Rossini no solo se dedicó a la ópera, sino que también cultivó otros géneros con obras que poco a poco vamos descubriendo. Escribió muchas cantatas para ocasiones especiales, dedicadas a sus amigos e incluso a su banquero. La primera de las que incluían orquesta es Il pianto d’Armonia sulla morte di Orfeo, estrenada en el cierre del año académico de la Bolonia de 1808. Se trata, y se nota, de una pieza juvenil. Ocho años más tarde volvió a la mitología, con las bodas de Tetis y Peleo, para festejar las de la princesa italiana Maria Carolina con el Duque de Berry, hijo del futuro rey de Francia Carlos X. Rossini o sus sucesores podrían haber escrito después otra cantata sobre el infeliz destino de la pareja: él murió asesinado en los brazos de su esposa.
La música de esta pieza le suena a cualquiera, ya que contiene bastantes páginas del Barbero de Sevilla, dada a conocer en Roma un par de meses antes, y el rondó final de Cenerentola.
En la grabación destacan poderosamente Cecilia Bartoli, absolutamente inmensa, y el tenor Juan Diego Flórez. Riccardo Chailly maneja la orquesta y los coros con la animación que se precisa.