Chucho Valdés, junto a uno de sus pianos. Foto: InnerCat

Chucho Valdés, junto a uno de sus pianos. Foto: InnerCat

Música

Chucho Valdés, gigante del jazz latino: "El reguetón ya no es de mi generación"

El pianista cubano inicia una gira por España en la que celebra los 50 años del grupo Irakere con su mítico repertorio.

3 julio, 2024 01:37

No hace tanto (el pasado noviembre) que el pianista Chucho Valdés (Quivicán, Cuba, 1941) recibía, junto a Paquito D’Rivera, el Grammy en Sevilla al Mejor Álbum de Jazz Latino por I Missed You Too. Su reencuentro con el clarinetista, saxofonista y compositor, también cubano, dio lugar a una gira por Europa y Estados Unidos.

Pero el Steinway Grand Piano del hijo aventajado de Bebo Valdés no descansa y sigue en la carretera para celebrar los 50 años de Irakere, el grupo que fundó y que hizo historia con su explosiva e innovadora mezcla de estilos.

El tributo arrancó junto al mencionado D’Rivera y Arturo Sandoval en el Arsht Center de Miami y ahora llega a nuestros escenarios –en una gira española que arranca el 5 de julio en Tenerife y que pasará por Lanzarote, Gran Canaria, Festival Cruïlla de Barcelona, Valencia, Noches del Botánico de Madrid, Festival de Vitoria, Alicante...– arropado por su actual guardia pretoriana: Ramón Álvarez (vocalista), Horacio El negro Hernández (batería), José A. Gola (bajo), Luis Beltrán y Carlos Averhoff (saxofón), Eddie de Armas y Osvaldo Fleites (trompeta), su hijo Julián Valdés y Roberto Jr. Vicaíno (percusión).

"Irakere revolucionó la música cubana con nuevos aportes estructurales, rítmicos y armónicos, logrando una gran fusión"

Pregunta. ¿Qué ha significado Irakere para su formación como artista?

Respuesta. Ha sido uno de los más grandes logros en mi carrera. Irakere revolucionó la música cubana con nuevos aportes estructurales, rítmicos y armónicos, logrando una fusión entre la música afrocubana, el jazz, el rock y los clásicos. En ese sentido, creo que se puede hablar de un antes y un después en la música universal. Estoy orgulloso de este homenaje porque creo que la formación tuvo un impacto tremendo en su momento, nacional e internacionalmente, y ha dejado un legado importante, como queremos mostrar en esta gira. Cuatro generaciones de músicos pasaron por Irakere y la mayoría han desarrollado importantes carreras en solitario.

P. ¿Qué ha aportado Irakere al jazz latino? ¿Diría que fue pionera en este género?

R. Totalmente, creo sinceramente que ha innovado y evolucionado la música cubana, especialmente en lo que se refiere al jazz afrocubano.

P. Qué formación o formaciones ha elegido para la gira que le trae a España. En Madrid comparte escenario con la trompetista Andrea Motis. ¿Cómo ha planteado este tipo de conciertos? ¿Habrá un Chucho Valdés distinto en cada ciudad, en cada aparición?

R. He elegido el formato original, una sección de cuatro instrumentos de viento, dos saxofones (alto y tenor), dos trompetas, batería, un set de percusión con dos instrumentistas que incluyen los tambores batá, las congas y otro set de percusión, bajo, un cantante, y yo como director musical, desde el piano. Andrea Motis es una figura a quien admiramos muchísimo y será un placer compartir escenario con ella. El repertorio será el clásico de Irakere con algunos estrenos y sorpresas, claro.

P. Abre la gira española en las islas Canarias después de tocar en Puerto Rico. ¿De qué forma le inspira nuestro país? ¿Qué le ha dado a su música Málaga, en concreto Benalmádena, donde aún conserva la casa de su padre Bebo?

R. España siempre me ha inspirado. Es nuestra “madre patria” y siempre resulta muy especial hacer giras por España. Málaga, qué le voy a decir... Es mi casa, donde he vivido y vivo experiencias muy hermosas.

Para Chucho Valdés, comprometido con las nuevas generaciones de músicos en Cuba, es hora de mirar atrás en un repertorio, el de Irakere, que contará con temas como Juana 1600, Zanaith, Estela va a Estallar, Xiomara Mayoral y Bacalao con pan. Nada le impedirá (tampoco al solvente combo de músicos que lo flanquean en el escenario) actualizar todas esas piezas. También podrían pasar por el filtro de sus instrumentos clásicos como las versiones de Lágrimas negras y Son de la loma, La comparsa, Descarga Valdés o Tres palabras. Todas, con Cuba tras sus acordes.

P. Diez años de la muerte de su padre Bebo Valdés. ¿De qué forma le influyó? ¿Qué aportó a la música cubana, cuáles fueron sus cimientos musicales para la creación y evolución del jazz latino?

R. Bebo ha sido uno de los más grandes creadores de la música cubana y su legado se mantiene. Fue uno de los pioneros y su herencia está aún viva en estos momentos.

P. ¿Cómo se mueve entre los ritmos actuales como el reguetón? ¿Hay recelo, interés? ¿Le “contamina” de alguna forma su forma de componer?

R. Simplemente ese tipo de música ya no es de mi generación. Tiene su público, claro, pero yo me mantengo haciendo mis aportes y mi trabajo dentro de mi especialidad, que está dentro de todo lo que tiene que ver con la música afrocubana, el jazz y los clásicos.

P. ¿Qué vitalidad encuentra en el jazz actual?, ¿qué caminos está tomando en este momento? ¿Hay algún nombre que le interese especialmente?

R. Puedo decirle que ahora, como en otras épocas de su historia, es una música que desarrolla la imaginación a la hora de improvisar, y que es muy rítmica armónicamente. Entre otros, sigo los trabajos de los pianistas Herbie Hancock, Brad Mehldau y Emmet Cohen. Además, me interesan mucho todos los que integran esta generación.

P. Tomando como referencia estos nombres, háblenos de la vitalidad del piano en el jazz actual. ¿Hay relevo? Michel Camilo y Gonzalo Rubalcaba (compañeros del mítico documental de 2015 Playing Lecuona) siguen en lo más alto. ¿Qué otras figuras destacaría?

R. Pues podría hablarle de Miguel Wiwi García, Victor Campbell, Harold López-Nussa, Omar Sosa, Rolando Luna, Glenda del E y Cucurucho Valdés, entre otros muchos.

P. ¿Qué proyecto futuro tiene entre manos? Adelántenos algo.

R. El lanzamiento de mi nuevo disco con el Royal Quartet, que me parece maravilloso. ¡Espérenlo!

Afinado el Steinway, solo cabe replicar el grito de guerra cubano: “¡No se lo pierdan, que viene duro!”.