Celda 211 triunfa en los Goya
La película de Daniel Monzón se lleva ocho premios, entre ellos, mejor película, mejor director y tres de interpretaciónÁgora, con siete goyas, acapara los técnicos y el guión original
15 febrero, 2010 01:00Daniel Monzón, director de Celda 211. Foto: Reuters
Juan SardáLos Goya cumplieron las previsiones y las sorpresas hubo que buscarlas en el patio de butacas vía Javier Bardem y Penélope Cruz, juntos en público por primera vez. Celda 211, de Daniel Monzón, se convirtió en la gran triunfadora de la noche con premios a la mejor película, director y actor principal, Luis Tosar. Los galardones más emblemáticos del cine español quisieron premiar a la película más rentable del año, un filme dotado de músculo y nervio que ha conquistado a la audiencia y también a buena parte del público gracias a su eficaz traslado a los parámetros nacionales de las rutinas del cine de acción más puramente hollywoodiense. Sin duda, ha habido este año en España mejores películas pero ninguna ha logrado una mezcla tan explosiva entre popularidad y calidad. Es, por tanto, un reconocimiento justo.
La otra gran triunfadora de la noche fue Ágora, con siete goyas, aunque la mayoría en categorías técnicas. Su coguionista, Mateo Gil, que está rodando en Bolivia su nuevo filme como director, resultó así premiado por partida doble ya que su corto Dime que yo se alzó ganador. Fueron unos premios justos para la superproducción de Alejandro Amenábar que, eso sí, contaba con muchos mayores medios que sus competidoras en las categorías técnicas. Y las previsiones también se cumplieron en otras categorías. Lola Dueñas fue justamente recompensada por su interpretación de una funcionaria atormentada en Yo, también, de Naharro y Pastor, tal y como sucedió en el último Festival de San Sebastián. Eso sí, su compañero de reparto, Pablo Pineda, perdió frente a la revelación de Celda 211, Alberto Amman. Y la actriz revelación fue la argentina Soledad Villaamil, espléndida en El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella, que, como era de esperar, ganó el Goya a la mejor película hispanoamericana.
La sorpresa de Almodóvar
Otro premio que suscitaba el mayor interés era el de mejor guión adaptado, que fue para Daniel Monzón y Jorge Gerricoechevarría (guionista habitual de &Acute;lex de la Iglesia) por, de nuevo, Celda 211. Y también había expectación respecto a los secundarios. Marta Etura, por su breve pero intenso papel en, una vez más, Celda 211. Un premio ajustado como también lo fue el de Raúl Arévalo en Gordos, donde borda su personaje de fanático religioso con tendencia a la hipocresía. Fernando Trueba, que optaba a nueve premios por su adaptación de la novela de Skármeta, El baile de la victoria, se fue de vacío. En resumen, han sido unos premios conservadores, que miran claramente al público y que probablemente suscribirán la mayoría de espectadores.
La gala ha sido rápida, rapidísima, y Andreu Buenafuente apenas ha tenido tiempo para hacer algún chiste. Sin duda, lo mejor ha sido la aparición de Pedro Almodóvar entregando el Goya a la mejor película, una presencia que puede significar el principio del fin del desencuentro del maestro con la Academia. Su película, Los abrazos rotos, se llevó el premio a la mejor música, firmada, una vez más, por Alberto Iglesias. El discurso de Álex de la Iglesia, breve y disculpatorio, estuvo mucho mejor que el habitual lamento de otros años. Reconoció errores y prometió trabajo y esfuerzo. Quizá fue excesivo su afán por congraciarse con esos sectores que por sistema odian el cine español. El decorado, ajustado, y los chistes, menos vulgares que otros años, rubricaron una gala diseñada de arriba a abajo para congraciarse con ese público español que en 2009 fue más generoso con nuestro cine que otros años.