El director Lorenzo Viotti. Foto: Silvia Lelli y Masotti Archivio

El director Lorenzo Viotti. Foto: Silvia Lelli y Masotti Archivio

Música

Lorenzo Viotti muestra su lógica musical en el Festival de Granada

El director suizo afronta un ambicioso programa con la Filarmónica de Viena en el que incluye piezas de Rimski-Kórsakov, Rajmáninov y Dvorák.

23 junio, 2024 01:59

En el festival granadino, cuajado de estrellas y de algunas grandes orquestas, resplandece con luz propia la Filarmónica de Viena, que es la primera vez que acude a esta cita veraniega. Recordemos que la orquesta vienesa se fundó con su actual denominación en 1842 de la mano del compositor Otto Nicolai, que consiguió agrupar a unos cuantos instrumentistas de la Ópera de Viena.

Aunque las raíces se situaban, según los estudiosos, en 1288, año en el que se fundó la llamada Hermandad de San Nicolás. Nicolai estuvo hasta 1848 y desde entonces se sucedieron en el podio nombres como los de Gustav Mahler o Felix Weingartner.

Luego la Filarmónica prefirió no tener un director titular fijo, sino trabajar
con invitados: Wilhelm Furtwängler, Clemens Krauss, Bruno Walter, Karl Böhm, Carl Schuricht, Erich Kleiber, Herbert von Karajan, Istvan Kertesz, Claudio Abbado, Lorin Maazel, Zubin Mehta, Riccardo Muti, Carlos Kleiber, Christian Thielemann

Viotti acaba de cumplir 34 años pero se muestra como un maestro consumado. Hijo de Marcello Viotti, por sus venas corre sangre musical

Aun a través del disco nos apercibimos de la calidez, sedosidad y transparencia de las cuerdas, del terciopelo de las maderas, del timbre áureo de los metales. El equilibrio, la finura, el sabor de una secular tradición, que ha venido siendo forjada a lo largo de los siglos y que tiene la impronta de las rancias escuelas instrumentales vienesas otorgan esa rara personalidad de cristal al sonido.

En esta visita se va a situar en el podio un director de extraordinaria proyección, el suizo Lorenzo Viotti, que acaba de cumplir los 34 y se muestra ya como un maestro consumado. Por sus venas corre sangre musical desde su nacimiento, pues su padre fue Marcello Viotti.

El hijo decidió desde muy joven que quería ser director de orquesta y se fue preparando lentamente estudiando piano y percusión. En cuanto pudo empuñó la batuta y ganó varios concursos, entre ellos el de Cadaqués en 2012.

Su avance ha sido vertiginoso. Ha dirigido hace tiempo algunas de nuestras orquestas como la Sinfónica del Principado de Asturias o de la Ciudad de Granada. Y aquí, en donde Boabdil se hizo famoso, presenta, el domingo 23, sus reales al frente de la centuria danubiana, a la que su gesto claro, amplio y sinuoso, ondulante y, sin embargo, preciso y su atractiva personalidad llegarán de modo directo a partir de unos criterios musicales lógicos y bien asentados.

Para él el movimiento ha de corresponderse con el sonido y ha de estar falto de artificio. Es un trabajo físico que ha de estar envuelto en una armonía gestual. Pudimos advertir sus características hace unos pocos años en una singular versión de Carmen de Bizet en la Ópera de París.

El programa anunciado viene constituido por el Capricho español de Rimski-Korsakov, La isla de los muertos de Rajmáninov y la Séptima Sinfonía de Dvorák. De la segunda obra le hemos podido escuchar una magnífica interpretación, de una planificación perfecta, frente a la Orquesta de la que es titular, la Filarmónica de los Países Bajos.