Image: Ceremonia del adiós

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Teatro

Ceremonia del adiós

El CDN estrena La misma historia, de Víllora

17 abril, 2002 02:00

Sara Illán y Alberto de Miguel bailando tango durante un ensayo. Foto: Chicho

Entre brutal y poética, pero siempre buscando el sentido ceremonial, La misma historia se estrena el 17 de abril en el teatro Pavón de Madrid. Dirigida por Juanjo Granda y con una puesta en escena que recurre al tango, la obra ahonda en la pérdida de la inocencia, la familia y la identidad sexual.

Fue escrita hace doce años, dramatizada en unas lecturas de la SGAE siete años más tarde y de ahí relegada a la oscuridad de un cajón. Después de conseguir el accésit del Premio Lope de Vega 2000 y ser publicada, La misma historia fue seleccionada por el Centro Dramático Nacional para ser representada esta temporada. Su autor, el dramaturgo, director y crítico teatral Pedro Manuel Víllora -que ha publicado media docena de textos teatrales y que obtuvo el Premio Calderón de la Barca hace dos años- ve ahora estrenada su primera obra, un compendio poetizado de sus obsesiones como autor. "Escribo sobre los jóvenes, y sobre cómo su inocencia puede ser manipulada y puede llegar a perderse". La misma historia transcurre paralela al proceso de un joven, un infante rebelde, refractario a sus padres que al final acaba comprendiéndolos. Toda la obra encierra un intento de recuperar un estado de "inocencia primordial" que el autor defiende "a pesar de que al madurar la perdemos, algo que para mí es muy dramático". Y eso lleva en este montaje a cierto sentido religioso, ceremonial, casi arrabalesco. La obra comienza con el joven protagonista huyendo del hogar en busca de su propia identidad, y se cierra con la comprensión filial de las figuras paternal y maternal.

Expiando pecados
Aquí subyace el otro tema capital del montaje, como apunta el autor: "la necesidad de reconstruir el modelo familiar, algo que sólo se alcanza cuando se reconocen los errores y se expían como si fueran pecados. Tras la necesaria ceremonia del adiós hay un reencuentro, una catarsis".

De estructura compleja y jugando con los monólogos, la obra muestra a lo largo de tres historias las relaciones que se establecen en el triunvirato padre-madre-hijo. La cuadratura se cierra con el personaje de la hija-hermana. Incesto, violación, muerte... lo abyecto subraya así lo inocente. La obra "es la más realista de todas las que he escrito, aunque no he desdeñado elementos de misterio. Trabajo con sectores de sombras, con partes oscuras, enigmáticas, porque no creo que todo deba ser inteligible".

En el texto -donde su autor ha introducido algunos cambios respecto a la versión original "para que los personajes se impliquen más"- se propone un juego metateatral en el que el abismo generacional resulta casi insalvable. Ese mismo juego ha sido utilizado en la puesta en escena de Juanjo Granda, un director conocedor de la obra teatral de Víllora y con una carrera profesional vinculada al CDN, la RESAD -que dirigió durante tres años- y al teatro de lírico. Granda, que ha visto en esta obra la expresión poética de "la parte masculina y femenina que todos llevamos dentro", ha dado al montaje una pátina de tango. Para ello ha ideado unas coreografías -que han entusiasmado al autor- con música original e interpretadas por los propios personajes, que funcionan como nexos entre las distintas historias. "La obra es heterodoxa y por eso conecta tan bien con el tango, que para mí es un símil de estas experiencias trágicas".