'Art’s Dream', a ritmo de jazz
'Art’s Dream' es un auténtico portento visual que explica la plataforma Dreams, una herramienta de creación de videojuegos y experiencias visuales
Media Molecule ha tardado casi ocho años en completar Dreams, un proyecto tan ambicioso que todavía es demasiado pronto para evaluar todo su potencial, ya que es necesario esperar a ver cómo la comunidad irá ampliando sus horizontes en los meses y años venideros. Dreams es, ante todo, una herramienta de creación de juegos y todo tipo de experiencias visuales. De una forma sencilla, con muchos tutoriales para explicar cada concepto incluido, se puede abordar desde la geometría de los niveles, la dirección artística, el diseño de personajes, las mecánicas, la música y el sonido… Es todo lo que se supone que incluye un motor gráfico, pero adaptado para aumentar exponencialmente la facilidad de uso, de tal manera que no existan apenas limitaciones entre las ideas y la concreción tangible de las mismas. Para demostrar el amplio abanico de posibilidades de la herramienta que han producido, Media Molecule ha incluido en Dreams una historia muy personal, Art’s Dream, que funciona como modo historia del juego, pero también como un ejercicio estético de belleza arrebatadora, y un título que fusiona tantos géneros como influencias tiene su dirección artística, un batiburrillo que de alguna forma ignota consigue salir airoso.
Art es el bajista de una banda de jazz en un momento delicado. Sintiéndose menospreciado por sus compañeros, decide abandonar el grupo y poco a poco se hunde en una depresión donde cuestiona su valía, su talento y el sentido mismo de su papel como músico. La relación con Leila, que se remonta a la infancia, se erige en la línea de salvación a la que se agarra para confrontar a sus demonios interiores, con la ayuda de unos fragmentos de su imaginación que le permitirán rescatar la pasión por la música y la vida que ha olvidado.
Art’s Dream sigue la lógica de los sueños, y por ello el hilo narrativo es más bien difuso, prefiriendo contraponer sentimientos a presentar un relato cronológico. Puede que el dilema del protagonista no sea tremendamente original, pero está muy bien escrito, con un guion que sabe encapsular la variable personalidad de cada miembro de la banda, a pesar de que en algunos casos apenas tienen tiempo sobre el escenario. Por todo lo manido que puede resultar la historia de un músico en horas bajas, la presentación estética está a otro nivel. A pesar de su reducida duración, Art’s Dream es un auténtico portento visual, con una dirección artística valiente capaz de mezclar la sensibilidad noir con la artesanía del papel maché, el impresionismo, las vanguardias (más concretamente el cubismo y el surrealismo) y el arte contemporáneo más abstracto. Que todo lo que aparece en pantalla haya sido creado con las herramientas que propone Dreams puede dar una idea de la enorme versatilidad de la plataforma.
Que el punto fuerte de Art’s Dream es el apartado audiovisual, con una banda sonora que alterna entre melodías de jazz y un rock más acelerado para las partes de acción, es evidente; pero también cumple en el apartado jugable. De la misma forma que combina diferentes influencias artísticas, el juego no tiene mucho interés en asentarse en un género por mucho tiempo, basculando entre fases de plataformas, conducción, puzles, bullet hell (juegos de naves) y aventura, entre otros. Estas viñetas son tan breves que en ningún caso las mecánicas llegan a ser muy profundas, pero tampoco hubiera funcionado de otra manera para poder mantener el ritmo deseado. El gran fallo que sí que hay que sacar a colación en este apartado es la dificultad para calcular los saltos en las fases de plataformas (quizá las más abundantes). La cámara suele estar fija, y acertar a la hora de saltar puede convertirse en un engorro. Por suerte el juego permite volverlo a intentar de forma casi inmediata, pero no deja de ser frustrante, también porque los controles no están tan afinados como deberían. En cualquier caso es un asunto que, si bien desluce la experiencia, al final, tomando todo el conjunto, no deja de ser anecdótico.
Art’s Dream es el ejemplo que Media Molecule ha presentado para explicar el concepto que subyace detrás de la plataforma Dreams, de las posibilidades de creación que esconde y de cómo entienden ellos el medio de los videojuegos. Una interpretación que expone las profundas avenidas de expresividad creativa que ofrece la herramienta, y la capacidad que tienen los videojuegos para ahondar en los conceptos más abstractos de una manera personal, llegando a provocar una respuesta emocional tan sincera como valiosa. A nivel de calidad es lo más portentoso que ofrece Dreams, pero solo es cuestión de tiempo que la comunidad pueda ir presentando en sociedad ejercicios de la misma categoría.