Uno de los famosos 'Artoons' de Pablo Helguera

Uno de los famosos 'Artoons' de Pablo Helguera

Arte

Pablo Helguera en España: el artista que se convirtió en el crítico más sagaz del mundo del arte

La galería Espacio Mínimo muestra sus paródicos dibujos, además de esculturas y 'collages' del mexicano.

23 junio, 2024 02:00

Los dibujos autocríticos de Pablo Helguera (Ciudad de México, 1971) analizan de forma perspicaz las contradicciones y los vicios del sistema en el que se desarrolla su práctica. Artistas, galeristas, comisarios y coleccionistas protagonizan sus viñetas satíricas, en las que el humor se presenta como un mecanismo desmitificador.

Pablo Helguera. Teléfono descompuesto

Galería Espacio Mínimo. Madrid. Hasta el 27 de julio. De 1.380 a 11.000 €

En su primera exposición en la galería Espacio Mínimo, el artista exhibe cuatro proyectos de diferente naturaleza que culminan con una nueva instalación dedicada a Ana Mendieta.

La distancia entre una obra y el público disminuye cuando quien firma es además pedagogo y especialista en interacción social. Perteneciente a la escena contemporánea neoyorquina, Pablo Helguera trabajó en los departamentos de educación del MoMA y el Guggenheim, experiencias con las que perfeccionó su crítica insider.

Las imágenes actúan como vasos comunicantes entre varias genealogías de artistas latinos

Desde finales de los años 90, se sirve de la ficción como estrategia conceptual que también explora a través de publicaciones y performances. El patológico complejo de superioridad con el que el mundo del arte rellena sus sinsentidos son la base de los Artoons, dibujos que Helguera realiza desde 2008.

Afiladas caricaturas de estereotipos que parodian cómo el mercado fagocita a sus artistas. Un humor inteligente y autorreferencial a través del que plasma su compromiso social. Algunas de estas viñetas se expusieron como murales en el Museo de Arte Abstracto de Cuenca (2022) o la Manifesta de Zúrich (2016).

Pablo Helguera: 'Tornasoles' 2024. Foto: Cortesía del artista y galería Espacio Mínimo

Pablo Helguera: 'Tornasoles' 2024. Foto: Cortesía del artista y galería Espacio Mínimo

The Arlington Heights Suite es una serie de collages que el artista compone por las noches desde hace más de 15 años. Actualmente cuenta con cerca de 22.000 piezas en las que conviven elementos musicales, fotografías de libros antiguos y frases inofensivas solo en apariencia.

La estética de esas composiciones toma una forma tridimensional a través de las esculturas Tornasoles. Esta serie nace como tributo a los Bichos de Lygia Clark (Brasil, 1929 - 1988), aquellas piezas icónicas transformables, gracias a su construcción en chapa de aluminio y bisagras, con los que invitaba al público a interactuar y crear nuevas formas.

El tono de la exposición cambia radicalmente en la sala inferior, donde la voz del artista ocupa el espacio de un modo diferente. En No hay pasado original que redimir (2024), Helguera lee una carta dirigida a Ana Mendieta (Cuba, 1948 - EE.UU., 1985) y un conjunto de dibujos numerados cubren las paredes.

El texto muestra una perceptible vulnerabilidad que dota a la instalación de un carácter íntimo; declinando los iconos de pigmento rojo-Mendieta sobre fondo negro. Las evocadoras imágenes que componen el conjunto actúan como vasos comunicantes entre varias genealogías de artistas latinos, una serie de sencillos jeroglíficos que reproducen energías orgánicas y acciones místicas.

Pablo Helguera: 'Artoons'. Foto: Cortesía del artista y galería Espacio Mínimo

Pablo Helguera: 'Artoons'. Foto: Cortesía del artista y galería Espacio Mínimo

Con una predilección actual por el dibujo, en la práctica de Helguera sigue presente ese interés por crear metodologías y modelos que inviten a la reflexión. Para el artista, la obra no es un objeto sino un mecanismo de relación y un diálogo. Como experto en lenguaje, es capaz de manejar códigos y elementos que cuestionen la sociología del arte desde dentro sin caer en contradicciones.

Esta exposición, Teléfono descompuesto, está formada por una selección de gestos humildes e intuitivos que huyen del ego del artista para colocar la recepción del mensaje en el centro de la cuestión.