido del trabajo de Wurm: observar el mundo -la escultura, como cualquier otro aspecto de la vida- al margen de los hábitos mentales y de los esquemas al uso. Observar el mundo desde otro punto de vista significa descubrirlo o al menos formularse preguntas que la costumbre y el hábito nos hacen pasar desapercibidas.
Wurm provoca situaciones de extrañeza: situaciones con fuertes dosis de absurdo y ridículo, situaciones de cúmulos de repeticiones. El resultado es desconcierto, humor negro, distanciamiento, incomodidad... que incita a la reflexión. De alguna manera se trata de provocar un cortocircuito en nuestros hábitos para provocar preguntas.
De todas maneras, intuimos que en la obra de Wurm hay algo más que preguntas. El arte contemporáneo ha incidido en la noción de obra abierta, de la posibilidad de múltiples lecturas, de que la obra de arte es un simple estímulo para el espectador, etcétera. Hay que revisar este principio que se ha transformado en un lugar común. Tenemos la sospecha de que la supuesta ambigöedad de Wurm esconde algo aunque no sabemos exactamente qué. Tal vez se trate de un juego entre el enseñar y el esconder, tal vez el artista nos quiere velar un secreto. Con los elementos de que disponemos no podemos descubrirlo, pero la pregunta que surge después de asistir a las proyecciones es precisamente: ¿qué es lo que tanto teme -o esconde- Erwin Wurm?