En memoria de Alicia Alonso
El espectáculo 'Gala Centenario Alicia Alonso', todavía de gira en España, es una oportunidad para conocer y admirar la singular labor de la cubana
Con la que está cayendo es casi milagroso encontrar producciones como la que vi el pasado sábado en el Teatro Mira de Pozuelo y a la que, según me dijeron luego, todavía le queda gira por el país: una antología de los más célebres ballets románticos que la gran bailarina y coreógrafa cubana Alicia Alonso versionó. No solo es una oportunidad para disfrutar del ballet clásico que tan poco se prodiga por nuestros escenarios, también de conocer y admirar la singular labor que Alonso hizo con estas piezas que fundamentaron el repertorio y el estilo de la escuela del Ballet Nacional de Cuba (BNC) que ella creó.
Gala Centenario Alicia Alonso (1920-2020) es una producción que no pudo estrenarse el pasado año como estaba previsto para hacerla coincidir con el centenario del nacimiento de la homenajeada. La epidemia lo impidió, pero su productora Mayda Bustamante no se dio por vencida y retomó la idea que rinde tributo a la gran bailarina cubana, de la que ella fue colaboradora y amiga. Participan cinco parejas de bailarines, en su mayoría figuras procedente del BNC, como Annette Delgado, Dani Hernández, Ginett Moncho o Javier Monier, además de otros de Venezuela, Argentina, Ucrania y España. La dirección escénica es de Liuba Cid y la artística recae en Orlando Salgado.
Alonso tuvo la genialidad no solo de bailar los ballets clásicos de manera completa con su compañía por toda América, sino de hacer versiones de ellos revisando, completando o modificando partes y detalles técnicos que los modernizaron con gran respeto académico y les dieron la impronta que distingue a la escuela cubana de ballet. Son célebres sus versiones, entre otras, de Giselle, El lago de los cisnes, Coppelia, Cascanueces, La filie mal gardée, Don Quijote, que lógicamente esta gala incluye, y a la que se añaden el célebre La muerte del cisne, de Fokine; la suite de Carmen, en la versión que Alberto Alonso hizo para Maia Plisétskaya pero que consagró a Alicia Alonso y que solo ella bailó en el BNC mientras estuvo en activo; La diva, coreografía inspirada en la vida de Maria Callas con música de Wagner coreografiado por Alberto Méndez; y Espartaco.
Liuba Cid ha creado una pequeña dramaturgia que ordena e informa brevemente de los ballets reunidos y de las características de su estreno y que viene precedido de un pequeño audiovisual sobre los roles más importantes de Alonso a lo largo de su vida. A continuación, proyecciones selectamente escogidas sirven de escenografía y contextualizan el ballet que vamos a ver. El baile comienza con Carmen-Suite, interpretada por Annette Delgado y Dani Hernández, dos primeros bailarines del BNC que ejecutan con pantomima teatral y dominio técnico un dueto de seducción y deseo donde se distinguen las innovaciones introducidas como el pie flexivo.
Esta primera parte reúne el exigente paso a dos del tercer acto de Don Quijote, bailados por Eva Nazaret y Javier Monier; o el trágico paso a dos del segundo acto de Cascanueces, musicalmente uno de los más hermosos y emotivos y que está interpretado por la bailarina del Teatro Colón de Buenos Aires Carla Vincelli y Javier Torres. Delicada fue también la actuación de la bailarina venezolana Oriana Plaza que junto al joven Maynard Miranda ofrecieron una fille mal gardée sensual y coqueta.
Para la segunda parte se reservan tres de los ballets que más celebridad dieron a Alonso. Annette Delgado y Dani Hernández ofrecieron una canónica y dramática actuación del adagio de Giselle. Oriana Plaza y Maynard Miranda se emplearon fantásticamente bien con Coppelia. Y Ginett Moncho y el ucraniano Alexis Tutunnique bailaron El lago de los cisnes, el paso a dos del tercer acto, de notable dificultad técnica, pero muy emotivo. El ballet original de Petipa e Ivánov no nos ha llegado completo, por lo que se han hecho numerosas versiones que recrean las partes ausentes de este ballet. La de Alonso, que ella interpretaba como Odette y Odile, es una de las más admiradas, es respetuosa con el estilo del original pero también incluye escenas de gran virtuosismo técnico, y particularidades como las muñecas quebradas de las bailarinas que recuerdan las cabezas de los cisnes. Pieza importante que también se ofrece es el solo La muerte del cisne, de Fokine, que requiere una técnica impecable y que Anette Delgado bailó con virtuosismo, personalidad y en un estilo hipnóptico.
Tras una gira por todo el país, que ha llevado a la compañía a ofrecer una veintena de actuaciones en poco más de un mes, la gala todavía podrá verse hoy en Zamora, Santander (día 3 de junio), Tarrasa (día 5) y Manresa (día 6).