Image: David Lynch: en el principio era el lienzo

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Arte

David Lynch: en el principio era el lienzo

El Bonnefantenmuseum de Maastricht organiza la mayor retrospectiva hasta la fecha de la obra plástica del cineasta, que siempre se ha considerado ante todo un artista visual aunque sea su faceta menos conocida

14 diciembre, 2018 01:00

David Lynch en su estudio. © David Lynch

Nunca lo ha ocultado: David Lynch llegó al cine por casualidad. Su medio natural era (y sigue siendo) el de las artes plásticas y siempre ha enfatizado que se considera, ante todo, un artista visual, aunque sea su faceta menos conocida. Seguramente por eso la narrativa y la estética de sus películas, donde reinan el subconsciente y la extrañeza, son tan distintos a los de cualquier otro cineasta. La coherencia interna del relato, fundamental para cualquier contador de historias, tiene para él una importancia secundaria. Como ha dicho en más de una ocasión: "La lógica no sirve para entender mis películas".

Aunque los cuadros, esculturas, instalaciones y fotografías de Lynch (Missoula, Montana, EE. UU., 1946) han podido verse en museos de todo el mundo, la ciudad neerlandesa de Maastricht ofrece ahora la mayor oportunidad de sumergirse en el peculiar universo plástico del autor del autor de Mulholland Drive, Carretera perdida y Twin Peaks. El Bonnefantenmuseum, uno de los principales custodios del arte flamenco del siglo XVI y XVII, que también alberga, por ejemplo, importantes colecciones de arte povera italiano y minimalismo estadounidense, dedica a Lynch la mayor retrospectiva hasta la fecha de su producción artística, con 500 obras entre pinturas, fotografías, dibujos, litografías y acuarelas desde los años sesenta hasta el presente. Comisariada por Stijn Huijts, director artístico del museo, la exposición puede visitarse hasta el 28 de abril de 2019.

David Lynch: This Man Was Shot 0.9502 Seconds Ago, 2004. Cortesía del artista

Más inquietantes aún que sus películas, los cuadros de Lynch revelan al espectador un universo oscuro dominado por la desolación y la violencia, como vemos en lienzos de gran formato y técnica mixta como Bob Loves Sally Until She Is Blue In The Face (Bob ama a Sally hasta que tiene la cara azul, 2000), This Man Was Shot 0.9502 Seconds Ago (Este hombre ha recibido un disparo hace 0,9502 segundos, 2004) o la litografía que da título a la muestra, Someone is in my house (Alguien está en mi casa, 2014).

Entre las obras expuestas aparecen también dibujos realizados en paquetes de cerillas, cuadernos de bocetos, originales de The Angriest Dog in the World (El perro más enfadado del mundo), la tira cómica de Lynch que se publicó en el LA Reader en los años ochenta, así como piezas de audio y cortometrajes realizados a lo largo de sus más de cincuenta años de carrera.

David Lynch: Someone is in My House, 2014. Cortesía del artista y de Item Editions

Además se muestra por primera vez en una exposición Six Men Getting Sick (Six Times) (Seis hombres enfermando (seis veces)), la primera obra audiovisual realizada por Lynch durante sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Pensilvania, en Filadelfia. Se trata de un corto realizado con la técnica stop-motion que supuso su primer acercamiento al mundo del cine y fue el germen de su enigmático primer largometraje, Eraserhead (Cabeza borradora). Aquella película la rodó mientras trabajaba como repartidor de prensa para The Wall Street Journal por un sueldo de 48,50 dólares a la semana, como recuerda en Espacio para soñar (Reservoir Books), recién publicada combinación de biografía y memorias escrita a cuatro manos con su íntima amiga la periodista Kristine McKenna.

El autor de Terciopelo azul rememora en Espacio para soñar una infancia nómada y feliz y emplea en su escritura un tono que revela a una persona afable y natural, alejada del estereotipo del genio atormentado, lo que contrasta con el perturbador universo artístico que cuelga de las paredes del museo neerlandés. Como ha dicho también en una ocasión, "el artista no debe sufrir para contar el sufrimiento".

David Lynch: Boy Lights Fire, 2010. Cortesía del artista. Colección del Bonnefantenmuseum

El regreso de un enigma

Estos días la Fundación Helmut Newton de Berlín ofrece también la posibilidad de conocer la faceta artística de Lynch, en concreto sus fotografías de desnudos, que se exponen junto a las de Saul Leiter y las del anfitrión del espacio expositivo, Helmut Newton. Pero otra manera de acercarse al universo plástico de Lynch sin tener que coger un avión es ver el documental David Lynch: The Art Life, de 2017, que recorre sobre todo sus años de formación y penetra en el estudio del artista en las colinas de Beverly Hills (Los Ángeles, California). El lanzamiento de la película coincidió con el estreno de la tercera temporada de Twin Peaks después de un cuarto de siglo desde la segunda y más de una década después de su último largometraje, Inland Empire. El regreso de Lynch a la palestra incentivó a escala planetaria la publicación de otros estudios sobre el enigmático cineasta, como los libros David Lynch. El hombre de otro lugar, de Dennis Lim, y David Lynch. El onirismo de la modernidad, de Javier Memba.

@FDQuijano