Encrucijadas de Ian Wallace
Intersections NY
27 noviembre, 2003 01:00Intersection NYC, VI, 2003
Desde que, en 1990, Ian Wallace realizara su primera exposición en la entonces galería Temple, su obra ha sido periódicamente expuesta en Valencia, ciudad a la que se siente estrechamente ligado, fascinado por la arquitectura racionalista. El interés por la arquitectura es una constante en su trabajo. Su tesis doctoral sobre Mondrian, al que dedicaría un homenaje en una serie de trabajos presentados a principio de los años noventa en el Vleeshall de ámsterdam, marcó su obra.De origen canadiense, Ian Wallace es conocido en Vancouver como fundador del fotoconceptualismo, proyectando su influencia en artistas como Jeff Wall y Ken Lum. Desde el inicio de la década de los años ochenta, como ha señalado Barry Schwabsky, su trabajo se distinguió por conciliar dos arquetipos artísticos considerados supuestamente incompatibles: la abstracción pura en forma de pintura monocroma y la riqueza referencial de la fotografía documental. Desde aquel momento, Ian Wallace ha trabajado de forma casi obsesiva yuxtaponiendo las dos técnicas artísticas, hasta tal punto que su obra, finalmente, se sitúa en un estrecho y meditato margen de indeterminación, entre la pintura y la fotografía. A ello contribuye su pulcritud técnica, a base de emulsiones fotográficas sobre los lienzos, posteriormente pintados en sus márgenes, y en los que consigue que sus imágenes ganen en textura y adquieran un aspecto de pintura hiperrealista. "En mis pinturas -dice Wallace- intento cristalizar mis pensamientos y observaciones en una imagen que luego se une materialmente con las partes del lienzo pintado. Con la pintura intento construir el campo objetivo para el concepto de arte".
La última serie de trabajos que ahora se presenta, titulada Intersections NY, es continuación de una serie anterior, realizada en los meses previos al 11 de septiembre, en la que las calles de Nueva York, y su particular arquitectura, se convierten en el centro de atención del artista. Como ya hiciera Mondrian en Broadway Booggie-Woogie, Ian Wallace recorre las calles de Nueva York observando su elemental estructura. Sin rodeos, atraviesa las visiones de Newman, Noland o Kelly, para situar al espectador en una encrucijada, desde la que, dirigir la mirada sobre los tiempos muertos del abismo contemporáneo.