Las películas, una a una
Stanley Kubrick en DVD
18 noviembre, 2004 01:00Escena de La naranja mecánica
Stanley Kubrick. Una vida en imágenes (2001)Mediante fotografías y vídeos inéditos, numerosas entrevistas, escenas de rodaje y de sus películas, este excelente documental narrado por Tom Cruise recorre la historia de Stanley Kubrick en orden cronológico. Perfeccionista, maniático, tirano, ermitaño y misógino, las leyendas en torno al mito son comentadas por amigos, familiares y actores, mientras que la trascendencia de su obra se somete al juicio de cineastas (Steven Spielberg, Woody Allen, Martin Scorsese, etc.), historiadores y críticos. Dirigido por Jan Harlan, es un documento imprescindible que enriquece y completa la visión de un artista fuera de toda norma.
1 La naranja mecánica (1971)
En palabras del propio Kubrick, el filme "habla de las limitadas posibilidades que tiene el hombre para elegir entre el bien y el mal", estableciendo así una reflexión sobre los límites del libre albedrío. Película incatalogable y atemporal, nunca la violencia había sido llevada al cine en términos tan realistas. Alex, protagonista de esta fábula moral basada en la novela homónima de Anthony Burgess, ha entrado en la historia de los personajes más perversos jamás creados en ficción, siniestra recreación del inconsciente oscuro que todos llevamos dentro.
2 2001. Una odisea del espacio (1968)
Clásico por antonomasia de la ciencia-ficción, Stanley Kubrick llevó el género a su madurez con este hipnótico filme. Desde las sobrecogedoras escenas del amanecer del hombre hasta el nacimiento final del "niño estrella", la película conduce al espectador a un fascinante viaje por los confines del universo y la historia pasada y futura de la evolución humana. El misterio y la belleza que encierran sus imágenes, embargando al espectador en una especie de rito religioso, todavía dan pie a infinitas elucubraciones sobre el simbolismo que encierra la película, que, en palabras de su creador, es "la explicación racional de la existencia de Dios".
3 Eyes Wide Shut (1999)
Filme póstumo, Eyes Wide Shut es la respuesta de Stanley Kubrick a un fin de siglo que idolatra y banaliza el sexo con igual desmesura, el viaje onírico más exquisitamente freudiano desde Recuerda. A partir del Relato soñado de Arthur Schnitzler, el director de Lolita volvió a detenerse en las intrincadas redes psicológicas del sexo y sus máscaras sociales. La historia explora el enfrentamiento de un matrimonio (interpretado por Tom Cruise y Nicole Kidman cuando estaban casados) con su propia sexualidad y el omnipresente miedo al adulterio, consumado o soñado. En los universos fríos y secretos de las películas de Kubrick, el sexo se revela en su última obra como la imposible verificación de la verdad amorosa.
4 ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú (1964)
Convencido de un complot comunista, un general norteamericano (Sterling Hayden) envía sus B-52 a bombardear Rusia, pero todas las medidas que ejerce el Pentágono para detener el ataque no dan resultado. Con un humor corrosivo, Stanley Kubrick hace desfilar a una serie de hilarantes y siniestros personajes incapaces de detener la maquinaria nuclear. Farsa devastadora, ¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú aborda una locura tan salvaje como la guerra nuclear quizá desde el único punto de vista sensato: la comedia disparatada. En un tiempo en el que la psicosis mundial en torno a las armas de destrucción masiva alcanzó su punto más histérico, Kubrick convirtió el horror en humor vitriólico, consolidando su fama de director agresivo y comprometido.
5 La chaqueta metálica (1987)
Tras siete años de silencio, Kubrick quiso dar su visión sobre el absurdo de la guerra de Vietnam y así ofrecer la versión institucionalizada de la violencia que atraviesa toda su obra. Con un tono hiperrealista, pero sin perder de vista la estilización propia de su cine, el autor de Senderos de gloria revisitó el género bélico rompiendo sus estructuras y convenciones. Dividida en dos partes muy distintas, la instrucción de los marines y la guerra en el campo de batalla, la película se acerca con frialdad y crudeza a una barbarie real que acontenció en el sureste asiático (y que él reconstruyó en el sureste de Londres) para volver a alertarnos sobre el proceso de deshumanización que se ha apoderado de la civilización moderna.
