Image: Steven Berkoff

Image: Steven Berkoff

Teatro

Steven Berkoff

“La perversidad es muy atractiva”

22 enero, 2004 01:00

Steven Berkoff

Es un animal escénico, un pura raza de la interpretación. Steven Berkoff vuelve a nuestro país para presentar en el Festival de
Teatro de Málaga One man, tres monólogos en los que da vida a un asesino, un perro y un hooligan.

Steven Berkoff es un brillante ejemplo de artista todo terreno con una concepción total del teatro: escribe, dirige e interpreta la mayoría de sus obras -Villanos, Acapulco- mientras mantiene en paralelo una carrera cinematográfica -La naranja mecánica, Octopussy- que le permite ganar dinero para su única y confesable pasión: el teatro. Alumno brillante de Jacques Lecoq, maestro de actores, autor de textos polémicos como Mesías, Berkoff lleva desde los años sesenta innovando la escena con su depurada fuerza interpretativa y su visión contemporánea del teatro. Su compañía The London Theatre Group ha cumplido 36 años. Este gigante de la interpretación actúa hoy y mañana en el Teatro Alameda de Málaga donde dirige y protagoniza One Man. En él interpreta tres monólogos que exploran el lado oscuro del hombre, como en la primera pieza, su pesonal relectura del Corazón revelador de Poe.

-¿Qué le llevó a juntar tres personajes como un perro pitbull, un asesino y un hooligan en un mismo monólogo?
-Estas personalidades que yo represento en escena no son tipos al uso, corrientes y planos, sino que se trata de gente que vive bajo condiciones extremas y que son neuróticos, obsesivos y sufren las consecuencias de esa personalidad insana.

-¿Cómo aborda actoralmente cada uno de los tres personajes?
-Me he centrado sobre todo en la investigación del estrato social en el que viven estos tres personajes y que les condiciona fuertemente. Espero que las palabras hagan el resto.

-En el primer cuento da vida a un asesino. Curiosamente usted ha interpretado tanto en cine como en teatro a villanos y antihéroes. ¿Encuentra más interesante y rica la parte oscura del hombre?
-¡Por supuesto! En la parte oscura se encuentran los elementos diferenciadores de la personalidad, aquellos que están latentes pero que no dejamos salir a causa de los condicionamientos sociales. La perversidad es camaleónica y funciona a muchos niveles, por eso es tan atractiva para un actor.

-Usted ya había llevado a escena otra obra de Poe, La caída de la casa Usher. ¿Qué le atrae de su obra?
-Poe es un autor que ha demostrado una capacidad insólita para arrancar las máscaras que todos llevamos puestas. Ha realizado una increíble disección de la personalidad humana.

-¿Qué le ha resultado más difícil de interpretar en esta obra, el perro pitbull o su dueño, el hoolingan?
-Contrariamente a lo que pueda pensar no me ha resultado difícil meterme en la piel de este hincha de fúltbol. Más bien ha sido todo un placer indagar en la personalidad de un hombre tan corriente.

-Esta vez se aparta de la crítica a la religión que hizo en Mesías. Aquí, ¿dónde carga las tintas?
-En mostrar una visión singular y diferente del hombre. En One Man lo importante no es el argumento, sino mostrar estas tres personalidades.

-¿Qué le resulta más complejo, dirigirse a sí mismo o dirigir a otros actores?
-Dirigirse a uno mismo siempre es más complejo porque tienes más posibilidades.

-¿Un gran artista como usted tiene miedos y dudas cuando sube al escenario?¿Cuáles son esos temores que le acechan?
-Más que miedo, cuando subo a escena experimento un altísimo estado de alerta, me pongo en guardia, vigilante. ¡El público es el que debe sentir miedo!

-Su compañía The London Theatre Group, fue creada hace treinta y seis años. ¿Cuáles son las claves de que haya perdurado tanto tiempo?
-Hemos conseguido mantenernos durante tanto tiempo haciendo muchos esfuerzos y luchando por sobrevivir en un mar de escoria, mediocridad y banalidad.