Escenarios

Bajo la batuta alemana

Los festivales de Bayreuth y Schleswig-Holstein y los cursos y talleres de Darmstadt, Weikersheim, o Weimar convierten Alemania en el más recomendable destino musical

4 agosto, 2010 02:00

Puede que el fútbol ya no sea ese deporte de once contra once en el que siempre gana Alemania. Pero en lo que respecta a la música, los germanos siguen jugando en una liga aparte. Prueba de su melomanía genética y su condición de primera potencia sinfónica la encontramos en la calidad y la cantidad de propuestas que cada verano levantan en sus salas de conciertos y en los fosos de sus teatros. Se trata de experiencias musicales incompatibles con la tecnología de los sofisticados mp3 y no aptas para la virtualidad de nuestro sofá. Es preciso vivirlas en primera persona y, si el bolsillo lo permite, no más lejos de la delantera de paraíso.

Al recién terminado el Festival de Ópera de Munich, le toma el testigo el Festival de Bayreuth, que arrancó el pasado 25 de julio su 99 edición en medio de una nueva polémica generacional provocada por la muerte, el pasado 21 de marzo, de uno de sus máximos impulsores e ideólogos, herr Wolfgang Wagner, nieto del célebre compositor.

Que el fantasma de Hitler siga paseándose por el Festspielhaus y los pasillos de la Villa Wahnfried, donde dicen se esconde todavía un fajo con cartas del dictador, no parece preocupar, ni siquiera ahuyentar, a un público incondicional que reserva sus entradas con hasta diez años de antelación. Tampoco los abucheos que siguieron a Los maestros "pintores" de Núremberg en manos de su actual codirectora, la biznieta Katharina Wagner, o la insistencia de repartos y producciones de discreta originalidad han logrado eclipsar la reputación musical, social y mediática de la muestra.

Sin duda, todas las miradas estarán puestas, una vez más, en el debut del tenor alemán Jonas Kaufmann como Caballero del Cisne en la nueva producción de Lohengrin encargada al siempre controvertido Hans Neuenfels, que sustituye el rentable y paseado Tristán e Isolde de Christoph Marthaler. En el foso estará el joven Andris Nelson, titular de la Sinfónica de Birmingham. Debutará también el emergente bajo-barítono inglés James Rutherford en los -para muchos, sacrílegos- Meistersinger de Katharina Wagner -cuya última sesión, el 28 de agosto, servirá de clausura al festival-, y repondrán el aplaudido Parsifal de Daniele Gatti y Stefan Herheim y, a la espera de algo mejor, la Tetralogía encargada en su momento a Christian Thielemann y Tankred Dorst.

Sospechosamente, han querido que fuera Chopin y no Schumann -ambos de bicentenario- el que descorchara la programación del Schleswig-Holstein Festival. Se trata, en realidad, de una discriminación positiva y rigurosamente geográfica, pues la programación de este año tiene a Polonia como protagonista. Acudirán en representación del país copernicano la Sinfonia Varsovia de Kryssztof Urbanski, la Sinfónica Nacional de La Radio Polaca, con Tadeusz Strugala al frente, o el aclamado compositor Kryzsztof Penderecki para dirigir su Réquiem polaco. Se podrá ver escuchar también una versión de concierto de la ópera Halka de Stanislav Moniuszko que dirigirá Lukasz Borowicz y protagonizará la soprano Iwona Sobotka. La factura polaca se completa con la presencia de varios pianistas importantes, como Rafal Blechacz, Piotr Anderszewski o Hubert Rutkowski.



Además de los grandes nombres de otras nacionalidades a los que nos tiene acostumbrado el certamen (Valeri Gergiev, sir John Eliot Gardiner, Elina Garanca, Paavo Järvi…), no podía faltar en estas fechas el guiño mahleriano durante la gala de apertura, el 10 de julio, en la voz de la soprano germana Christiane Oelze, a las órdenes del mítico Christoph von Dohnányi, que cerrará la sesión con otro homenaje, esta vez a Schumann, con su Segunda Sinfonía en manos de la Orquesta Sinfónica de la NDR de Hamburgo.

Darmstadt o la música de mañana

Si es de los que sueña con acudir a los festivales en calidad de compositor, no dude en apuntarse en los cursos que, entre julio y septiembre, se imparten por toda Alemania. Especial atención merecen los talleres estivales de la Hochschule für Musik Franz Liszt en Weimar, con más de medio siglo de trayectoria, o los cursos especializados que ofrece el International Music Institute de Darmstadt, auténticos laboratorios del sonido donde se cuecen las óperas y sinfonías del futuro, y que cada año conceden el prestigioso premio Kranichsteiner a la mejor composición de la convocatoria. En caso de que viaje en grupo y lo suyo sea la música de cámara, la mejor opción pasa por la Thüringische Sommer Akademie o el campus para Juventudes Musicales Internacionales de Weikersheim, donde nuestro Cuarteto Casals imparte algunas clases. Para los aspirantes a la dirección, las Philarmonies Jenaer de Weimar, Chetmitz i la Plauen-Zwickau ofrecen cursos junto a profesionales de la batuta.