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Las galerías de arte, en crisis por coronavirus

Los galeristas temen ya graves pérdidas económicas sin saber todavía qué ocurrirá con las ferias internacionales y con su programación aplazada hasta nuevo aviso

20 marzo, 2020 09:26

Ha sido una parada en seco. El cierre ha pillado a algunas galerías con sus nuevas exposiciones recién inauguradas y a otras con la apertura a la vuelta de la esquina. Para empezar, los costes de producción de dichas muestras se pueden dar por perdidos. Pero la incertidumbre ya se había notado durante la semana de ARCO y sus ferias paralelas. Había desconcierto y se reflejó en las ventas. Cuenta Idoia Fernández, presidenta del consorcio de galerías, que el sábado pasado pidió a las galerías un informe con los datos de esta edición. La media era aplastante: “en torno al 87% ha tenido menos ventas que en la edición pasada, el 12% ha tenido unas cifras similares y ninguna ha vendido más que el año anterior”, cuenta.

Otro dato que pidieron para hacer llegar un informe al Ministerio de Cultura fue una media de gastos básicos del mes: nóminas, alquileres, seguridad social además del coste directo de producción como los seguros, el transporte o los marcos de las exposiciones que han tenido que cerrar. Las cifras de dichas pérdidas rondan los 26.000 euros por galería y mes

Pero el problema no se queda ahí pues a ARCO le siguen ferias como las de Bruselas, Colonia o Montecarlo que también han sido pospuestas. “Hemos adelantado un dinero para ir a Bruselas y la feria se ha paralizado. No sabemos si nos lo devuelven o no porque nadie sabe qué va a pasar”, se lamenta Rosa Santos, presidenta de la Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de la Comunidad Valenciana (LaVAC). Algo similar opina Alex Nogueras, director de la asociación de galeristas de Cataluña Art Barcelona: “estas cancelaciones te revuelven la temporada por completo. Y cada país tiene sus tiempos. Nosotros vamos detrás de Italia pero detrás nosotros van otros. Así que intuimos que la situación se va a ir alargando”. 

Esta es una parte “incalculable”, adelanta Idoia Fernández, porque son muchos los que están en una situación similar. “Ahora mismo no se trata solo de contraer la actividad si no que es muy difícil escapar de una inversión así”, comenta. De modo que hay tres escenarios negativos: “el primero ha sido la caída de las ferias de febrero, el segundo los gastos de las exposiciones ya producidas junto a los gastos regulares de cada mes y el tercero las inversiones para ferias previstas hasta junio que seguramente no se realicen”.

Previsiones para 15 días

Podemos intuir lo que va a pasar si esto dura 15 días pero no sabemos cuánto se va a prolongar y tenemos muchas incógnitas. Para empezar asumimos los costes fijos que de momento no tienen ningún paliativo: empleados, alquileres etc. Afecta también a la programación, que hemos pospuesto hasta que pase la crisis sanitaria. Así que asumimos ya que la próxima muestra no va a suceder y tendremos que mover la programación hacia adelante”, cuenta Nogueras. En este sentido, “la incertidumbre es si seguimos adelante con la siguiente exposición o si nos paralizamos”, añade Santos. 

“No poder inaugurar es un problema porque no podemos mover la inversión. Lo intentaremos por plataformas y en redes sociales pero la gente está más preocupada por los despidos o en reflotar su empresa y no se va a parar a comprar una pieza de arte”, lamenta Frederic Pinya, presidente de Art Palma Contemporani.

Los artistas

Pero en el gremio de los galeristas entran en juego otros protagonistas como los artistas, que también sufrirán los estragos del cierre de sus galerías. “Si cancelamos o retrasamos estamos ayudando a que su agujero se haga más grande. Solo unos pocos viven sin problema de su trabajo, la mayoría sufre un panorama muy duro y dependen mucho de nosotros”, sostiene Fernández. Y Nogueras secunda su opinión: “muchos son autónomos y tienen que pagar las cuotas, es una economía muy frágil. Un estudio de la Universidad de Granada decía que en torno al 80% de los artistas españoles ganaban, fruto de su trabajo, menos 8.000 euros al año”.

