Expatriados en barrios oscuros
Belbel estrena Muelle-Oeste, de Koltès, en la que aborda el choque de culturas
15 mayo, 2002 02:00Laura Conejero y Roberto Quintana encarnan a los personajes occidentales de la obra
Muelle-Oeste, considerada como la obra más compleja del dramaturgo francés Bernard-Marie Koltès, se estrena el 16 de mayo en Salamanca, en el renovado teatro Liceo. Es un texto enigmático y casi visionario, escrito en 1986, que plantea como idea central el choque de culturas. Teatro literario, donde la palabra se erige en poesía y para el que sólo actores de la talla de Julieta Serrano, Laura Conejero, Roberto Quintana o Lluís Soler, entre otros, pueden sostenerlo. Dirigida por Sergi Belbel, la producción viajará el mes de junio al Festival Grec de Barcelona.
En terreno enemigo
El argumento presenta a un alto ejecutivo (Roberto Quintana) que, ayudado por una mujer (Laura Conejero), llega hasta un hangar en el puerto con la intención de suicidarse. Allí encontrará una fauna multiétnica que intenta alcanzar la orilla opuesta del río, donde se encuentra la civilización: una familia de inmigrantes suramericanos interpretada por Julieta Serrano (madre), Lluís Soler (padre), Jordi Boixaderas (hijo) y Mireia Izquierdo (la hija de 14 años); también aparece un misterioso personaje negro que actúa a modo de ángel exterminador (Babou Cham) y un asiático que se comporta como un camaleón, capaz de adaptarse a todo (Pau Durá). Y entre ellos, la pareja de blancos occidentales que sienten como enemigo el terreno que pisan.
A tenor de los acontecimientos que vive Europa, Muelle-Oeste, escrito en 1986, resulta un texto visionario; son muchos los temas que aborda (la indefensión de los débiles, la inmigración clandestina, la traición, el fin de las ilusiones y los sueños en la sociedad moderna, los desclasados, la guerra...) aunque, como señala Sergi Belbel, es el choque de culturas la idea central de la obra, "pero tratado de una forma nada panfletaria".
Muelle-Oeste, que la montó en España por primera vez Carmen Portaceli, supone para Belbel su primer Koltès como director aunque no como traductor (es autor de varias versiones en catalán). Muchos son los que consideran esta pieza como la más compleja del autor, entre ellos Patrice Chéreau, el director que lo "descubrió" en los años 80. Belbel también lo cree y por varias razones: "Está llena de zonas oscuras y resulta muy enigmática, emplea un lenguaje muy literario y, frente a otras obras suyas, ésta es muy coral, sus ocho personajes tienen un protagonismo equilibrado, lo que exige contar con ocho intérpretes de primera fila".
Como todo el teatro que ha escrito Koltès, la obra es literaria pero también muy urbana. él mismo apunta que "ha sido escrita al mismo tiempo para ser leída y para ser interpretada". Muchos de los parlamentos de sus personajes -todos tienen su respectivo monólogo- se leen como si se tratara de poemas.
Tragedia y humor
Luego está el humor que el autor exige en determinadas escenas: "Un humor sofisticado, muy francés, que es lo que hemos querido potenciar", explica Belbel. Pero quizá la mayor dificultad procede de otras de las pautas que Koltès da: "No habría que intentar deducir la psicología de los personajes a partir del sentido de lo que dicen, sino al revés, hacerles decir las palabras en función de lo que deducimos que son a partir de lo que hacen", es decir de sus acciones. Sin acotaciones que expliquen estas acciones, el problema se acentúa: "La acción está contenida en lo que dice, en el lenguaje, y en este sentido, la palabra se convierte en un arma", explica Belbel. "Koltès dice claramente que la obra debe entenderse como escenas de comercio, de intercambio y en ellas la palabra es el vehículo que sirve a ese intercambio. Hay incluso escenas en las que las acciones no coinciden con las palabras y creo que en esa contradicción está la gracia de la obra. Creo que es un esquema heredero del teatro de Racine".
Es en el trabajo interpretativo en el que se apoya Belbel para un montaje sencillo cuya escenografía han diseñado Max Glaenzel y Estel Cristiá. Ambos han prolongado el techo de ésta sobre la platea para envolver al público en la acción. Desgraciadamente, la obra sólo se representará en castellano en Salamanca durante cuatro únicos días (desde mañana al día 19) y en Pamplona (día 26). Luego se exhibirá en catalán en el Romea de Barcelona.