Hacia un mecenazgo colaborativo
De izquierda a derecha: Asier Mendizabal, Elba Benítez y Han Nefkens
Son el reconocimiento a tres de las figuras fundamentales para el desarrollo de la creación artística. Los Premios Arte y Mecenazgo de la Obra Social "la Caixa" reconocen de forma conjunta el trabajo de los tres implicados imprescindibles para la producción del arte. El artista y creador, el galerista mediador y el coleccionista, apoyo económico necesario para que todo funcione. Unos premios que, instituidos en 2011, celebran su séptima edición con dos importantes novedades: una participación por primera vez abierta (lo que significa que no solo el jurado ha podido presentar nombres y ha supuesto el estudio de 273 candidaturas) y la categoría hasta ahora llamada Coleccionista convertida en Mecenas, potenciando así no solo la compra de arte sino su implicación desinteresada en el sistema.
Una nueva lectura, la de mecenas, que encaja a la perfección con Han Nefkens (Róterdam, 1954), un coleccionista atípico que no compra arte desde hace más de diez años porque ha preferido seguir otro modelo para apoyar la creación: "No se puede comparar lo que se siente al comprar una obra que ya existe, con la participación en el proceso creativo de la mano del artista, empezar de cero, cuando no hay ni una idea". Y es que Nefkens entiende el mecenazgo como algo cercano y único: el holandés afincado en Barcelona produce obras, crea redes, intercambios y alianzas con los museos. "Para mí el mecenazgo es colaboración. Para un artista que tiene obra es relativamente fácil exponerla, pero no crearla y por eso es tan importante esta labor", explica.
"No se puede comparar lo que se siente al comprar una obra que existe, con la participación en el proceso creativo". Han Nefkens
Complicidad y trabajo en equipo que Nefkens traslada a las instituciones con las que quiere compartir el premio, y no es un tópico, dice, porque sin ellas "el trabajo de la Fundación Nefkens no hubiera sido posible. Sin la Universidad de Barcelona, la Ramon Llull, la Escuela Massana… instituciones que tenían la actitud abierta de colaborar con una pequeña fundación que quería abrir las puertas para que entrasen artistas de fuera y para facilitar la salida de los de aquí y el contacto entre distintos centros de arte y de estudio". Por supuesto que hay ayuda económica, pero eso no es todo, cada proyecto que desarrolla su fundación es único, hecho a medida. Lo mismo cuando se trata de traer un artista desconocido a un ciclo como Flow series, desarrollado con la Fundación Tàpies, que cuando premia a un colectivo iraní que desde el viernes pasado muestra su obra en el MACBA, o cuando organiza una residencia en el extranjero para un artista local. "Es una colaboración equitativa", insiste el galardonado.
Pasión compartida
Asier Mendizabal (Ordizia, Guipúzcoa, 1973) bien podría haber sido uno de esos artistas. "Pertenezco a una generación que por fuerza ha tenido que reconocer su papel en el arte aprendiendo a diversificar. No hemos accedido al mercado de modo temprano ni de manera opulenta y se da por hecho que hay que buscar el modo de producción por nuestra cuenta. Entiendo el mecenazgo como una pasión compartida que va generando la cercanía con el arte", explica el artista premiado con 50.000 euros de los cuales 20.000 tendrá de destinar a la elaboración de un libro de artista.
"La galería siempre ha tenido una preocupación social, quizá por el tipo de artistas con los que hemos trabajado". Elba Benítez
Mendizabal, que suele incorporar textos escritos a sus proyectos "complejos y exigentes", como califica el jurado, no está en cambio tan familiarizado con el libro de artista como género. “Los textos que he vinculado a algunos de mis trabajos y exposiciones han sido siempre autoeditados, y pensados junto a la propia obra, eso hace que la idea de publicar la vincule a la necesidad de completar algo”. Se trata ahora de buscar la motivación para realizar ese libro de artista: “Hay una cierta sobreproducción del papel y hay que buscar la necesidad de un libro para existir, encontrar el modo en que el libro responda a esa demanda. En cualquier caso, es también un encargo gratificante porque los límites a la hora de publicar son muchos y esto es una oportunidad”.
También la galerista Elba Benítez está pensando ya en el proyecto que llevará a cabo con los 40.000 euros del Premio Arte y Mecenazgo. Algo que, exigencias del guion, debe contribuir al posicionamiento y reconocimiento de la galería. Todavía no lo tiene definido pero sí sabe por dónde quiere que vaya y tiene ya algunas ideas. "La galería siempre ha tenido una preocupación social, quizá por el tipo de artistas con los que hemos trabajado, que tienen una visión del arte como instrumento de transformación sobre la comunidad en la que realizan su trabajo y esto se ha trasladado de algún modo a la galería". Una pequeña empresa, para Elba Benítez, pero también un espacio que refleja su forma de estar en el mundo, una manera de pensar sobre la ciudad, la política, la sociedad. "Es verdad que la presión que tenemos solo para sobrevivir hace que no podamos desarrollar más proyectos en este campo. Ir a ferias y vender es una presión muy fuerte y queda poco tiempo. Pero este premio supone una ocasión para volver al espacio público".
"No hemos accedido al mercado pronto y hay que buscar el modo de producción por nuestra cuenta". Asier Mendizabal
Como ya hizo a finales de los 90 cuando, junto a Luis Enguita, propició las colaboraciones entre arquitectos y artistas, o con el proyecto Revisitar Canarias, invitando a siete creadores a mostrar una imagen atípica del archipiélago, Elba Benítez quiere emplear el premio "en un proyecto en el espacio público de Madrid, en el que la educación y la formación sean los conceptos con los que trabajen los artistas y en el que el arte sea la herramienta para desarrollar convivencias, conocimientos". Cuenta la galerista que desde su espacio madrileño de la calle San Lorenzo, donde lleva desde 1990, trata de transmitir ese espíritu a sus clientes, involucrándolos en el desarrollo de proyectos o animándoles, no solo a comprar sino a producir, por ejemplo, un trabajo para una Bienal, haciéndoles ver que van a ser un pilar importante en la carrera de un determinado artista.
Y en esto coincide con Han Nefkens, que además de en proyectos, invierte en becas y en educación. "Es muy importante que el que quiera ser coleccionista de arte, el amante del arte, sepa que con poco puede hacer mucho. Y de nuevo volvemos a la colaboración: Si encuentras a alguien que quiera hacer lo mismo que tú, no es necesario tener mucho dinero, si logras un grupo de diez personas que pueden aportar, por ejemplo, 2.000 euros cada uno ya estás reuniendo mucho dinero: con 20.000 ya puedes hablar con un museo para financiar una producción, enviar a un artista fuera o traer un artista a estudiar aquí. Hay mucho que se puede hacer. La clave es encontrar comisarios, artistas, directores que estén dispuestos a colaborar".