Image: Carlos Vallejo

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Arte

Carlos Vallejo: "El arte contemporáneo no debe verse como capricho de unos pocos"

"El arte contemporáneo no debe verse como capricho de unos pocos"

19 febrero, 2010 01:00

Carlos Vallejo entre una fotografía de Rineke Dijkstra y una obra de Miki Leal

Su pasión por coleccionar se remonta a su infancia, “empecé con sellos y monedas (con los que aún sigo), canicas, pegatinas, de todo”, cuenta. Ahora atesora una colección de arte contemporáneo con más de 300 piezas que ha sido expuesta en el CGAC de Santiago de Compostela, en la Fundación Botín o en el Museo de Bellas Artes de Santander. Carlos Vallejo (Santander, 1967) empezó comprando de manera muy local, “en una galería que traía obras de artistas españoles a Santander”, y a partir de ahí comenzó su estrecha colaboración con Siboney, “la primera galería con la que he tenido una auténtica relación”. Luego llego ARCO.

-¿Desde cuándo visita la feria? ¿En qué ha cambiado desde entonces?
-En ARCO empecé a comprar tiempo después, en 1994, y voy siempre. Me parece importante formar parte activa de la feria de mi país y soportarla en la medida que puedo. Creo que ha cambiado mucho, y ha dado pasos importantes para su internacionalización, al tiempo que ha apostado (a través de los Solo Projects) por el arte y no sólo por el comercio. Sin embargo, creo también que no ha sido lo bastante ágil para generar una imagen que la diferenciara del resto de las ferias internacionales.

-Este año ARCO se enfrenta ya a tres firmes competidoras, ¿hay espacio para tanta feria?
-Pasa en Basilea, en Londres, en Miami es exagerado: son 27 o 28 las ferias paralelas. Lo de Madrid está por ver. Si hay mercado para todas, el tiempo lo dirá. Pero estaría bien que se complementaran, que se especializaran. Compradores puede haber para todos. Aunque este año, con la crisis habrá que ver cómo respondemos...

Falta de incentivos
-En cuanto el coleccionismo español: ¿ha mejorado?
-¡Sin duda! Hay colecciones muy interesantes, personales e interesadas por crecer con la propia creación y apoyarla.

-Pero pocas son conocidas...
-Imagino que la falta de incentivos por parte de las administraciones tiene mucho que ver en esto. En Estados Unidos, por ejemplo, desgrava. En otros casos será por pudor, modestia o por preservar la intimidad.

Y esto tiene que ver con la principal demanda de Vallejo a las administraciones públicas. Como casi todos los coleccionistas, pide que se considere la faceta de mecenazgo que conlleva comprar arte contemporáneo y, por supuesto, que se apoye fiscalmente. “Es fundamental para equiparar nuestra cultura de adquisiciones a la de otros países”, asegura.

Coleccionistas vs. comisarios
Fue precisamente a raíz de la exposición de la colección de Vallejo en el CGAC, en 2007, cuando, en estas misma páginas, surgió el debate: se habló aquí del poder de los coleccionistas, quienes, junto a los galeristas, estaban sustituyendo a los comisarios... ¿Cuál es en su opinión el papel de los comisarios?
-Creo que sería falsa modestia el no asumir el rol de los coleccionistas en la definición del mundo del arte (y no sólo del mercado) en los últimos años. De algún modo, cada uno en su escala, hemos influido en las carreras de muchos artistas, no únicamente por el prestigio que proporciona estar en determinada colección, sino también porque vender obra les permite seguir trabajando. Por otro lado, el papel de las galerías también ha evolucionado hasta conseguir ser “forjadoras de gusto”, eso también es obvio. Sin embargo, no creo que el papel del comisario haya perdido importancia. El rol del comisario es otro: son los profesionales que nos ayudan a ampliar nuestra manera de entender el arte. Mediante sus selecciones, conceptos y análisis enriquecen las lecturas de artistas y obras.

-¿Y de las instituciones?
-Creo que el papel más importante de las instituciones sigue siendo la educación. Es fundamental que el arte contemporáneo deje de verse como el capricho de unos pocos, y es algo que se mantiene latente en el grueso de la sociedad. Todo el mundo espera el gracioso reportaje televisivo sobre ARCO que les reafirme en el hecho de que somos unos cuentistas. Por otro lado, la especialización es esencial. La información hoy en día llega a todos sitios, y una actitud generalista no aporta demasiado. El riesgo, por parte de todos, es la manera más inteligente de avanzar.
Hablamos de su colección y le cuesta elegir una pieza favorita. Muchas de ellas significan mucho más de lo que son. Contienen vínculos emocionales, procesos, investigaciones… Es lógico. Pero tiene claro que nunca se desprendería del vídeo Paradise Omeros de Isaac Julien, de la fotografía de la serie Pictures of Magazines de Vik Muniz o de la fotografía de la Bubble House de Tacita Dean. Queda claro que su colección mira más hacia el extranjero. “Esa óptica internacional me interesa por dos motivos: como un intento de entender lo que sucede en el mundo y como un modo de contextualizar a los artistas españoles que colecciono”, comenta.

Enfoque generacional
-¿Qué tienen en común las piezas que compra?
-Desde el principio me interesó darle a la colección un enfoque generacional. Me parecía inevitable pensar que los artistas de edades cercanas a la mía iban a afrontar temas que me interesaban, que existiría una empatía conceptual. La investigación se amplía, lógicamente, hacia artistas más jóvenes, cuyas visiones proyectan reflexiones hacia el futuro.

-¿Se deja asesorar por profesionales a la hora de comprar?
-Sin duda, hay algunas galerías con las que colaboro mucho. Desde Esther Schipper en Berlín, Helga de Alvear o Soledad Lorenzo en Madrid a NoguerasBlanchard en Barcelona. En los últimos años también colaboro bastante con Maribel López, quien, desde Berlín, me ha introducido en la obra de artistas como Keren Cytter o Haris Epaminonda.

Inversión y fe
-¿Alguna vez ha pensado en una pieza como inversión, o siempre gana la pasión?
-Cuando compro una pieza pienso en lo que significa. Me gusta creer que las obras que compro van a trascender su momento. Es siempre una extraña mezcla entre inversión y pasión. Si piensas que un artista va a ser importante, lógicamente esperas haber hecho una buena inversión. Pero creo que lo bonito es que mucha de esa visión de futuro es fe.

Últimamente no pierde de vista a Mario García Torres, Ciprien Gaillard, Ryan Gander, Wilfredo Prieto, Gusmao/Paiva, Ryan Trecartin, y entre los españoles: Bestué/Vives, Rubén Grilo, Juan López, Patricia Esquivias… Y por 3.000 euros ¿qué compraría?
-Muchas cosas. Hay artistas jóvenes muy interesantes a precios super asequibles: Antonio Ballester Moreno, Jack Strange, Ignacio Uriarte, Miki Leal, Marcel Dzama… Una de las últimas obras que he comprado, de Martjin in't Veld, un joven holandés muy interesante, me costó menos de 3.000 euros.