Grinderman

Los artistas de largo recorrido tienen sus altibajos. Algunos, incluso, tienen la suerte de no hacer discos vergonzosos, de ésos que pasan de puntillas cuando tienen que explicar su discografía. Pero no todos los artistas de trago largo tienen la suerte de que su talento se conjure para que casi 30 años después de comenzar una brillante carrera puedan ofrecer un disco para situar entre los mejores de su trayectoria. Nick Cave con Grinderman lo ha conseguido.

El disco que ha publicado en el 2007, con una banda del mismo nombre y en la que están viejos conocidos, es uno de los mejores trabajos del australiano. Un disco donde rescata la energía de Birthday Party pero con la perfección que da la distancia y la madurez, y profundizando en una oscuridad que no lo es tanta porque en el fondo Cave ha llegado a la conclusión de que casi nada es tan importante. Podría decirse que Grinderman tiene la energía salvaje y casi adolescente de los primeros discos de Cave pero sin el dramatismo de entonces, con un distanciamiento y un espíritu hedonista que resulta menos asfixiante.

Nos referimos tanto a la música como a los textos. Da al impresión de que Cave, por una parte, se ha juntado con sus amigos a tocar y pasárselo bien (lo cual no quiere decir que con ellos pierda ni un ápice de su elegancia) y por otra que ha querido dar una lección a todos los grupos nuevos que le imitan para enseñarles en qué consiste exactamente lo que deberían hacer, a medio camino entre la experimentación, el ruidismo, el garaje, el punk, el soul y el blues… Una mezcla de estilos perfectamente identificable y no tan fácil de imitar que ha llenado las páginas de las revistas de tendencias, que ha podido verse en festivales de pop donde Grinderman seguía siendo el más cool a pesar de los intentos por peinarse adecuadamente del resto de las bandas que podían ser sus hijos y que tiene la extraña virtud de, quizá por inclasificable, seguir estando vigente después de los años.

En cualquier caso, éste es uno de esos discos que pasarán a la historia. Otros discos y actuaciones memorables de este año: Wilco, A Sky Blue Sky, una muestra de equilibrio; The Long Blondes con el disco Some one to drive you home, pop con actitud; Astrud, por Tú no existes, por su originalidad, y la actuación de la reina la vanguardia tenebrosa, Diamanda Galás, en el Auditori de Barcelona y también en el Centro Montehermoso de Vitoria.