Image: Steven Berkoff

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Teatro

Steven Berkoff

“Quiero escenificar lo que la religión ha manipulado”

3 octubre, 2001 02:00

Está considerado uno de los gurús del teatro actual. Siempre provocador y genuino, Steven Berkoff lleva desde los años sesenta innovando en la escena tanto desde la dirección como desde la interpretación y la escritura. El autor de Acapulco o Villanos vuelve después de tres años al teatro de La Abadía, donde se estrena el próximo 10 de octubre Mesías, su última y seguramente más polémica obra. Al frente del proyecto está José Luis Gómez como director de un montaje que, inicialmente, iba a dirigir el propio Berkoff. La compañía de La Abadía sube a escena este texto que muchos calificarán de "irreverente" pero que el autor define como "la gran obra de la década". Berkoff habla en Londres con EL CULTURAL sobre su visión de la religión, su concepción del teatro y la lectura "de izquierdas" que se esconde en todos los mitos que revisa. La controversia está servida.

Ha sido el más malo de todos. Tanto en cine como en teatro. Steven Berkoff huye de lo políticamente correcto, de los personajes complacientes, de los comportamientos anodinos. En la pantalla grande -La naranja mecánica, Barry Lyndon, Octopussy...- ha sido un personaje malvado y rebelde. En teatro, tanto como actor, director y escritor, ha sido el más villano de todos, el más provocador, el más sincero, el más trabajador. Ha sido Macbeth, Yago, Coriolano en Shakespeare´s Villians, ha sido Herodes en Salomé. Ha sido Agamenón, Ricardo III... Pero Steven Berkoff es, sobre todo, el paradigma del hombre-teatro, del todoterreno que dirige, actúa y escribe casi todos sus montajes. Pero Berkoff también ha sido el mejor. El mejor a la hora de revitalizar un arte con la fuerza de un actor de depuradísima técnica y gran expresividad -herencia asumida del maestro Jacques Lecoq-. Su visión contemporánea del teatro le ha elevado a la categoría de director que, al igual que Peter Brook, juega con el escenario vacío, articulando el espacio de forma sorprendente por obra y gracia de su indiscutible talento.

Lleva desde finales de los años sesenta dando muestras de su continuo trabajo. Ahora rueda una serie de televisión. Antes de volver al set del rodaje, quizás para hacer uno de esos trabajos alimenticios como Rambo, que "me dan dinero para poder trabajar en lo que realmente me interesa, el teatro, con mi propia compañía", Steven Berkoff nos atiende en Londres para hablar de su última obra, Mesías, que se estrena en Madrid bajo la dirección de José Luis Gómez.

-¿Por qué ha elegido la figura de Jesucristo como eje central de esta obra?

-Siempre me han interesado las figuras históricas o literarias que han sufrido las agonías del ser humano, del hombre como un ser atrapado por las debilidades, pero también capaz de mostrar las grandes virtudes que pueden resplandecer en el ser humano. Me refiero no sólo a sus sentimientos de rencor y corrupción sino también a actitudes naturales como la compasión o la entrega de amor sin condiciones.

-¿Y qué ha descubierto al realizar este trabajo?

-Creo que este tipo de figuras, como sin duda lo fue Jesucristo, revelan algo muy importante y profundo del ser humano, porque viven en el límite del sufrimiento, atrapados en un mundo que no han escogido y capacitados para revelar al resto de la humanidad las cosas que realmente importan y nos diferencian como personas. Cuando me planteé llevar Mesías a escena tenía una segunda opción, que era adaptar El proceso de Kafka, una opción que lógicamente partía de mi necesidad de buscar personajes, como el señor K, que sufren en nombre de la humanidad y de alguna manera muestran las lecciones más profundas y sabias de la condición humana y su papel en el mundo.

Mesías es una "revisión" de la crucifixión de Cristo. Articulada en torno a los personajes de Pilatos, Satanás, la Virgen María, Judas, los Apóstoles y Jesucristo, la obra muestra una moderna visión de los hechos, recreado con un lenguaje actual y polémico. El propio Berkoff la dirigió en su estreno inglés.

La Historia manipulada

-El personaje de Jesucristo, al igual que los otros, aparecen en el texto con una fuerte dosis de radicalismo e intransigencia. ¿Es esa su particular visión de las Sagradas Escrituras?

