Image: La Fura toca La Flauta

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Música

La Fura toca La Flauta

El Real estrena la polémica versión de la ópera La flauta mágica, de Mozart

30 junio, 2005 02:00

Escena de La flauta mágica en el montaje de La Fura dels Baus

Precedida de una fuerte polémica en París, llega el próximo martes al Teatro Real la lectura (más bien revisión) que ha llevado a cabo la Fura dels Baus de un clásico, La Flauta Mágica de Mozart. El grupo catalán ha entrado a saco en el libreto original, transformando un cuento de hadas dieciochesco en un drama onírico. Le han extirpado los diálogos, en alemán, sustituyéndolos por unos textos alusivos de Rafael Argullol. Al frente de un reparto joven, estará una de las grandes estrellas de la dirección de orquesta, el francés Marc Minkowski. El Cultural se sumerge en esta fábula simbólica y brinda las claves para entender la trama de la mano de sus ocho protagonistas.

Vuelve La Flauta Mágica de Mozart al Teatro Real para cerrar su temporada y lo hace en un montaje controvertido, fruto de una coproducción del Festival de Ruhr, la ópera de París y el propio coliseo regio, a cargo de la Fura dels Baus. Junto al grupo catalán y Mozart, habrá un tercer protagonista, esta vez en el foso, el maestro francés Marc Minkowski, una de las grandes estrellas de la vida musical actual que, para mayor Inri, no ha dudado en mostrar su desagrado por la versión escénica, que ya tuvo ocasión de dirigir en París. Pocos títulos como éste han logrado tanto aprecio popular con tan diferentes acercamientos escénicos. En algunos de los últimos montajes se ha visto ambientada en el circo (Achim Freyer en Salzburgo), encerrada en una logia masónica (David McVicar en el Covent Garden) o, incluso, hermanada con Broadway (Julie Taymor en el Met).

Estreno vienés
Estrenada el 30 de septiembre de 1791, a instancias del empresario Emanuel Schikaneder -autor de su libreto y protagonista del personaje de Papageno- vio la luz en un recinto "de barrio", el Theater auf der Wieden, con un éxito que trascendería la muerte de su autor. Así, la genial realización mozartiana fue inmediatamente apreciada por sus contemporáneos. El mismo Beethoven la calificaba como "obra maestra de Mozart", y Salieri, convertido por la leyenda en antagonista cinematográfico, certificó que era digna de "ser representada delante de los más grandes monarcas y en las festividades más solemnes". Lleno de entusiasmo, Goethe llevaría a cabo un libreto, titulado La segunda parte de La Flauta Mágica en 1798, y encomendó la partitura al hoy casi olvidado Paul Wranitzky (1756- 1808) quien, por cierto, había sido un referente con su Oberon en la elección del tema por Schikaneder.

Pero si la música se yergue intocable, el libreto ha conocido otras valoraciones. Técnicamente es lo que se denomina un singspiel, una obra en idioma alemán, que alterna partes habladas y cantadas. Por concepción híbrida, La Flauta ha sido vista como un antecedente de muchos géneros, incluido el musical. Mozart se había sentido interesado en la realización de una "obra alemana" tras el éxito, unos años antes, de El rapto en el serrallo pero como han destacado Amedeo Poggi y Edgar Vallora, La Flauta se distingue de las demás óperas mágicas, "por la genial contaminación de elementos populares y contenidos filosóficos de indudable trascendencia, de caracteres fabulosos y esotéricos, de episodios cómicos y poéticos". El libreto, que lleva el sello del hombre de teatro que era Schikaneder -que, igual que Mozart, formaba parte de una logia masónica-, está inmerso en el mundo de las Zauberopern, (óperas de magia), muy populares en la época. Su fuente principal fue Lulu oder die Zauberflüte de Liebeskind, publicado en una conocida antología de cuentos de hadas de los años ochenta, si bien son perceptibles otras múltiples fuentes. Pensada para un teatro popular, se apoya en hasta 14 cambios escénicos, así como continuos chistes, característicos de la escena alemana. Ni que decir tiene que anida una concepción masónica, tantas veces resaltada, aunque los detalles pueden haberse difuminado dos siglos después.

Libreto antagónico
Pese a su estimación general, las opiniones sobre la validez del libreto son antagónicas. Aplaudida por Hegel -que afirmaba que, lo mismo que las obras de Shakespeare, cumple su labor como propuesta teatral- o Schopenhauer -quien veía en él, un "drama pedagógico"-, ha sido muchas veces denostado, tachándolo de ingenuo o incoherente. Las nuevas relecturas, incluyendo la de la Fura, no carecen de lógica. Tal y como afirma el estudioso Stefan Kunze, uno de los mayores expertos en la ópera mozartiana, "el componente fabuloso de la obra impide el carácter cerrado. De hecho, cuenta con la imaginación del espectador, que continúa desarrollando el tejido suelto de la acción sin que sea necesario fijar alguna versión esclarecedora de los antecedentes".

Guiños a Goethe
La Fura ha realizado continuos guiños a la consecuencia literaria de su admirado Goethe (no en vano han concebido hasta cinco acercamientos diferentes al Fausto), añadiendo elementos de la segunda parte del escritor alemán, en una especie de proyección en el tiempo de los protagonistas. Todo apoyado en una concepción onírica, a partir del trabajo de su colaborador habitual, el escultor Jaume Plensa. éste declaraba en París, que "el sueño es el espacio ideal donde es posible proyectar la libertad. En tiempos de Mozart, esa misma búsqueda quizá corría por otros caminos, y en su caso, la masonería. Nosotros hemos intentado desempolvar la búsqueda de la libertad, en un momento en el que todos sufrimos la pérdida de referencia. Para nosotros la universalidad pasa hoy por lo cotidiano y la libertad de soñar".

Aunque esta visión fue muy criticada -y levantó por igual protestas y elogios entre los 28.000 asistentes que abarrotaron las representaciones parisinas-, tiene múltiples puntos de apoyo. El antes citado Stefan Kunze afirma que "es un error pedir lógica en el desarrollo de la acción cuando deben prevalecer los efectos de la abundancia teatral.... La música condensada en formas cerradas se libera de la necesidad de vincularse excesivamente a la vía de la realización dramática". Y aunque pueda coincidir con el análisis de Kunze, más polémica resultó la decisión de prescindir de los diálogos originales, sustituidos por unos textos alusivos de Rafael Argullol, que transforman la ópera en una work-in-progress, algo que coincide con la concepción que de la ópera, en general, tiene Gérard Mortier, quien encargara el proyecto a su amada Fura. La polémica en el drama no oscureció la impresionante lectura musical de Minkowski. El maestro francés es todo un fenómeno y sus lecturas del barroco o el romanticismo han dado nuevas visiones a un repertorio, recuperando obras olvidadas Y si interés tiene su Flauta, no menor ha de ser su futura lectura de Mitridate que se escuchará en versión de concierto en la próxima temporada del Real.


Marc Minkowski (París, 1962) ha logrado escalar con mérito los peldaños que le han empujado a la fama. Se inició como fagotista en formaciones como Les Arts Florissants o La Chapelle Royale, para más tarde fundar el conjunto Les Musiciens du Louvre que ha revolucionado las interpretaciones de muchos compositores, como Haendel o Rameau y le han llevado a calificarle como el "nuevo Harnoncourt". Dotado de una excepcional energía, sus versiones de la ópera en francés (Gluck, Offenbach, Meyerbeer, Debussy) han sentado cátedra. Graba para Deutsche Grammophon y convierte cada disco en un acontecimiento.