Stanislavblog por Liz Perales

Mis queridos monstruos (VII): Isidro Ferrer

13 abril, 2018 17:15

[caption id="attachment_1912" width="560"] Dos de los diseños de Isidro Ferrer para el Centro Dramático Nacional[/caption]

Los autobuses y las marquesinas de Madrid sorprenden periódicamente con carteles que hacen un guiño al viandante: unos pantalones con pies de caballo, un cuchillo con una pluma por empuñadura, una máscara hecha con un folio arrugado y una pinza de oficina a modo de nariz… son ejemplos de algunos de los carteles que han anunciado estrenos del Centro Dramático Nacional, originales del diseñador Isidro Ferrer, y que la editorial Nórdica ha reunido en un valioso volumen titulado El juego en escena. Carteles para una función.

Salvo contadas ocasiones, lo habitual en el cartel de teatro es recurrir a imágenes de los intérpretes de las obras. Cuando Gerardo Vera encarga a Ferrer esta labor para el CDN, impone un tipo de cartel conceptual, no narrativo, que dota a la institución de una elegante y original identidad corporativa. El éxito del estilo Ferrer lleva al sucesor de Vera, Ernesto Caballero, a mantenerlo. De manera que son ya ocho las temporadas del CDN que Ferrer ha diseñado.

Los carteles de Ferrer tienen mucho de acertijo, de invitación al juego de reflexionar sobre la obra que ilustra: Rey Lear es un mano de esqueleto con el dedo índice culminado por una pieza de ajedrez que obviamente es el rey; Drácula es un barco cuyas velas son las alas extendidas de un murciélago; Bodas de sangre una casita de madera invertida sobre un chorro de sangre… Este libro no solo es muy entretenido, sino que permite ver de forma conjunta la labor de Ferrer a lo largo de siete temporadas y descubrir cómo manteniendo su estilo fácilmente reconocible consigue dotar a cada una de ellas de rasgos distintivos.

Pregunta.- Tiene su estudio en Huesca, ¿es de allí?

Respuesta.- No, vivo allí, soy de Madrid, aunque soy bastante apátrida. Soy hijo de militar y eso hizo que todo el tiempo que viví con mis padres estuviéramos girando por la geografía española cada tres años. Cuando conocí a mi pareja nos vinimos a vivir aquí.

P.- ¿Cómo llega al cartel de teatro?

R.- Tengo formación teatral, estudié artes escénicas e incluso llegué a hacer un curso con Jacques Lecoq en París. Cuando viví en Zaragoza siempre mantuve relación con la gente de teatro y así comencé a hacer carteles a los de Teatro del Temple.

P.- ¿Cómo comenzó su relación con el Centro Dramático Nacional?

R.- Gara Koan, que había hecho los carteles para La Abadía y había comenzado con Gerardo Vera en el CDN, sugirió mi nombre cuando se apartó del diseño, creo ya ha dejado la gráfica. Yo no lo conozco personalmente, pero le agradezco muchísimo que me propusiera, claro.

P.- ¿Cuál es la línea de partida para acometer el encargo del CDN?

R.- El hecho de trabajar para una institución pública donde la jerarquía sobre la imagen no la establecen los actores es fundamental, y en eso estuvimos de acuerdo tanto con Gerardo Vera, primero, como con Ernesto Caballero. Así que desde el principio nos planteamos ofrecer una imagen en la que dialogan distintos elementos que participan en la obra de teatro, y que no sólo está protagonizada por los actores, que es lo habitual. En este sentido, yo trabajo desde el texto teatral, me los leo e intento crear una imagen alegórica, paradójica, pero que no sea narrativa, sino que también se convierta en reclamo visual.

P.- Sus carteles, cuando los ves por la ciudad, tienen algo de acertijo, despierta curiosidad saber cómo ha interpretado la obra…

R.- Sí, me gusta esa intencionalidad del acertijo, de un cartel que abre interrogantes, porque a mí me gusta que el cartel no sea narrativo, sino que sugiera y plantee una serie de incógnitas.

[caption id="attachment_1914" width="560"] Isidro Ferrer[/caption]

P.- El libro recoge siete temporadas teatrales, pero hay una, la 2011-12, en la que estos se elaboran a partir de esculturas que confecciona y que luego fotografía, o sea, que no estamos ante una labor de diseño desde el ordenador o el lápiz.

R.- Sí, es una temporada en la que hay un interés matérico, físico, volumétrico, que me acerca a aspectos escultóricos. Utilizo el elemento de la máscara, porque representa al propio teatro, pero la empleo como un elemento que puede comunicar. Y en este sentido confecciono muchas máscaras distintas.

P.- Todas las temporadas comparten estilo, sin embargo, hay un elemento distintivo para cada una de ellas ¿cómo lo logra?

R.- Definir la línea de actuación es lo más difícil, se va construyendo poco a poco y hay carteles que resultan clave para definir cada temporada teatral, son los de la presentación de la temporada. Me gusta mezclar dos elementos -la imagen y la tipografía- que se resignifican y suman para construir un lenguaje armónico. Pero hay que ser fiel a este lenguaje durante toda la temporada, lo que exige dejar muchas cosas de lado, sortear muchas barreras plásticas y estéticas.

P.- Como, por ejemplo, ¿el color?

R.-Sí. Y en las últimas dos temporadas ha sido de manera deliberada. ¿No estamos en crisis? Pues hagamos carteles baratos, de coste reducido, a una sola tinta, para que el coste de impresión sea menor. El color no aporta nada a la idea, la enmascara, la pervierte. Me gusta que la idea se mantenga limpia, pura, concisa, que no esté edulcorada.

P.- Es evidente el valor que concede a la tipografía y a la imagen, pero hay dos temporadas que los carteles son un juego apasionante de letras.

R.- Me gusta el juego de que las palabras contaminen las imágenes, y que estas no sean solo una forma física, sino que adquieran un contenido semántico. Y al revés, porque las palabras también son imágenes.

P.- ¿Cuánto tiempo le lleva confeccionar un cartel?

R.- Lo difícil es dar con la idea, con el concepto, y eso puede oscilar de quince minutos a un mes. Depende, y luego está que guste o no tu idea, porque el diseñador presta su voz a otra voz ajena. Yo no firmo como autor, sino que soy un artista que escucha y encauza las ideas de los demás. Y a veces al cliente no le satisface lo que le presentas.

P.- ¿Cuál ha sido el cartel más difícil de ejecutar?

R.- El de Rey Lear.

P.- Este libro contiene los carteles de siete temporadas, ¿con cuál se queda?

R.- La primera, es la que planta la semilla, la que me ha permitido continuar y crecer.

P.- Sobre los diseñadores y artistas que le influyen, ¿a quién nombra?

R.- Toda la tradición de la poesía visual, con Joan Brossa, aunque ahora se ha democratizado tanto que hay mucha vulgaridad. Y otros artistas como Pep Carrió, Raúl y, por supuesto, Daniel Gil. En general me interesan los movimientos de vanguardias del siglo XX, todos, el surrealismo, Picasso… Y luego la subversión excéntrica de Louise Bourgeois, Jaume Plensa me parece grandísimo…

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