-Sin duda. No quería realizar una adaptación corriente de las Sagradas Escrituras que se ajustaran fielmente al texto original, porque de alguna manera me interesaba mostrar al público el modo en que estos textos han sido manipulados y malinterpretados a lo largo de la Historia. La forma más efectiva y honesta de lograrlo creo que pasaba por ir directamente al radicalismo de las cosas, de lo que debió suceder realmente... aunque quizá el radicalismo no sea el término más adecuado. Más bien convendría utilizar la palabra simplificación.
-¿Y qué resulta de esa "simplificación" de los hechos?

-Lo que muestro es que nada fue tan complejo como el paso de los siglos y las diversas interpretaciones de la historia que han intentado hacernos creer. En realidad, las necesidades de los discípulos y el pueblo que escuchó al Mesías eran muy simples, las necesidades básicas de amor, compasión y unión entre los humanos, y por eso la gente reaccionó de ese modo tan entusiasta. En definitiva, uno de mis grandes propósitos era mostrar el contexto espiritual en el que vivía esta gente.

-Pero esta obra es susceptible de ser interpretada de muy diversas formas. De hecho, algunas personas podrían pensar que se está riendo de la religión. ¿Es así?

-No. En ningún momento quería burlarme de ella, sino destaparla, revelar lo que la religión ha escondido y manipulado y llevado a su territorio en aras de conseguir más y más poder. Quería expresar las premisas fundamentales del mensaje religioso, que no son más que la capacidad de amar y de sentir compasión. Es increíble todas las muertes y el dolor que ha provocado la religión, algo que nunca tendría que haber ocurrido.

-Jesucristo, en su obra, aparece avergonzado de su propio dolor. Teniendo en cuenta todo lo que está pasando en estos días, ¿cuáles son los aspectos más vergonzosos de la religión actualmente?

-Creo que lo más vergonzoso y demoníaco de las religiones es que han sido secuestradas por psicópatas y fanáticos que utilizan sus postulados, a veces ambiguos, para justificar su propia psicosis. Esto ha conducido a que la gente sienta una especie de dominación religiosa, y ser religioso viene a significar casi lo mismo que perder la libertad.

-¿Y cuál es para usted el verdadero sentido de la religión?

-El ser humano ha olvidado que la verdadera religión consiste en crear valores y creencias, y esto es lo que trato de mostrar con Mesías, la necesidad de crear nuevos y estimulantes valores y creencias, que sobre todo partan de una fe irreductible en el amor y el ser humano como una entidad unida y realmente caritativa.

La llegada de Cristo

-¿Cómo se imagina a Jesucristo? ¿Quién fue para usted?

-Para mí Cristo fue un ser humano, no el hijo de Dios, sino un ser humano normal atrapado por una gran pasión y una inteligencia sublime. Y su gran pasión fue la de intentar reunir a la raza judía, algo que pensó que sólo era posible, en aquellos tiempos, si se revelaba como el Mesías. Pero las religiones con el tiempo han logrado, poco a poco y creo que intencionadamente, llevar esta pasión a sus límites, a convertirla en algo extremadamente radical.

-¿No es casi inmoral hablar de "mesías" teniendo en cuenta lo que ha sucedido en Estados Unidos?

-Creo que en estos momentos, en la época de los fundamentalismos religiosos y en especial después de los atentados a las torres gemelas de Nueva York, es cuando el mundo está realmente necesitado de un verdadero Mesías, porque el Anticristo ya lo tenemos en casa.

-¿Cómo sería este Mesías?

-Muy sencillo. Será alguien que revele compasión, sabiduría y amor al pueblo.

-¿Cree que por las características del montaje de Mesías le va a resultar difícil encontrar teatros para exhibirla?

-Por supuesto que no. Tengo una fe poderosísima en el texto y en cómo lo hemos llevado a escena. Cuando la represento en Inglaterra lo hago con la intención de revelar algo muy profundo e importante, como si yo fuera Jesucristo y los espectadores fueran los discípulos que comprenden, asimilan y comparten el mensaje. La representación se convierte en un acto espiritual, muy excitante de ver, maravilloso para los oídos y, sobre todo, tremendamente dinámico. Creo que la obra seguirá adelante y se propagará por todos los países del mundo, por todos sus escenarios. Se traducirá y representará durante muchos años. Estoy convencido de que este Mesías será la gran obra de la década.

