Teatro

En tierra de maravillas

Homenaje al teatro poético de Joan Brossa

31 enero, 2001 01:00

El teatro irregular de Joan Brossa llega el 6 de febrero a Escena Contemporánea con numerosos actos y conferencias. Hermann Bonnin, director de Espai Scènic y amigo personal de Brossa, abre el ciclo y realiza para EL CULTURAL un repaso por sus "constelaciones poéticas". Además, reproducimos uno de sus singulares y surrealistas "strip-teases" escénicos.

En tierra de maravillas, así es como titulaba el crítico Xavier Fàbregas su prólogo en la edición de la obra teatral completa de Joan Brossa (Ediciones 62, 1978). Una introducción la suya todavía indispensable para inducir al lector a una percepción clarificadora de las constelaciones poéticas del universo brossiano. Y constataba que la obra teatral de Brossa, escrita entre 1945 y 1968, año en el que el autor considera cerrado su ciclo teatral, ocupa una extensión de cuatro metros de longitud por medio metro de ancho, dispuesta dentro de 86 carpetas, con un total de 323 obras de tamaño desigual. Sin duda, uno de los conjuntos autorales más copiosos, estimulantes y vivos del teatro de la segunda mitad del Siglo XX.

Brossa, artista plástico, poeta visual, de reconocida proyección internacional, es como dramaturgo, una de las voces más personales e inclasificables de nuestro teatro. Su obra, surgida de los impulsos de las vanguardias de la Guerra Civil española, se genera al margen de la cultura canonizada de la época. Para el autor, su teatro es una expresión más de su obra poética global. De hecho su poesía escénica -así se autodefine al publicarla- no puede desvincularse de su creación. ¿Brossa, dramaturgo? Pues sí. Un dramaturgo poeta o un poeta dramaturgo con profundas sensibilidades para el lenguaje de las formas, materiales y colores. Amigo y colaborador de Joan Miró, con quien comparte los principios de la esencialidad de las cosas, proyecta en su obra teatral, en la palabra-imagen de su poesía escénica, la pureza y precisión de una escritura pictórica de sonoridades primarias y fosforescencias oníricas. Un lenguaje, el suyo, que articula escénicamente desde su profunda admiración hacia los géneros tradicionales, desde su insondable respeto a las propias leyes de la convención teatral. Y así, Brossa, transita por el costumbrismo, la magia, la musical, el transformismo, el strip-tease, el ballet, etc. fertilizándolos con la ingenuidad de una mirada poética nueva.La máscara, el carnaval y su expresión escénica más próxima y universal, la Comedia del Arte, son referentes indispensables en su obra.

Los protagonistas de su teatro son personajes ennoblecidos por la dignidad de quien sobrevive con esperanza a las presiones de una sociedad, unos valores y unos poderes que ahogan cualquier grito de libertad. Joan Brossa, surrealista crítico, repudia al artista intelectual y se autoproclama republicano, anticlerical, antimilitar y ácrata. Y es desde su anarquismo vital que exalta, a través de su obra, al individuo. El derecho irrenunciable a que éste elija su destino. A que pueda manifestar su capacidad para la percepción de lo insólito y lo maravilloso.