Image: Clásicos aunque contemporáneos

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Arte

Clásicos aunque contemporáneos

Lo mejor de 2009: Arte

31 diciembre, 2009 01:00

Inocencio X, de Francis Bacon.

Sumario: Lo mejor del año 2009

No hay un nexo común entre las diez mejores exposiciones del año. Quizá la ausencia de antiguos maestros y el hecho de que la mayor parte de los elegidos sean clásicos, aunque contemporáneos, es lo más distintivo de una selección encabezada por nombres propios. Así, Francis Bacon y Juan Muñoz sobresalen en una nómina en la que destacan también las españolas Dora García y Eulàlia Valldosera. La suma de votos unida a la posición de preferencia en las listas de nuestros críticos, que aparecen detalladas en nuestra web, nos proporcionan esta lectura de 2009.

1. Francis Bacon
Museo del Prado. Madrid

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Manuel Mena, jefa de Conservación de Pintura del siglo XVIII y Goya en el Museo del Prado, comisarió la magnífica exposición de Francis Bacon en Madrid. Al margen de la consabida polémica sobre la entrada de un artista contemporáneo en las nuevas salas del edificio de Villanueva, la muestra resultó una magnífica oportunidad para adentrarse en la obra descarnada del artista irlandés. Más de un centenar de piezas, entre pinturas, papeles, fotografías, libros y otros objetos nos ayudaron a entender mejor a uno de los pintores más influyentes del arte actual. En los últimos años de su vida, Bacon fue visitante habitual del Prado y con esta exposición la institución quiso, además, homenajearle en el año de su centenario: el pintor se reencontraba así con sus maestros. "La grandeza de la obra de Francis Bacon arranca de la dignidad majestuosa que caracteriza su concepción de la pintura como arte de representar, y, al mismo tiempo, de la asunción auténtica y creativa que él hace de las fuentes de 'su' tradición; principalmente, de Velázquez y de Rembrandt, de Soutine y de Van Gogh, a quienes reafirma como base de sus obras", explicaba José Marín-Medina (El Cultural, 30 de enero). Prueba del éxito de la muestra fueron las 174. 000 personas que la visitaron.

2. Juan Muñoz
MNCARS. Madrid

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Buscaba efectos que golpearan al estómago, y eso mismo son las esculturas, dibujos, instalaciones, obras radiofónicas, escritos de Juan Muñoz... una mueca teatral llena de "afecto". Este año, el artista regresó a su ciudad natal, Madrid, en forma de retrospectiva que el Museo Reina Sofía ha ensamblado de manera célebre a sus espacios. Así la vió Miguel Fernández-Cid (El Cultural, 17 de abril), "Juan Muñoz juega fuerte desde el principio, marca el espacio y lo cuida, sabe atraer hacia él los debates, bucea buscando qué hay tras la apariencia. Consciente de la importancia del vacío, del espacio, crea escenarios donde las esculturas nunca se ofrecen como imágenes finales".

3. Eulàlia Valldosera. Dependencias
MNCARS. Madrid

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"Redonda: con esta exposición Eulàlia Valldosera ha alcanzado la madurez, el completo dominio de su lenguaje y capacidad de transmisión". Con estas palabras describía Rocío de la Villa (El Cultural, 13 de marzo) la muestra de la artista catalana en el Museo Reina Sofía. El título, Dependencias, daba la clave desde donde leer su trabajo desarrollado en las últimas dos décadas. Vídeos, instalaciones, objetos… botellas que hablan y que recogen nuestros malos deseos para hacerlos desaparecer. Una visión de la vida, el paso del tiempo, el feminismo, la huida y el regreso.

4. Dora García. ¿Ádónde van los personajes cuando acaba la novela?
CGAC. Santiago de Compostela

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Titulaba Dora García esta exposición con un interrogante, aunque nos advertía, con una de sus frases de oro, que Una buena pregunta debe evitar a toda costa una respuesta. Compuesta como una novela, los personajes y acontecimientos de la muestra propuestos por la artista tienen su propia lógica, que el espectador debe descubrir y entretejer. Una exposición que David Barro (El Cultural, 16 de octubre) describió como "certera y alejada de excesos, que nos induce a reflexionar sobre lo que vemos, huyendo de las respuestas y de las obras comprensibles a primera vista". Un entramado de contradicciones, juegos y desplantes que incitan al espectador a preguntarse también por la dirección correcta a coger. En cartel hasta el 31 de enero.