6 Lolita (1962)
Embarcando al propio autor de la novela, Vladimir Nabokov, en la escritura del guión, Stanley Kubrick firmó con Lolita una obra maestra que en nada tiene que envidiar a su fuente literaria. Desde la "nínfula" interpretada por la niña Sue Lyon (quien quedó para siempre encasillada en el mito tras su asombrosa interpretación) al sombrío Humbert Humbert incorporado con genialidad por James Mason, respaldados ambos por las vitales aportaciones de Shelley Winters y Peter Sellers, todos los participantes estuvieron a la altura de un proyecto que nació con el aura del escándalo y cuyas imágenes siguen hoy causando el erotismo turbador que pretendían. Con este filme comenzó el verdadero culto por un director que estaba llamado a liderar los caminos del cine moderno.
7 Barry Lyndon (1975)
Al desistir de rodar una biografía de Napoléon, Stanley Kubrick retrató los últimos y decadentes compases del Siglo de las Luces basándose en la novela de William Thackeray Las memorias de Barry Lyndon, un impresionante fresco histórico cuyo personaje central, un arribista sin escrúpulos en una sociedad de clases, conecta directamente con otros héroes retratados en su filmografía. Su perfeccionismo casi demente se deja ver en este filme más que en ningún otro, especialmente en la extraordinaria iluminación (evitando la luz artificial), en el vestuario y en la reconstrucción de batallas. Protagonizada por Ryan O’Neal y Marisa Berenson, el filme, de más de tres horas de duración, logra conjugar con maestría la épica del cine histórico con las obesiones más íntimas de Kubrick.
8 El resplandor (1980)
Aunque Stephen King renegara de la versión cinematográfica que Kubrick hizo de su novela, y la crítica se empeñó en masacrarla (probablemente por el extrañamiento que produjo), lo cierto es que El resplandor marcó todo un hito dentro del género de terror y del cine en general, provocando larguísimas colas en los cines donde se exhibió. No es para menos. Veinticino años después, esta película sigue siendo el buque insignia del cine de terror moderno. Con una eficaz economía expresiva, imágenes inquietantes y despreciando el fácil uso de los sobresaltos, Kubrick crea con sus imágenes un clima de claustrofobia y angustia pocas veces igualado.
9 Espartaco (1960)
"Lucha de clases en 70 mm", así tituló con gran acierto la revista ‘Film Ideal’ su crítica de Espartaco, un espectáculo épico con mensaje político (debido a un guión de Dalton Trumbo) que Kubrick dirigió contratado por Kirk Douglas (no sólo protagonista, sino auténtico artífice del filme) en sustitución de Anthony Mann. Hoy clásico del peplum, el director evitó todos los tópicos del género y obtuvo con este filme su primer taquillazo, su pasaporte a la independencia de la que hizo gala el resto de su carrera.
10 Senderos de gloria (1957)
El cuarto largometraje de Kubrick es uno de los alegatos antibelicistas más efectivos jamás creados, aparte de una obra maestra con pocos precedentes, a partir de la cual se replanteó en la industria la manera de hacer cine bélico. La rebelión de un oficial del ejército francés durante la I Guerra Mundial (basada en hechos reales), su lucha personal por defender a unos hombres enviados injustamente a la muerte por las altas instituciones, es la meridiana denuncia de Kubrick al poder establecido, a la ceguera y deshumanización que producen los enfrentamientos bélicos. Frío y pesimista, el filme está rodado con enorme sobriedad y elegancia.
11 Atraco perfecto (1956)
Este filme de corte clásico descubrió al joven Kubrick ante el público y la crítica, un policíaco basado en la novela de Lionel White que instantáneamente entró a formar parte de las grandes obras del cine negro y ha sido repetidamente comparado con La jungla de asfalto de John Huston. A raíz de la historia de un ex-convicto (Sterling Hayden) que recluta a un grupo de hombres para atracar un hipódromo, Kubrick expresa ya aquí su fe limitada en la meticulosidad y los planes milimétricos del ser humano, que en última instancia siempre están al servicio de los misteriosos planes del destino.
12 El beso del asesino (1955)
Apreciable sobre todo por sus logros en la sala de edición, el ‘debut oficial’ de Stanley Kubrick es una película de serie negra con Frank Silvera en la piel de un boxeador que trata por todos los medios de ayudar a una bailarina en problemas. Aunque el filme padece las debilidades propias de un director aún inexperto, al frente de una película realizada con pocos medios, son destacables ciertas imágenes de gran impacto visual y la capacidad de Kubrick por crear una atmósfera dura, violenta, casi irrespirable, que recorrerá sus obras posteriores.