Image: Sin escenario que les exhiba

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Teatro

Sin escenario que les exhiba

Se dispara la producción de espectáculos

9 diciembre, 2004 01:00

El retrato de Dorian Gray, de gira

La inflación de espectáculos que sufre el mercado teatral español actual y las complejas redes de distribución creadas con la descentralización del Estado ha llevado al sector a una complicada situación que sería insostenible sin subvenciones. A esto se añade las dificultades que encuentran productores y compañías para actuar en Madrid y Barcelona, las plazas más deseadas pero también las que mayor inversión y riesgo entrañan.

Madrid y Barcelona son las plazas más deseadas por actores y compañías de todo el país, pero también las más difíciles de alcanzar. No es fácil asumir la inversión que exige actuar en estas ciudades, además de sortear otros obstáculos como el de encontrar un espacio escénico libre, por ejemplo. Por ello, la vida de la gran parte de los espectáculos que se producen en el país tiene lugar a través de los diez circuitos regionales que han organizado las comunidades autónomas y que integran espacios escénicos de titularidad municipal y autonómica.

Como sostienen José Manuel Garrido, exdirector del INAEM y empresario teatral de Artibus, "hacer teatro en España se está poniendo muy complicado. Hay una inflación de obras teatrales. Antes de la descentralización autonómica, la producción se concentraba en Madrid y Barcelona, pero hoy hay teatro profesional en casi todas las provincias. Podría pensarse que como en todos estos años atrás ha habido una política de rehabilitación de teatros en toda España se iba a producir un equilibrio que daría salida a estos productos. Pero no. Estos teatros programan sólo los fines de semana, lo que lógicamente reduce las posibilidades de exhibición".

Un mercado protegido
El asunto se complica porque los teatros no son un mercado libre al que cualquier compañía pueda acceder. Hoy las giras se hacen a través de los diez citados circuitos autonómicos, que agrupan un total de 450 espacios escénicos de titularidad pública. Estos circuitos subvencionan a los teatros, lo que permite que las compañías actúen en ellos a caché (el precio que pongan); pero los circuitos también establecen unos criterios de programación dirigidos a promocionar a las compañías de su propia comunidad y que actúan en su lengua, si la tienen. Se da la circunstancia de que hay circuitos como el de Madrid o Castilla-León que son permeables a producciones de otras comunidades, frente a los de Cataluña o Andalucía, prácticamente infranqueables para compañías que no sean originarias.

Ana Gelín, de la distribuidora Producciones Teatrales Contemporáneas, explica que "hay una mayor competencia, pero este crecimiento de la producción no se da tanto a nivel nacional, sino de compañías locales o autonómicas. Son las que reciben apoyo, no suelen salir de su circuito autonómico, pero impiden entrar a las grandes compañías nacionales". Así que, en muchos casos, la elección que hacen los programadores de estos teatros atiende más a razones políticas que de calidad.

En el año 2000 se creó la Red Española de Teatro, Auditorios y Circuitos de Titularidad Pública, una asociación cultural sin ánimo de lucro que inicialmente pretendía organizar las giras de las compañías, garantizándoles un número de "bolos" poniendo de acuerdo a los teatros. Pero su labor más bien ha consistido en ofrecer información y "recomendaciones" de las producciones de cada temporada, de forma que les sirva de referencia a los programadores. Hoy los productores no se muestran contentos con la labor de la Red. "Al principio se creó para que teatros y compañías pudieran organizar sus giras de acuerdo con la localización geográfica de los teatros y, de esta forma, poder ajustar más los precios. Pero esto no es así", explica Gelín, quien sin embargo confía en el nuevo equipo que acaba de entrar a dirigir la Red: "Esperemos que las cosas cambien porque Gonzalo Centeno (el nuevo presidente de la Red) es un gran conocedor del medio", añade. "La Red no me resuelve nada", añade Garrido. "Distribuye una información sobre las compañías pero, lo cierto, es que al final tengo que ir circuito por circuito y teatro por teatro para vender mis producciones e intentar amortizarlas". ¿Y cuántos bolos tiene que hacer hoy una compañía para amortizar su inversión?. "Lógicamente, depende de las características de cada producción", continúa Garrido, "pero El retrato de Dorian Gray, que actualmente está de gira y llegará en febrero a Madrid, tendría que hacer unos 60 bolos para amortizar la inversión si no recibiera subvenciones, una cifra que no alcanza casi nadie", añade.

