Image: Antonio Gala

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Teatro

Antonio Gala

“He estado "condenado" al teatro comercial”

29 abril, 2004 02:00

Antonio Gala. Foto: Mercedes Rodríguez

El 7 de mayo se estrena en el María Guerrero Los verdes campos del Edén, obra de juventud de Antonio Gala y cuya primera puesta en escena tuvo lugar en este mismo teatro hace cuarenta años. Este reconocimiento que le rinde el Centro Dramático Nacional a uno de nuestros autores vivos más taquilleros ha sido dirigida por el cineasta Antonio Mercero.

Una cita de O’Neill - "Dicen que existe la paz en los verdes campos del Edén. Habrá que morirse para averiguarlo"- encabeza este texto entre fantástico, humorístico, poético y costumbrista que ya anticipa personajes y temas de Gala. La obra transcurre en el panteón de un cementerio en el que se ha instalado a vivir Juan (Joan Crosas) cuando ha decidido volver a su pueblo.

-¿Es Los verdes campos... la obra de la que se siente más orgulloso?
-No es una cuestión de orgullo ni de nada semejante. No es ni siquiera cuestión de no haber estrenado más que una vez y media en los teatros nacionales. (Las razones fueron que Joaquín Calvo Sotelo retiró en pleno éxito Los verdes campos para estrenar El proceso del arzobispo Carranza, y que mi El sol en el hormiguero fue quitada por Fraga de cartel a los 15 días: los estudiantes ponían vivas a Gulliver -mi protagonista- en la Ciudad Universitaria.) Es cuestión de conmemorar, después de 40 años, aquel estreno y en el mismo teatro. Se trata de una obra que amo por razones extraliterarias.

-Con esta obra ganó en 1963 el premio Calderón, lo que le abrió las puertas del teatro. ¿Tan importante era entonces ganar un premio?
-Desconfío de los premios. Al Calderón me presentaron Paca Aguirre y Félix Grande imitando mi firma. Yo no supe que se me había otorgado hasta unos días después: estaba haciendo una cura de sueño porque me había quedado muy débil después de la muerte de mi padre… Y ni entonces ni ahora me parece que sea trascendental un premio: yo tengo no menos de 400 y no he conocido grandes cambios en mi vida. A ese Calderón le agradezco haber incorporado a mi vida a José Luis Alonso, el mejor director de entonces y de luego.

-¿Ha colaborado con Mercero? ¿Le gusta supervisar los ensayos?
- Depende. Algunos sí; otros, me han aburrido. En estos he estado convaleciendo de una operación bastante grave. Estuve en contacto con Mercero y atendí su petición de leer la obra a la compañía: eso sí me hace gracia y sospecho que es muy útil. Siempre que se haga bien. Mercero me propuso hacer una doble función diaria: la compañía por las tardes, y yo solo por la noche.

-En sus obras siempre habla de amor. ¿Radica en ello su éxito?
-El amor y la muerte son los eternos y únicos temas. Respecto al éxito, cualquier fórmula falla. Si no, estarían todos los alevines escribiendo de amor. Este sentimiento lo envuelve todo.

Estrenar sandeces
-Se han oído voces que dicen que usted es un autor comercial para un teatro público. ¿Debe Gala condenarse al teatro comercial?
- He estado "condenado" (no me parece una expresión acertada) al teatro comercial. Dando la cara, sin protecciones de unos ni de otros. Por eso se me rinde este pequeño honor de reestrenar en un teatro público. Y, por cierto, a los públicos los pagamos todos: no sé por qué nos vamos a privar de los éxitos. Se corre el riesgo de estrenar tales sandeces que echan a la gente del teatro.

-¿Cómo explica la escasa presencia de los dramaturgos actuales en los teatros?
-No lo explico de ninguna manera. Ni siquiera creo que yo sea todavía un dramaturgo "actual". Quizá no vuelva a escribir teatro, no lo sé. Pero sí sé que el teatro es un hábitat cultural y el más compartido de los artes. Si desaparece, estaremos perdidos.

-¿La novela le ha permitido disfrutar de una mayor difusión que si se hubiera dedicado sólo al teatro?
-Cuando yo llegué a la novela fue en el 90: era muy conocido por el público del teatro. El de la novela sólo coincide tangencialmente con él. Y, en general, era conocido por haber escrito dos series de televisión.

-¿Con qué objetivos creó la Fundación Gala?
-Funciona desde hace dos años, en Córdoba, en un convento del siglo XVII maravilloso. Es para jóvenes creadores: de 18 a 25 años, cuando la vida es más permeable y más ávida. Ella es mi mejor obra y la que más jugosos éxitos me ha dado.