Sharon Hayes. Fotografía de David B. Smith
Sharon Hayes (Baltimore, 1970) es una de las artistas con mayor proyección internacional de los últimos años que tiene, este mes de junio, dos citas importantes. La primera
inaugura hoy en el Museo Reina Sofía en la que es su mayor exposición en Europa, de la mano de Lynne Cooke. La segunda tiene lugar el próximo 22 de junio en el Whitney Museum de Nueva York donde, según cuenta, veremos parte del trabajo que presenta en Madrid junto a cinco o seis obras adicionales. "El Whitney es un espacio diferente, muy abierto. El reto es mantener esa apertura, como si fuera una plaza y trabajar con esa idea", explica.
Quedamos con ella directamente en las salas del Museo Reina Sofía en las que se ubica la exposición, en la tercera planta de Edificio Sabatini.
La titula Habla y pretende señalar la tensión que hay entre las libertades que tenemos en la calle, lugar donde suele trabajar con sus performances, y el museo, donde acaban esas acciones. La que tiene prevista para inaugurar esta noche la exposición, a las 20h y a las 20.30h, pone énfasis en ello: "Tendrá lugar primero en la plaza de Sánchez Bustillo y luego en la terraza del museo. He trabajado junto al artista mexicano Pablo Sigg en un texto en español que he memorizado y que recitaré. Está en español aunque yo no lo entienda. Es una continuación del trabajo que estoy desarrollando recientemente: ver hasta qué punto dominamos el lenguaje y hasta qué punto nos domina a nosotros. En este caso haré casi de médium, de canal de transmisión. La idea es hacer hincapié en la separación entre habla y hablador", explica la artista.
I March in the Parade of Liberty, But As Long As I Love You I'm Not Free , 2008
La exposición recoge muchos de sus proyectos más conocidos y también, muchos nuevos, de 2012. En unos y otros, ya sean acciones, vídeos o instalaciones, la artista reflexiona sobre la relación entre la historia, la política y el lenguaje mediante discursos de protesta política a lo largo del siglo XX. Sharon propone empezar esta visita guiada personalizada en
I March in the Parade of Liberty, But As Long As I Love You I'm Not Free (Voy en el desfile de la libertad, pero mientras te quiera no seré libre, 2008).
"Como ciudadana americana que vive en Nueva York, quería saber si era posible salir a la calle y hablar de la guerra. Llevábamos cuatro o cinco años en guerra con Iraq, justo al final del mandato de Bush. Realicé pues, una
performance durante ocho días en el periodo navideño 2007-2008, en la que caminaba con un megáfono por el Lower Manhattan dirigiendo frases de amor a una amante anónima. Cada dos manzanas paraba y hablaba sobre amor. Mientras estoy hablando de amor y deseo, también traigo a colación la guerra y la forma en que ésta irrumpe o no en nuestra vida cotidiana, nuestras rutinas y emociones.
Hice esta obra como un intento de hablar sobre ciertas intersecciones que hay entre el amor y la política. Mientras trabajaba en este proyecto encontré una señal, un póster de 1967 de California, que me llevó a darle ese enfoque. En el póster aparece un grupo de personas sentadas entre dos edificios. Frente al grupo, hay un hombre sentado con las piernas cruzadas que lleva una pancarta en la que se lee:
Si todo lo demás ha fallado, ¿no crees que tiempo para el amor?. Es muy interesante cómo en la cultura popular se piensa de esta manera simplista, que 'amor=no guerra'. De algún modo, esta obra habla de un conflicto bélico, pero también trata de hablar de política y de las conductas cuando estamos en la calle, a partir del lenguaje con el que se hablan dos personas que se quieren cuando están en público", explica.
Siguen tres de sus proyectos de 2012:
I Saved Her A Bullet (Le tengo guardada una bala),
Before (Antes) y
There's So Much I Want to Say to You (Tengo tantas cosas que decirte). "Estos trabajos se basa en la idea de pancarta y, de algún modo, surgen de otros proyectos en que he trabajado con ellas.
Muestra cómo el acto de protesta requiere tres cosas: un cuerpo que sujete una señal, las palabras en la señal y un lugar y un tiempo específicos. Estos tres aspectos son los que se unen para dar significado a una protesta. Me interesa mucho hacer una serie de trabajos con el soporte de la pancarta, donde pueda centrarme en el discurso sin cuerpo (sin persona física). Son proyectos basados en
speech acts (actos discursivos)".
Instalación de Parole, 2010
En
Parole, 2010 se detiene especialmente. Centrándose en un personaje principal que graba sonido pero nunca habla,
Parole pone en entredicho las múltiples relaciones entre la política y el deseo, la intimidad y el alejamiento, el habla y la escucha, la voz y el cuerpo. Varias
performances acogen esta instalación grabadas en Nueva York, Londres, Frankfurt e Estambul. "Este proyecto en francés se significa precisamente 'hablar'. Es un trabajo muy importante que surgió del proyecto
Love Address.
Trata de diferenciar entre el habla y la voz. Este proyecto funciona como una narración sin historia. Hay un personaje que pasa por distintas situaciones y graba sonidos pero no habla. La instalación de vídeo en cuatro canales, compuesta de 'escenas' semiautónomas.