La distribución se hace todavía más complicada si se trata de Madrid o Barcelona. En el medio teatral es popular el dicho de "si hemos actuado en Madrid, hemos actuado", que da idea de la importancia que conceden las compañías a la capital.

Valencia, la tercera capital
Madrid "actúa como un altavoz a nivel nacional de nuestro trabajo, ya que ahí están los medios de comunicación nacionales, pero también nos permite hacer temporadas más largas, estar dos o tres meses en un teatro, pues la demanda es mucho mayor", señala Toni Benavent, productor de la compañía valenciana Albena, quién dice también que "Valencia se ha convertido en la tercera capital teatral del país, cuenta con una afición que permite a muchas compañías permanecer en cartel hasta seis semanas".

Además de que resulta difícil encontrar un teatro libre, actuar en Madrid es una aventura empresarial muy arriesgada para las compañías, ya que en la capital no encuentran el colchón del teatro público. En Madrid las compañías suelen actuar en teatros privados, lo que implica "ir a taquilla" (por lo general, los ingresos se reparten al 50 % entre el empresario del teatro y la compañía, y comparten los gastos de publicidad). Sólo hay dos teatros públicos de exhibición -el Albéniz y el Centro Cultural de la Villa- que establecen acuerdos más ventajosos con las compañías (o les dan un porcentaje más alto de los ingresos por taquilla, o pagan un caché, o llegan a una fórmula mixta, además de correr con los gastos de publicidad). Pero estos dos teatros, como dice Ana Gelín, "dan cobijo a todas las compañías del país ¿qué teatro público de Barcelona programa a una compañía madrileña? Ninguno".

Un negocio poco rentable
Albena Producciones es una compañía media que ha estado en Madrid con Besos. Ahora acaba de estrenar en Valencia, en el teatro Talia, Tu vida en 65 minutos, de Albert Espinosa, un formato de obra de dudosa rentabilidad si se piensa para Madrid:"Tendríamos que desplazar a seis actores, dos técnicos y un coordinador y contar con un teatro de 500 butacas como mínimo. Si tengo que pagar salario, hotel y promoción, y consigo llenar el teatro al 50%, que ya está bien, perdería dinero", añade Benavent. Incluso, obras con un cartel muy atractivo no se han visto en Madrid. Es el caso de La brisa de la vida, que en la pasada temporada interpretaron Nuria Espert y Amparo Rivelles, o Sarah Bernhart, que giran Emilio Gutiérrez Caba y Charo López.

En Barcelona pasa otro tanto, pero según la distribuidora Ana Gelín hay menos alternativas: "Los teatros públicos están vetados a compañías no catalanas y hay menos teatros privados, además de que los costes suben pues hay que pagar el hotel de los actores...". Quizá, la ventaja esté en el asunto de la publicidad: "tienen acuerdos con el ayuntamiento para promocionarse a través de banderolas en las farolas que, en Madrid, están reservadas únicamente a promoción institucional".

Todas estas circunstancias explican, según José Manuel Garrido, "que el teatro comercial busque vodeviles y comedias ligeras para que le salgan las cuentas, mientras el teatro de arte se refugia hoy en las salas alternativas".


260 bolos, una gira record
Seducir a los programadores es el hueso más duro de roer que tienen las compañías. Y en ello, ha destacado la compañía Titzina, la que más bolos ha hecho por España durante la temporada pasada, 260. Y, además, se trata de su ópera prima, Folies à Deux. Fundada en 2001 por Pako Merino y Diego Lorca, dos actores que se conocieron en la escuela de Lecoq en París, la obra se inspira en las "locuras" de los enfermos mentales para poner en práctica las técnicas de clown, comedia del arte y otras en el mejor estilo de los bufones. "Recorrimos con ella todas las ferias de teatro de España", comenta Pako Merino, "y ganamos muchos premios, lo que nos dio a conocer entre los programadores. A partir de ahí hemos tenido que dejar la distribución en manos de especialistas (los distribuidores Julio Perugorria y Ana García), ya que nos quitaba mucho tiempo". En Madrid y Barcelona han actuado en salas alternativas, y según dice, tiene bolos contratados hasta mayo del 2005.