Image: Garth Weiser

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Arte

Garth Weiser

Galería Norma Magione, Turín. Del 6 de noviembre al 15 de enero

9 noviembre, 2010 01:00

Garth Weiser: Photosmart, 2010.

Es sin duda uno de los pintores más interesantes de su generación. Garth Weiser expone en Turín sus últimos trabajos en la galería de Norma Magione.

Weiser nació en Montana en 1979 pero vive y trabaja en Nueva York, donde expone con regularidad con Casey Kaplan, galería en la que también trabajan viejos conocidos para afición española como Jonathan Monk, Simon Starling o Nathan Carter. Tras realizar su tercera muestra en Nueva York en el invierno de 2009 (su segunda individual), hace ahora su debú en Italia en la galería turinesa de Norma Magione con un conjunto de trabajos recientes que siguen la estela de aquellos presentados hace ahora casi dos años. Weiser viene mostrando un interés por ciertas formas concretas como la geometría de corte modernista, el diseño gráfico y el modo en que las grandes empresas crean sus imágenes corporativas. Hablamos, ante todo, de un pintor geométrico que juega con los diferentes mecanismos perfectivos del espectador. Tan pronto sitúa geometrías de contorno nítido sobre fondos monocromos como propone todo un complejo palimpsesto con mil y una veladuras ante las que el espectador ha de encontrar su lugar.

Muchos de sus cuadros revelan una voluntad de transgredir el concepto de retícula, vertebral en la percepción modernista. Pero no siempre se ha basado su trabajo en una reflexión en torno a la abstracción sino que ha sido desde hace no muchos meses cuando parece haberse centrado en la investigación en torno a estructuras reduccionistas dejando en un segundo plano cualquier atisbo de representación. Son los diferentes niveles de intensidad, cromática y formal, los que determinan las narrativas abstractas que encontramos en su obra. Cromática porque el artista juega con distintas tonalidades de un mismo color y sobre cuya superficie la luz incide de un modo desigual. Formal porque las geometrías utilizadas, muy básicas en su mayoría, generan un buen número de tensiones. Para ello nada como contemplar con detenimiento algunos de los cuadros recientemente realizados por el artista y que se muestran ahora por vez primera en Turín. Uno de ellos, Photosmart, es una superficie de tono entre anaranjado y rojizo en cuyo centro se abre una serie de formas geométricas, algunas más severas que otras. A través de ellas podemos ver las tripas del cuadro, su interior, que no es otro que una alusión clara a la pintura de Jackson Pollock. Como dijo un crítico neoyorquino describiendo la pintura de Weiser hay un constante push-pull, un tira y afloja entre los diferentes conceptos que vertebran su trabajo. Es sorprendente cómo el modo de enfrentar dos formas geométricas similares sobre las que se ha aplicado un mismo color pero con diferentes intensidades (por ejemplo, uno con leves veladuras y otro con otras más pastosas) puede dar lugar a semejantes estridencias. O como cuando en WZRD, The Wizard, la alusión a un campo de color se enfrenta a la referencia a Pollock.

Pero como decíamos, la paleta de Weiser es de lo más versátil. En otros de los cuadros importantes de la exposición, Pearl, las referencias a un Polke no pueden pasar inadvertidas, pues la malla con que recibe al espectador deja penetrar la mirada hasta alcanzar otras formas más densas y opacas. Aquí aparecen grafías y letrismos que nunca han sido muy habituales en el discurso del pintor, alusiones al mundo de la publicidad al que se siente tan próximo. O ese otro, Kucq, con sus fuertes contrastes lumínicos que no logran eclipsar esa forma geométrica formada por otras tantas solapadas, elemento que parece repetirse aquí y allá en algunos cuadros de la exposición.