Stanislavblog por Liz Perales

Toros desde la barrera de Tribueñe

17 abril, 2015 13:40

[caption id="attachment_838" width="560"] Una escena de Paseíllo en la sala Tribueñe[/caption]

Hugo Pérez de la Pica es un artista singular, de genio e inspiración, y un artesano riguroso e infatigable. Después del ambicioso musical que levantó sobre Raquel Meller, ha vuelto al género con Paseíllo, colección de estampas dramatizadas sobre los toros y el flamenco que no podía haber encontrado mejor escenario que el barrio de Ventas donde se ubica este templito único del arte teatral que es la sala Tribueñe.

Hace tiempo que Hugo Pérez me habló de su intención de hacer un espectáculo sobre el mundo de los toros. Él es un estudioso apasionado de la tonadilla y en Paseíllo ha encontrado un tema perfecto para rendir homenaje a este género exclusivamente español, que gozó de gran popularidad en el siglo XVIII y XIX, pues se trataba de interpretaciones breves, cantadas o recitadas, que se intercalaban en los intermedios de las comedias y, por lo general, de temática folclórica o costumbrista.

En Paseíllo, Hugo Pérez hace un recorrido por los orígenes y la evolución del género, y también de su puño y letra son los 18 poemas o textos poéticos que se recitan o cantan en cada cuadro; lírica barroca y laberíntica, metafórica y sorprendente, a veces costumbrista, otras trágica. En él, su autor plasma la gloria y la decadencia de la fiesta. Esta última la conoce de primera mano, y los tiempos gloriosos le fueron narrados al director por amigos y familiares, “unos viejos que ya no están, que se fueron con la aurora del siglo XXI y que tenían un pie en el siglo XIX, que en España es como tenerlo en la Edad Media o aún más lejos, perdida ya en el ámbito de lo mitológico”, explica.

El espectáculo habla de la fiesta a través también de sus alrededores. Compone un mundo abigarrado, el de la tonadilla fundido hoy en el flamenco, con majas amantilladas de la escuela bolera, camorristas castizos de Ramón de la Cruz y las manolas lenguaraces de Arniches siguiendo la faena desde la barrera, la semana santa sevillana y la feria y, por supuesto, la dehesa con la bestia y sus jinetes en zahones. Corredores adyacentes a la plaza que retratan a veces con aire costumbrista, asainetado en otras, o en puro trazo expresionista el drama y la liturgia de esta fiesta tan nuestra.

El director, como ya hizo en su anterior musical, el citado y celebrado Raquel Meller, ha recurrido a Mikhail Studyonov para armar una partitura musical con la que ilustrar este espectáculo que subtitula Poema Flamenco Taurino, y en el que converge el pasodoble y el chotis a ritmo de la pianola con el repertorio flamenco que interpreta al cante Antorrin Heredia y a la guitarra Antonio Reyes.

Heredia hace las veces de cantaor y de actor, así como Raquel Valencia, la bailaora. Son las dos figuras sobre las que pivota el espectáculo, a las que Hugo ha transformado también en intérpretes dramáticos. El elenco se completa con Rocio Osuna y Sabela Hermida, las manolas de esta fiesta, dos cómicas estupendas. Y a Carmen R. de la Pica corresponde el dramatismo y el desgarro.

En suma, un espectáculo sobre los toros, pero también sobre el flamenco o, mejor dicho, sobre sus raíces, complejo, erudito y ambicioso, que desde luego no cae en el tópico, y que, en la estética que practica Hugo Pérez, mezcla lo barroco con lo esperpéntico.

Y una pincelada mas sobre el teatro que acoge el espectáculo, fundado hace mas de dos lustros por la directora rusa Irina Kourbeskaia. No tengo noticia de que exista una troupe en Madrid que trabaje como la de Tribueñe, pues son la única compañía de repertorio de la ciudad. Una pequeña sala de carácter privado (que supongo que tendrá sus ayudas oficiales),  que no llega al centenar de butacas y donde el mismo equipo -muchos de ellos empeñados en otros trabajos para sobrevivir- viene a representar cada semana de tres a cuatro obras diferentes. Una forma de trabajar que ni siquiera practican hoy los teatros públicos, con muchos más recursos.

Image: ¡Hasta Barcelona y más allá!

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