Trata sobre cómo pensamos, cómo nos formamos como oradores y cómo nos formamos como oyentes. Estoy tratando de entender algunas de las estructuras del acto de escuchar, de identificar algunas de las conexiones entre el habla y la escucha. Pensamos en ello como una de las cosas más pasivas que hacemos, pero es uno de los actos a los que más tiempo dedicamos. En gran parte de mi trabajo, creo que debido al hecho de que comencé actuando en teatro, trato de crear escenarios para que la audiencia venga a verme actuar. Para mí es importante cómo me dirijo a las personas, tratar de pensar en ellas como elementos imprescindibles de mis obras.
En mi trabajo, muy a menudo, son las formas de discurso las que establecen una estructura, una forma de relacionarme".
En la sala contigua,
An Ear to the Sounds of Our History (Un recorrido sonoro por nuestra historia, 2012) es el resultado de varios año de investigación donde Sharon Hayes recoge portadas de discos para producir relaciones reconstruidas entre varios oradores políticos.
Ocho paneles llenos de esas portadas, dan lugar a nuevas frases que aluden al impacto del tiempo, el deseo, la historia, la raza, el género, la nacionalidad y la personalidad en lo que entendemos por libertad de expresión. "En mis proyectos es muy importante un tipo de narrativa que parte de un punto para llegar a otro, dónde comienza, por dónde pasa y dónde termina. En esta habitación hay una serie de obras que son como oraciones, hecha con palabras habladas, con portadas de álbumes. No es una historia en la que puedas decir que el protagonista es
X y que lucha contra
Y para llegar a... Es más como la forma en la que la política, la historia y el discurso son insertados en nuestras distintas posiciones culturales a través de distintas formas de narrativa", explica.
An Ear to the Sounds of Our History, 2012
Cercana a esta pieza encontramos
The Interpreter Project (Mexico City), 2001, dos vídeos y una proyección de diapositivas, resultado de una performance de la artista, donde interpreta discursos de visitas guiadas en las casas de cuatro mujeres de referencia en la historia de los Estados Unidos. Un proyecto que apunta a la construcción de una narrativa histórica "feminizada". En el otro extremo de la sala vemos la pieza,
In Times Like These, Only Criminals Remain Silent (En tiempos como éstos, sólo los criminales guardan silencio, 2005) en la que colaboró con Andrea Geyer, artista de origen alemán cuyo trabajo se centra en el estudio de la identidad, la historia contemporánea y la colonización, así como la exploración, la violencia y la expulsión.
La pieza se compone de recortes de periódicos que presentan perfiles anónimos de manifestantes con pancartas vacías a un lado y una lista de preguntas en el otro. Estas preguntas aluden al sistema de creencias, la opinión pública y la formación de la identidad. Cuenta la artista que una versión de esta pieza estará disponible en un pequeño periódico que el visitante podrá llevarse a casa. Igual que
Inesperadamente (2012) cinco cartas de amor expuestas en el museo e impresas en hojas de colores. La primera empieza con un
Hoy es miércoles 30 de mayo. Han pasado setenta y ocho días desde que hablamos por última vez. La última acaba diciendo:
Por las mañanas me despierto preguntándome dónde te has ido y por la noche me duermo soñando que regresas.
Sharon Hayes se detiene en
Yard (Sign), 2009, pieza que cierra el circuito. La instaló por primera vez en el New York Marble Cementery reinterpretando el happening
Yard, realizado en 1961 por Allan Kaprow bajo la invitación de la galería Hauser & Wirth. "Me tiene intrigada cómo será aceptada aquí en Madrid ya que es la pieza que tiene un mayor componente específico de los Estados Unidos", dice. No sólo porque las señales están en inglés: "Durante el último medio siglo se ha expandido el fenómeno de los
Yard, las señales que se colocan en los jardines frontales de las casas. Muy a menudo, cuando se acerca alguna campaña política, la gente pone señales en sus jardines. Son canales de comunicación, una forma de hablar. Es como si el jardín fuese un sustituto de la voz individual, aunque no sólo se utiliza para proclamar ideas políticas. La gente lo utiliza de muy distintas formas, hasta para advertir de que no puede tirarse la basura. Es como un altavoz. Por un lado te da voz, una forma de expresarte, pero al mismo tiempo te hace vulnerable.
Esta obra representa algunas de las formas de discurso que ya hemos comentado, como cuando hablábamos de una pancarta sin cuerpo. De algún modo,
quiere dar visibilidad al hecho de que la participación en la cultura y la sociedad implica enfrentarse con voces conflictivas. Algunas de estas señales son muy perturbadoras. Vemos lemas extraídos de la campaña de Barack Obama y John McCain, antiguos anuncios de cosmética Mary Kay o mensajes personales pensados para llamar la atención del transeúnte. En Nueva York, por ejemplo, o en cualquier zona urbana, la gente "aprende a convivir", debes tener cierta deferencia con los que te rodean. Éste es un fenómeno más propio de zonas suburbanas y rurales donde la violencia verbal es mucho más acusada".