5. Cildo Meireles
MACBA. Barcelona

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Ha sido la muestra de Cildo Meireles más grande y completa de todas las que hasta entonces había realizado. La acogió el MACBA, tras pasar por la Tate Modern de Londres, con más de 80 obras. Ganador del Premio Velázquez 2008, el artista brasileño, máximo exponente del arte de su país, alude en sus obras a un compromiso socio-político a raíz de un planteamiento donde el artista apela a la vida, al olfato y al tacto para reflexionar sobre la percepción. Javier Hontoria (El Cultural, 6 de febrero) decía de la muestra que era "como una secuencia quebrada, en las antípodas de lo lineal" y hacía incapié en la seducción, "la fuerza que recorre toda su obra".

6. La anarquía del silencio. John Cage y el arte experimental
MACBA. Barcelona

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Hasta el 10 de enero se puede visitar esta exposición con la que el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona ha querido situar la figura de John Cage en el universo creativo posterior a la Segunda Guerra Mundial. "La aportación de la muestra consiste precisamente en contextualizar la figura de Cage en un marco de interacciones con artistas y creadores visuales de la época. No es que se prescinda del universo sonoro, por otra parte muy presente, sino que se inscribe éste en una perspectiva más amplia", explicaba en estas páginas Jaume Vidal Oliveras (El Cultural, 10 de octubre).

7. Máquinas de mirar
CAAC. Sevilla

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José Lebrero se despidió del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo con esta completa exposición en la que se une la espléndida colección del cineasta experimental alemán Werner Nekes (200 piezas y objetos sobre la historia del cine e ingenios visuales) con las obras de artistas actuales interesados por los fenómenos ópticos y por la historia de la construcción de las imágenes. Así, junto a las antiguas "máquinas de mirar" encontramos (sigue abierta hasta el 10 de enero) obras de William Kentridge, Thomas Ruff, Ed Ruscha, Douglas Gordon o Sigmar Polke. "Enhorabuena al CAAC por la iniciativa. Así se hace público para el arte contemporáneo", escribía Elena Vozmediano (El Cultural, 2 de octubre).

8. Lágrimas de Eros
Museo Thyssen-Bornemisza/Caja Madrid. Madrid

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Todavía se puede ver esta exposición en la que el director del Thyssen, Guillermo Solana, ha reunido pinturas, fotografías, vídeos y esculturas que representan el lado más oscuro de la pulsión sexual en un personal proyecto. Lo explicaba Mariano Navarro: "Se sale de los discursos habituales del crítico o del historiador para internarse en una aventura íntima, que cabe calificar de capricho inteligente, y cuyo objetivo es tanto la reflexión estética como su disfrute" (El Cultural, 23 de octubre). Una oportunidad única para ver las venus francesas de Amaury-Duval o Bouguereau con las adolescentes de Rineke Dijkstra o la conjunción de los sansebastianes de Bronzino, Guido Reni, Ribera y Renoir.

9. Rodchenko y Popova
MNCARS. Madrid

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"Una exposición grande, singular e irresistible, que seduce a sus visitantes situándolos y haciéndoles sentirse en el ojo de un huracán estético que no cesa de crecer a medida que avanza el desarrollo de su panorámica. Se trata del huracán Constructivismo ruso", escribía José Marín-Medina (El Cultural, 30 de octubre) de Rodchenko y Popova. Definiendo el constructivismo. La muestra nos llegaba este otoño desde la Tate Modern londinense con 350 obras entre pinturas, esculturas, fotografías, diseño gráfico, textil y de vestuario, proyectos arquitectónicos, maquetas de escenarios teatrales y fragmentos cinematográficos de los principales artífices del movimiento ruso. Hasta el 11 de enero.

10. Anthony Gormley. Between You And Me
Artium. Vitoria

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Ramón Esparza (El Cultural, 20 de marzo) destacó de su trabajo "la reflexión sobre la condición humana, la relación entre escultura y arquitectura y los espacios que genera, la preocupación por una trascendencia laica y los ecos de su formación en antropología y arqueología". Anthony Gormley llegó a Vitoria con un conjunto de obras entre las que se encontraban dos de las piezas más significativas de su carrera: Critical Mass II (1995) y European Field (1993).