Javier Rebollo: Ha habido una guerra civil en el cine español
Lo mejor de 2010: Cine nacional
31 diciembre, 2010 01:00El director Javier Rebollo.
Javier Rebollo certificó con La mujer sin piano la entidad y singularidad de su mirada. En esta entrevista hace balance de un año muy activo en su defensa del cine industrialmente más débil.
-Desde su presentación en San Sebastián, donde recibió el premio al Mejor Director, ¿ha respondido el trayecto de la película a sus expectativas?
-Nunca me creo expectativas. Creo en la batalla, no en la medalla. El camino del filme es muy largo, de al menos dos años. Mientras hablamos, se está viendo en Alejandría, en Georgia, en alguna ciudad de Estados Unidos... la película se ha visto mucho en pequeños festivales a lo largo de todo el mundo. Por eso son tan engañosos los resultados de la taquilla en España, donde las películas compiten en desigualdad de condiciones producto de una brutal censura de mercado.
Naturaleza intercultural
-Su cine además tiene una naturaleza intercultural, donde siempre establece relaciones entre personajes de distintas nacionalidades: una española y un francés (Lo que sé de Lola), un española y un polaco (La mujer sin piano)...
-Y mi próxima película será con una argentina y un español, José Sacristán. Será un rodaje de siete semanas a lo largo de 3.000 kilómetros de Argentina. No podemos pretender quedarnos solos en nuestro pequeño corral de piel de toro, y pensar que nuestro cine sólo es válido aquí. Es una de las causas de que el cine español generalista sea previsible y aburrido. El cine es una aventura en el sentido de lo inexplorado, tanto para el cineasta como para el espectador, y yo ahora veo que la mayoría del cine español es un cine telegrafiado.
-¿Qué diferencia su forma de concebir el cine de ese cine generalista del que habla?
-Soy un cineasta tan racional como pasional, pero cada vez soy más libre y más insensato, porque quiero ser feliz con lo que hago. Quizá antes me tomaba demasiado en serio hacer cine. Ahora hago películas con un millón de euros, pero cuando tenga que hacerlas con trescientos o con diez mil euros, también las haré. Hablando con Jonás Trueba, se nos ocurrió crear una sociedad en la que por un lado abordemos nuestros proyectos de producción media (que deben pasar por televisión y ministerios), y luego los proyectos que deben hacerse sin dinero, sólo por el placer de hacer ciertas películas que no son posibles de otro modo.
-Su relación con su compañera y coguionista es esencial para su trabajo, ¿no es así?
-No puedo imaginarme sin Lola Mallo. Sería terrible. Mi vida íntima forma parte de mi vida del cine. Yo soy un cineasta para quien lo doméstico y lo cinematográfico se confunden. Llevamos 18 años trabajando juntos y disfrutamos mucho. Mi trabajo y mi vida serían incomprensibles sin Lola. El cine es un acto de amor. Yo hago cine para estar cerca de lo que amo.
-¿Cómo resumiría este año de cine español?
-Es un año que podría haber hecho Historia con mayúscula. Ha habido una guerra civil en el cine español. Los poderosos quisieron el dinero sólo para ellos, y esto ha enfrentado a los cineastas. Se hizo una Orden mal redactada, muy perjudicial para el cine más libre y revulsivo. Pero los políticos pasan y el cine sigue y por eso se han hecho películas muy interesantes a pesar de la Orden. La gente se ha unido y los cineastas han hablado. Es algo que ha surgido espontáneamente a partir de ese colectivo que se creó contra la Orden. Tendremos una reunión con el nuevo director General en la que yo espero que se recupere la proporcionalidad justa de ayudas, y que se resuelvan los problemas de las coproducciones y de los guiones.