Image: Cuentos épicos de Martín Ramírez

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Arte

Cuentos épicos de Martín Ramírez

Marcos de reclusión.

23 abril, 2010 02:00

Sin título (caballo y jinete con corneta grande), 1962

Comisaria: Brooke Davis Anderson. Museo Reina Sofía. Santa Isabel, 52. Madrid. Hasta el 12 de julio.


La inclusión de una muestra de Martín Ramírez (Tepatitlán, México 1895 - Auburn, California 1963) en un museo de arte moderno y contemporáneo es considerada por los responsables del Reina Sofía como ejemplo y modelo de dos de sus líneas de trabajo a la búsqueda de un relato de la historia del arte fugitivo de lo lineal y lo etnocéntrico: "La consideración del sur (América Latina) y de lo subalterno como piezas clave de una cartografía heteróclita que no tiene forma vertical". Hospedar los trabajos de un modesto campesino mexicano, emigrante a los Estados Unidos en 1925, ingresado en dos instituciones psiquiátricas diagnosticado de esquizofrenia catatónica, y que, entre 1948 y 1963 realizó unos 450 dibujos, puede considerarse de ocasión excepcional, especialmente si se elude tratarlos como si fuesen obras de niños o de deficientes psíquicos y se opta porque su presencia imprima giros teóricos y conceptuales al discurso artístico establecido.

Excepcional es, desde luego, la narración de su vida, en la que, a las penurias de su pobre existencia rural, se une el hecho de haber vivido gran parte de su vida en un manicomio, lo que explica su condición de autodidacta. Los dibujos de Martín Ramírez -para los que él mismo fabricaba el papel con los más variopintos materiales e igual se servía del lápiz que de pinturas al agua y palos de cerilla- repiten series de figuras de animales, especialmente venados y conejos, jinetes a caballo, vías de tren, túneles y carreteras, figuras religiosas y, excepcionalmente, un galeón sobre el agua. Todo ello, delimitado por estructuras geométricas de una obsesiva y laberíntica precisión.

Sus obras muestran algo de la grandeza figurativa de las pinturas mayas o aztecas, combinadas con una inocencia que, lejos de ser ingenua, descubre relaciones inesperadas. Aunque, en la mayoría de sus obras toda la alegría deparada a su autor por la pintura, es despojada por la certeza de estar recluido, como alude el título de esta más que atractiva exposición.