Image: Un desfile imperial

Image: Un desfile imperial

Teatro

Un desfile imperial

”El cortejo de L’Ommegang”, en Madrid

19 julio, 2000 02:00

Van Alsloot pintó "El desfile de los Serments" (Victoria and Albert Museum) que permitió reconstruir el cortejo

El Cortejo de L’Ommegang o procesión de los gremios de Bruselas desfila hoy en Madrid en lo que supone su tercera actuación en el extranjero a lo largo de su historia. El espectáculo, en el que participan unos 280 actores y jinetes vestidos de época, es la fiesta con la que los belgas homenajearon en 1549 a Carlos V. Gracias a las pinturas que se conservan del acontecimiento, éste se ha podido reconstruir.

En 1549 el emperador Carlos V, su hijo Felipe y sus hermanas María y Leonor visitaron Bruselas siendo acogidos de forma fastuosa. Debió ser así porque el acontecimiento fue plasmado por varios artistas (Brueghel el viejo o Denis Van Alsloot), lo que ha permitido su reconstrucción como espectáculo cuatro siglos más tarde. Es lo que se conoce como Cortejo de L’Ommegang o procesión de los gremios y ahora, organizado por la Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, llega por primera vez a nuestro país en lo que supone su tercera visita al extranjero después de haber sido representado únicamente en Osaka y Montreal.

Orígenes religiosos

Aunque el cortejo conoció su apogeo en el siglo XVI, y especialmente con la visita del emperador, la procesión se remonta a 1348. Sus orígenes eran religiosos, pues celebraba el domingo anterior a Pentecostés el traslado desde Amberes de la imagen de Nuestra Señora de la Rama a la iglesia del Sablon de Bruselas, cuya construcción había sido sufragada generosamente por la ciudad. Todos los gremios y el clero rodeaban la imagen sagrada, que iba escoltada por ballesteros. Sin embargo, fue el desfile del séquito de Carlos V el que se ha rescatado, ya que alcanzó un boato sin igual, con inclusión de espectaculares carrozas.

El desfile que llega a Madrid es un reflejo de los cuadros que se conservan en el Museo del Prado o en el Victoria and Albert de Londres y que describen minuciosamente toda la actividad que desplegó la ciudad de Bruselas para recibir al Emperador. Tradicionalmente, el desfile se celebra en Bruselas el primer jueves de julio y en él participan unas 2.000 personas, ciudadanos que adscritos a agrupaciones o gremios se distribuyen las labores de vestirse con trajes de la época en medio de un estallido metálico de trompetas y tambores. Sin embargo, en Madrid participarán 280 personas y jinetes.

El espectáculo se abre con la entrada del Magistrado de Bruselas, seguido por todo el Gobierno de la ciudad. A continuación, y bajo palio, desfilan Carlos V con sus hermanas y su hijo Felipe, un séquito de personajes de la nobleza y los portadores de los estandartes de las 16 provincias y 9 villas libres de Bélgica. Una vez que el Emperador ha tomado asiento, frente a la Casa de la Panadería de la Plaza Mayor de Madrid, comienza el festejo.

Comienza el festejo

éste es una exhibición de abanderados, conjunto de bailes campesinos inspirados en las pinturas de Brueghel, zancudos que combaten entre ellos hasta que sólo uno queda en pie. También pasan las milicias urbanas, 22 caballeros con sus monturas enjaezadas que llevan los escudos de todos los reinos del Emperador y son acompañados por arcabuceros, ballesteros, esgrimidores y arqueros; los diferentes gremios; los magistrados; el mundo de las letras (poetas, hombres de teatro...) y para terminar la ronda de los Gilles de Marchienne, unos extraños personajes vestidos de blanco con un penacho de plumas en la cabeza, y un castillo de fuegos artificiales.