Como autor, Steven Berkoff también se ha labrado una prestigiosa y respetada carrera. No sólo ha adaptado obras de Poe -La caída de la casa Usher- o Kafka -La metamorfosis, El proceso-. De su pluma también han salido originales obras como West, Decadence, Greek, Kvetch, Sink The Belgrano, Sturm und Drang, Brighton Beach Scumbags, Massage o Acapulco, todas ellas con el denominador común de una visión tan sarcástica como poética. Sus obras han sido representadas en los teatros de todo el mundo, nunca sin su correspondiente dosis de polémica.

El secuestro de "la derecha"
-En su frecuente revisión de los mitos muchos apuntan una lectura de izquierdas. ¿Hasta qué punto es esto cierto?

-Sí, es algo que no puedo negar. Y en este caso, en mi lectura de la figura de Cristo creo que es muy evidente. Pero creo que debe ser así porque todos sabemos que las ideologías de la derecha han secuestrado a Jesucristo y lo han convertido en la justificación o el camuflaje bajo el que esconden sus corrupciones. En nombre de Jesucristo han cometido todo tipo de vilezas, injusticias y vejaciones. Han robado de él, para ocultarlo (porque no les convenía, todo hay que decirlo) su profundo sentimiento comunista.

-¿Cree que el teatro actual está necesitado de insolencia, de latransgresión de otras épocas?

-El teatro no necesita ser irreverente, pero sí debe ser absolutamente valiente en lo que dice, convencido de su poder.

Un espectáculo grandioso
-¿Cómo concibe usted el hecho teatral?

-El teatro debe ser real y sobre todo mucho más espectacular, un espectáculo grandioso lleno de dinamismo. También debe poner más énfasis en todos los recursos artísticos, y adaptarlos a su medio. No debe quedarse en la impresión de que son unas personas hablando encima de un escenario.

-Es curioso que siendo usted también autor no prime por encima de todo el texto...

-El texto es importante, pero el teatro es mucho más que eso. Es fundamental que tenga pasión y para eso debe hacerse cargo de todas las técnicas artísticas posibles, algo de lo que a veces se olvidan los directores de escena. Debe aprovecharse de los recursos musicales, de la capacidad de expresión de la escultura y la pintura; que ir al teatro, en definitiva, no sea escuchar un texto, sino ver un maravilloso espectáculo, lleno de dinamismo y de pasión.

-¿Eso es lo que usted, de una manera u otra intenta conseguir en sus montajes?

-Efectivamente, lo intento en todos y cada uno de ellos.

-¿En qué esta trabajando ahora?

Prefiero no explicar nada concreto sobre lo que me traigo entre manos. Primero porque no está perfectamente claro, hay varias ideas, y también porque es mejor no hablar de los proyectos hasta que haya reunido el dinero suficiente para llevarlos a cabo. De momento sólo puedo adelantar que estoy rodando para la televisión, pero prefiero no decir nada más.

El evangelio según Berkoff

Jesús: "Volverán a matarme, y otra vez y otra/y culparán a otros/matarán al hijo y dirán: lo hizo su padre/Matarán y matarán y asesinarán en mi nombre/Oh Dios mío, matarán en mi nombre/ no en el suyo."(...)

Satanás: "Vaya pérdida de tiempo/con este tipo no tengo nada que hacer/nada le tienta/salvo el poder/¿Qué os tienta?Lo que teméis tener es lo que os tienta/lo que teméis poseer pero a la vez quisiérais poseer, eso es lo que os tienta/unos desean chorrear oro por los dedos, otros desean esperma. Puedo haceros desear ese deseo como lo habéis deseado, capullos/".

Pilatos: "¡Crucifícale! ¿Y quién soy yo para cuestionar las Escrituras? Ha de ser escrito que la muchedumbre gritó como un solo nombre/y que después dije/Yo no soy responsable de su muer-
te/esto es obra vuestra/¡la chusma!/¿Acaso yo soy un verdugo pagado por una sucia chusma?/Yo, Pilatos." (...)