Esther Ferrer: 'Al ritmo del tiempo', 2009. © Esther Ferrer

Esther Ferrer: 'Al ritmo del tiempo', 2009. © Esther Ferrer

Arte

Esther Ferrer, pionera de la 'performance', reivindica el cuerpo de la mujer en acción

La artista presenta en el Centre del Carme piezas clásicas y obras inéditas que recorren su trayectoria con la cuestión del género como hilo conductor.

1 julio, 2024 01:49

El rostro de Esther Ferrer (San Sebastián, 1937) invade toda una pared. Se mueve de un lado a otro, gesticula y, de repente, se queda quieto mirando fijamente a la cámara. Esta proyección, Extrañeza, horror y un largo etc. (2013), es una de las novedades que presenta su nueva exposición en Valencia El cuerpo atravesado por el género, el espacio y el tiempo.

Esther Ferrer. El cuerpo atravesado por el género, el espacio y el tiempo

Centre del Carme. Valencia. Comisaria: Margarita Aizpuru. Hasta el 29 de septiembre

Aunque la exposición recoge un total de nueve vídeos, junto a fotografías e instalaciones, esta es la única obra videográfica concebida por la artista, no como documento de sus performances, sino como una obra en sí misma. Esther Ferrer deja aquí que la cámara haga su trabajo, captando todo cuanto la artista, con un solo gesto, dice de sí, sin que medie palabra, sin sonido, sin filtros.

Como señala la comisaria de la exposición Margarita Aizpuru, esta muestra pretende centrar la atención en las cuestiones de género, asuntos que, si bien atraviesan el trabajo de la artista desde sus primeras obras, no han tenido hasta ahora una revisión específica.

El cuerpo de Esther Ferrer, por tanto, está omnipresente en esta exposición. Desde el inicio de su carrera, con el grupo ZAJ, la dimensión de lo corporal ha sido una constante en sus performances, fotografías e instalaciones, una dimensión que se hace aquí aún mayor a partir de una cuidada selección de obras.

Así es como el cuerpo de la artista, su rostro, sus manos o su pubis, son escalados para que, hablando de sí misma, hablen también de otras mujeres. Un cuerpo joven y un rostro viejo y, al contrario, un rostro joven en un cuerpo viejo, conviven sin aparentes discordancias en gran parte de las obras expuestas.

Esther Ferrer: 'Metamorfosis' , 2008. © Esther Ferrer

Esther Ferrer: 'Metamorfosis' , 2008. © Esther Ferrer

En Autorretrato en el tiempo (1981-2014) el rostro fotografiado de la artista aparece diseccionado y vuelto a recomponer según un circunstancial diario que no obedece a la lógica del tiempo. Con ese gesto se desafía a aquello que hay de normativo en la consideración de la eterna juventud y belleza en el cuerpo de la mujer, ante lo que Esther Ferrer pasa, dando saltos, y transforma cualquier modelo impositivo.

El tiempo y el espacio, conceptos centrales en la obra de la artista, y que pertenecen a la naturaleza de sus performances, acciones y fotografías, son sometidos aquí a revisión cuando aparecen surcados, como hemos señalado, por las cuestiones de género.

Las cuestiones de género atraviesan el trabajo de Esther Ferrer desde sus primeras obras

Este recorrer el tiempo a través del rostro vuelve a incorporarse en otra obra emblemática como Autorretrato en el espacio 2 (1987-2021). En ella el semblante de Esther Ferrer repetido una y otra vez aparece radiografiado, a modo del Velo de la Verónica, en un trazado lineal que lo hace desaparecer, cegándolo en un extremo y otro del recorrido en un fundido en blanco y negro.

De lo personal pasa Esther Ferrer a lo social, llevándonos de unas obras a otras, siendo siempre ella misma, tanto en sus obras tempranas, representadas en la serie El libro de las manos (1977-2006) o El libro del sexo. La caída (1987), pasando por El libro de las cabezas (2005-2010), hasta obras más recientes, como Gesto barrera (2020). O como anuncia en Autorretrato (2003), al inicio de la exposición, donde la artista aparece coronada con un desatascador –resulta necesario “desatascar las ideas”–.

Esther Ferrer: 'El libro de las cabezas - Eurorretrato', 2003. © Esther Ferrer

Esther Ferrer: 'El libro de las cabezas - Eurorretrato', 2003. © Esther Ferrer

Eso es lo que llevó a Esther Ferrer a desarrollar un trabajo que, partiendo de lo performativo y el arte de acción, se asoció a las prácticas conceptualistas de los años setenta. Allí fue mujer pionera en estas experiencias vinculadas a las luchas feministas.

Sin embargo, el trabajo de Esther Ferrer no se orilló en lo reivindicativo, polémico o grandilocuente. Ella abre el espectro referencial de su obra y humaniza las prácticas conceptuales desde ese personal e inigualable estilo. Así es como el absurdo y el sentido del humor se muestran salpicando las obras y haciéndolas más humanas.

Sin grandes alharacas, la exposición del Centre del Carme de Valencia, que recalará más adelante en el MACA de Alicante, muestra con sencillez un cuerpo y un rostro que derivan en herramienta útil para lo performativo.