Quizá, prosigue, estemos ante un cambio de paradigma aunque aún nos va a costar cambiar el chip. La parte positiva para Fernández es que en nuestro país “hay una estructura de galerías que intenta vender, enseñar y mostrar obra y permite que la red sea más amplia que en otros campos pero nos afecta a todos”. 

Qué piden al Gobierno de manera inmediata

No hay que olvidar que las galerías son una empresa más y que la urgencia que tienen es la misma que afecta a otros gremios. Sin embargo, “la cultura es el eslabón más débil así que ahora mismo tienen que entender que nuestra subsistencia es frágil pero no es superflua, tiene un valor añadido: sin cultura no hay civilización”, opina Nogueras. Por eso, por la dificultad a la que se enfrenta un gremio en el que hay muchas galerías jóvenes lo más importante son las medidas transversales que necesita cualquier empresa: tener facilidades o suprimir durante un mes o dos algunos impuestos, la reducción del IVA cultural, ayuda a los alquileres, proporcionar garantías de que las galerías no van a sufrir los mismos efectos que en la crisis anterior, fomentar el coleccionismo y reservar dinero para que cuando la evolución empiece a ser en positivo no se vean en números rojos.

Idoia Fernández añade que en una segunda fase que dependerá del Ministerio de Cultura tendrán que pedir “ayuda para acudir a ferias porque va a ser de asistencia casi obligada para tratar de recuperarnos y supone un gran desembolso en el peor de los momentos”. En este sentido, Rosa Santos, con la experiencia de trabajar en la comunidad de Valencia, recuerda que en la anterior crisis tan solo sobrevivieron tres galerías y lo hicieron gracias a que acudieron a ferias internacionales asumiendo el gran gasto que supone y, dentro de casa, “trabajando en mínimo, con el menor gasto posible”. Fernández añade que requerirán “ayudas para la producción de exposiciones que se vayan a celebrar en galerías porque esto permitirá que el artista produzca, que la galería funcione y se siga generando contenido”.

Toda esto, piensa Nogueras, puede conllevar un cambio de paradigma. “Quizá evaluaremos la manera en la que trabajamos, la velocidad a la que estábamos yendo, el método que estábamos siguiendo de basarnos en las ferias como referentes para las ventas. A lo mejor los coleccionistas locales dejan de viajar tanto, quizá nosotros tampoco podamos hacerlo y todo esto nos recoloque en una situación distinta, que no tiene por qué ser mejor pero seguro que significa un cambio”. Una de esas consecuencias puede derivar a una “reconexión con el coleccionista local y que este, a su vez, se dé cuenta de que apoyando el comercio local es como el país puede salir adelante”. 

La cultura es nuestro flotador

Por el momento, la feria de Hong Kong parece que se va a celebrar de manera virtual en los próximos días. En este sentido, son muchas las galerías (además de museos)  que están fomentando la visita digital a su espacio y la promoción del arte a través de las redes sociales. Se trata de una manera de mantener el contacto con el público y con los clientes con propuestas lúdicas que mantengan el espíritu activo y optimista. Sin embargo, Frederic Pinya pide paciencia y calma: “Tenemos un medio desangrándose y lo más inteligente es esperar. Podemos tener Instagram activo y no quiero ser muy catastrofista pero el problema es que si antes la cultura interesaba poco ahora la situación empeorará”. 

En definitiva, cuando se puedan abrir las galerías “la situación económica será complicada y el día a día en el arte contemporáneo español es de gente con pequeñas empresas. Es cierto que hay algunas grandes fortunas que compran arte para invertir pero la mayoría de los coleccionistas españoles tienen negocios y si dejan de ingresar dejarán de comprar”, asegura Fernández.

En un futuro cercano “vamos a mirar mucho hacia adentro pero en nuestro terreno es imprescindible mirar fuera. Será una labor conjunta pero habrá que esperar meses. Lo que es evidente es que el valor de la cultura está por encima de todo y que en los peores momentos nuestro flotador es la cultura”, concluye Rosa Santos.

@scamarzana